El olvido es una herramienta de las clases dominantes y opresoras. Estas quieren que vivamos un presente perpetuo, sin pasado ni futuro.

Juan Carlos Cena

Actualizado: 18 Diciembre, 2021 14:40

Hay tiempos en que la memoria nos enciende, ese es el momento de la sublevación de la memoria de cada uno y ahí no más debemos convocar al otro. Para sublevar la memoria hay que convocar a los memoriosos.

Juan Carlos Cena

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PRÓLOGO

30 DE MARZO DE 1982 - UNA GESTA OLVIDADA

Por Juan Carlos Cena especial para Latitud Periódico

5 de mayo del 2012

"... el día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite/
los recuerdos atroces y los de maravilla
quebrará los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido."

Mario Benedetti

Esta obra, digo obra por su construcción, es subversiva. Ha sublevado a la memoria. En esa subversión ha derrotado al olvido. Desde las entrañas del derrotado olvido, la constructora, ha recuperado una gesta obrera celosamente enclaustrada. Gesta enterrada, cubierta por el malezal del extravío. Se ocultaba toda una valentía protagonizada por el movimiento obrero y el pueblo, encabezada y organizada por la clase obrera; hoy denostada por el pos modernismo más que por los propios factores de poder que si la tienen en cuenta. Estos intelectuales, que abarcan un amplia franja, al no poder ocultarla, la descalifican llamándola clase subalterna con un tono descalificativo despreciable; negando a la vez el papel que juega y jugaron los trabajadores como sujeto de cambio en la historia de las sociedades modernas. Gestas que son parte de los anales de las resistencias de la clase obrera en el mundo y en este caso, frente a la dictadura militar de la Argentina.

El olvido es una herramienta de las clases dominantes y opresoras. Estas quieren que vivamos un presente perpetuo, sin pasado ni futuro. Nada de construir esperanzas ni utopías. Estas, antes de su construcción se sueñan. Tampoco, nada de soñar. Soñar en esos términos es subversivo. Entonces hay que reprimir los sueños. Los pueblos no deben tener sueños porque después vuelven a soñar que hay que concretarlos. Enterrar la memoria y los sueños es uno de los objetivos del poder colonial para doblegar y someter mejor a los pueblos. La memoria es subversiva, hay que hacerla rendir ante el olvido.

Los pueblos despojados de su memoria se van enturbiando, la opacidad los abarca, no hay luz y por ello mueren. Las raíces pueden secarse sino son regadas. El olvido es el impedimento. Se debe generar una voluntad de cambio que revolucione a la memoria. Sin esa voluntad insurrecta no hay transformación posible.

La memoria y el olvido actúan solidariamente. El olvido es siempre ausencia de memoria en el presente. En algunos casos el olvido intenta borrar hoy lo que ayer fue vivido (...) La memoria, en ese sentido, es más una guía para la conducta, una ética, que la puntual rememoración de acontecimientos. H. Schmucler, 1994 Revista Estudios Nº 4, UNC.

Hay tiempos en que la memoria nos enciende, ese es el momento de la sublevación de la memoria de cada uno y ahí no más debemos convocar al otro. Para sublevar la memoria hay que convocar a los memoriosos. Esta obra (libro) los convoca. Es un disparador convocante. La memoria debe transformarse en roca, dejar de ser arena desparramada y, así, todos los granos unidos asestan un terrible golpe al cascarudo olvido. En su vientre oscuro esconde toda una madeja memoriosa, entre ella la conspirativa y solidaria. No será fácil el rompimiento.

Toda esta introducción tiene que ver con el carácter de la obra de Elena Luz González Bazán - ELGB. Este libro subversivo le encarga a la memoria que derrote al olvido. Que lo desmalece, lo abra para sacar de la tenebrosidad la memoria que oculta: toda una gesta del movimiento obrero y el pueblo lleno de enseñanzas. Ahí está la cuestión de las enseñanzas y de las ejemplaridades.

Esta resistencia oculta demuestra que no hay barreras de contención para la clase obrera cuando lucha por su dignidad y su emancipación de las tiranías. Construcción colectiva lograda en un largo y laborioso proceso. Esta acción fue una resistencia que hizo temblar al sistema protegido por la dictadura militar. Resistencia que hay que enmarcarla dentro de las historias de las resistencias del movimiento obrero en el país y en el mundo.

