"Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.."

Albert Einstein

Actualizado: 26 Junio, 2018 15:34

“Aún, si supiera que mañana el mundo se despedazaría, plantaría mi árbol de manzanas”.

Martín Luther King


CULTURA MONDONGO

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EL GRUPO MONDONGO INAGURUÓ SU MUESTRA

Redacción de Latitud Periódico

3 de junio del 2013

El domingo 2 de junio a partir de las 19 horas quedó inaugurada la muestra del grupo MONDONGO en el Museo de Arte Moderno, ubicado en la avenida San Juan 350 y dependiente del Ministerio de Cultura porteño.

Grupo artístico MONDONGO

El grupo artístico regresa luego de cinco años de ausencia de la Ciudad.

Se abrieron al público: Diseña tu mundo, medio siglo de trabajo, retrospectiva de Ronald Shakespear; Gran caja sonora y anillo relacional de Piero Mottola, la instalación de Florencia Rodríguez Giles; el video The empty entries, de Alfio Demestre; Site specific, de Santiago Gasquet y Luis Rodríguez, y Nudo de Autopista 2013, de Gachi Hasper.

ARGENTINA

Los Mondongo siempre han tendido a trabajar en series, muchas veces mirando géneros olvidados. En este caso representan en dos instancias diversas un contrapunto entre Paisajes y Retratos en diálogo con una serie de teatrinos y una escultura de monedas. El efecto resultante puede ser interpretado, de la misma forma en que ellos leen la obra de Fogwill, como un intento deliberado de desarmar los códigos de lo obvio.

Grupo artístico MONDONGO

“El retrato vendría a ser como una parte fundamental del cuerpo de nuestro engendro Mondongo, creo que la cabeza”, sostienen.

Vemos en sus paisajes el reflejo de las condiciones socioeconómicas de un país devastado y en los retratos un documento, un mapa que nos instruye sobre estilos de vida, el espíritu de la época, o un determinado contexto histórico social.

Existe una hermenéutica Mondongo. Una hermenéutica pródiga que nos da pistas para entrar en un mundo simbólico o engañoso. Pistas en los materiales utilizados, en los personajes elegidos, y en la disposición de los cuadros. Nada es lo que parece, retratos y paisajes enmascaran otra realidad más perversa que necesita de nuestra inteligencia y agudeza de percepción para ser develada.

LA TÉCNICA

“Las cosas y las ideas -escribe Gilles Deleuze- brotan o crecen por el medio, y es allí donde hay que instalarse, es siempre allí donde se hace un pliegue”.

La obra de Mondongo trata de elaborar un sentido a partir de esa masa caótica de objetos y referencias que constituye nuestro ámbito cotidiano.

TODO ES PAISAJE

Sostiene Kevin Power: “A veces, sentimos que encontramos personas y lugares que nos hacen reales”, sabiendo todo el tiempo que no somos “nada ni nadie”, dice el poeta William Bronk. En esta impresionante serie de paisajes, sin duda, Mondongo ha encontrado lo que les hace reales. El lugar es, a la vez, una localidad y un espacio interior. En otras palabras, se podría decir que estas imágenes constituyen una íntima revelación del ser. Los asombrosos cuarenta y cinco metros de paisaje sobre el drama latente de la naturaleza transmiten la impresión inmediata de algo no simplemente visto sino sentido.

Grupo artístico MONDONGO

Esta muestra se centra, principalmente, en la relectura de dos géneros relativamente poco frecuentados en el espacio de lo contemporáneo: el paisaje y el retrato. Mondongo ha desarrollado su propia manera de abordar estos géneros, empeñados, siempre, en defender su libertad para no atarse a un lenguaje o estilo. Sus versiones nos sobrecogen y nos transmiten sensaciones de pavor y de asombro, de misterio y espiritualidad: toda una serie de emociones ante el complejo tejido de tensiones del mundo.

El origen de los Paisajes se encuentra en un viaje que Laffitte y Mendanha hicieron a Entre Ríos; quedaron impresionados por la putrefacción fecunda de la vida vegetal y por las señales de muerte y renacimiento tras las devastadoras y frecuentes inundaciones. Poca gente recorre este paisaje por placer que vive tiempos de olvido, perturbado solo por la naturaleza misma.

Esta sobrecarga de paisaje nos encierra en los ciclos naturales de vida, muerte y rejuvenecimiento. Son fragmentos y brotes de energía que crean un conjunto cuya escala es literalmente espectacular. La belleza de las imágenes emerge de un caos primario; desde la oscuridad de una cárcava, pasando por los reflejos primaverales sobre el agua parada, al respiro del estuario pantanoso del río. Nos inundan de la misma manera que el paisaje ha sido inundado durante siglos; nos empapa y nos absorbe, nos amenaza y araña, e irremediablemente nos seduce.

Quizás una de las primeras reacciones sea la de recordar los Nenúfares de Monet. Sin embargo, Monet nos habla del hedonismo y las aspiraciones de una burguesía emergente con tiempo para el placer, mientras que Laffitte y Mendanha nos hablan de la irrefrenable voluntad de sobrevivir. Además, la serie contiene un cierto peso alegórico, al estilo de Poussin, sirve como un recipiente ocasional de imágenes en miniaturas que aluden a la historia de la zona y del país. Entre la maraña de vegetación descubrimos un cetro chaná; una figura humana enana y anacrónica; una oreja humana; un par zapatillas Topper o un helicóptero abandonado en la orilla.

En algún punto de nuestras vidas todos queremos saber cómo nos representamos y quiénes somos. El retrato pone imagen al espíritu colectivo de una época; a la forma en que se ve a sí misma y a la manera en que elige ser vista. Plantea no solamente la pregunta acerca de la apariencia del ser humano, sino, y más profundamente, la reevaluación de su situación frente al mundo. Ron Kitaj tenía razón al decir que ¡cada generación debe conocer su rostro!

Mondongo se siente a sus anchas en este género, y ha regresado a menudo a él a través de figuras del mundo artístico o literario, de la sociedad argentina, de amigos o miembros de su propia familia. Por ejemplo, el retrato de Rodolfo Enrique Fogwill constituye, sin duda, una aguda lectura sobre su personalidad. Fogwill no fue simplemente una figura literaria importante sino un amigo que frecuentaba el estudio. Mondongo lo veía como un hombre tenso e irasciblemente atractivo, que había vivido la vida empujando sus límites. Nos proponen un rostro surcado por los altibajos de su propia vida. Otro de los retratos más psicológicamente conmovedores es el de los hijos de Fogwill: una especie de representación simbolista, schoenbergiana, altamente cinemática realizada en cera. Parecen salidos de una película de Bresson o de Dreyer, en actitud expectante, como sombras oscuras y sensibles, como figuras espectrales.

Saben que los residuos del ser humano están ahí e intentan retratarlos, conscientes, al mismo tiempo, de que jamás podremos conocernos. Mondongo intuye que imagen que tenemos del mundo es falsa y que lo mejor que podemos hacer es una compleja serie de aproximaciones”.

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