Para construir esa resistencia, la clase obrera argentina conspiró. Sí, sí, conspiró. Generalizando podemos decir con certeza y orgullo que la clase obrera argentina y el pueblo, que en ese devenir guarecieron a sus dirigentes y a otros compañeros, los hicieron invisibles. Se tejió entre las opacidades de la clandestinidad el tejido solidario. Los represores nunca pudieron ver esa ilación. Sólo sospechaban y amenazaban. Para rehilar el sedal de esa invisibilidad, conspiraron. Se conjuraban los iguales. Se igualaron. Es decir, los trabajadores de diferentes gremios fueron los primeros conjurados. Se diferenciaron entre ellos sólo por los oficios: ferroviarios, obreros de la construcción, mecánicos, metalúrgicos, gráficos y los despedidos de las fábricas, obreros rurales que arrastraron a campesinos, entre otros; posteriormente otras fuerzas sociales se fueron enhebrando en el telar de la conspiración.
Lo esencial es invisible a los ojos, decía A. S. Exupery. La clase obrera cobijó y contuvo a los trabajadores desocupados. No se desentendió de ellos, la malla solidaria construida los abrazó. Los desocupados continuaron siendo trabajadores. Los trabajadores ocupados no permitieron que los expulsados fueran desaparecidos sociales.

ELGB hurga y desentierra documentos enmohecidos por la oscuridad del olvido. En esa exhumación esos papeles en sus primeros fulgores nos dicen que pensaban los trabajadores sobre el petróleo, la deuda externa, la cuestión nacional, la soberanía nacional, además, como se organizaron a lo largo y ancho del país utilizando la geografía subterránea de las clandestinidades.

Me pregunto ¿Por qué los historiadores que responden a las vanguardias proletarias nunca investigaron este suceso? Desde los post modernos o liberales, es de esperar. Del mismo modo los bien leídos de la derecha peronista guardaron un saludable silencio. Fue un ejemplo maldito para ellos y otros distraídos. Estas vanguardias ¿se olvidaron todos de investigar este suceso que protagonizó la clase obrera?, es la clase más antigua de la humanidad, la que generó junto a los campesinos las riquezas de las naciones.
Puedo inferir que esta pugna contra la dictadura que no fue un hecho espontáneo, aunque sobre el espontaneismo también deberíamos discutir, fue producto de la organización de la clase obrera donde convergen diferentes ideologías políticas, credos, ateos y agnósticos, a todos ellos los unía la identidad de clase. Ellos organizaron el paro resistente que parte de un proyecto político que tiene que ver con la dignidad, los derechos humanos, el derecho a la vida, a no ser explotados, a rechazar las pretensiones de los factores de poder de querer hacernos trabajar de la cuna a la tumba; ser un país libre y soberano sin amo viejo ni amo nuevo. La de aspirar a vivir en un país que merezca ser vivido donde la democracia funcione a pleno.

La organización y puesta en marcha se consolidó a pesar de la vida clandestina y sus penumbras porque funcionó la democracia obrera.

Esto nos muestra el libro de ELGB. Hay mucho más para decir. Quiero terminar sugiriendo al lector que comience su lectura con lápiz y papel porque seguro que la memoria le tocara las sienes pidiendo un lugar en ese memorial.

Después de escribir este prólogo sentí un golpe en las sienes, pero no era la memoria, era Cesar Vallejo que me invitaba a recitar con él este poema de su autoría. Me acordé que la poesía fue siempre una de la más valientes formas de protestar, uno la llevaba en la boca vaporizada en los alientos, entre los dientes, era la más clandestina manera de decir las cosas y con belleza. El represor no la veía ni escuchaba y, si así fuera, no la entendía, no podía entender la palabra bella y rebelde.

¡VIBAN LOS COMPAÑEROS!

Solía escribir con un dedo grande en el aire:
“¡Viban los compañeros! Pedro Rojas”,
de Miranda de Ebro, padre y hombre,
marido y hombre, ferroviario y hombre,
padre y más hombre, Pedro y sus dos muertes.
¡Viban los compañeros a la cabecera de su aire escrito!
¡Viban con esta b del buitre en las enseñanzas
DePedro y de Rojas, del héroe y del mártir!*

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