1º
DE MARZO del 2013
DIA DE LOS FERROVIARIOS
Por
Juan Carlos Cena * especial para Latitud Periódico
1º
de marzo del 2013. Actualizado el 21 de marzo del 2016
Hay miles y miles de hombres
que solo conocieron la derrota
pero lo que no conocieron
fue el deshonor.
John William Cooke
La
historia de los ferroviarios es un testimonio de pugnas, abnegaciones,
sacrificios, rebeldías, muertes y desapariciones. Desde
sus inicios el movimiento obrero ferroviario fue duramente reprimido.
Nunca lo doblegaron. Todos los gobiernos de todos los signos
trataron de sujetar y domesticar a los trabajadores ¨ferrucas¨.
Los
trabajadores del riel somos nada más ni nada menos que
la carnadura imprescindible de ese medio de transporte que es
el ferrocarril. Porque entre ese objeto metálico que
es puesto en movimiento, llamado tren, y ese carnal que lo prepara
orgulloso y lo encaballa para que se deslice por las enrieladuras,
de nuestro territorio, se establece una relación biunívoca
vital, substancial: Ocurre lo real maravilloso entre el hierro
en movimiento y ese ser humano, toda una correspondencia casi
mágica. No se puede dividir esa relación que nace
desde su parición.
Todo
ocurre en esa relación indivisible que existe entre el
trabajo y el hacedor del trabajo que es el obrero, en este caso:
el ferroviario. El ferroviario es parte inseparable del ferrocarril.
El es el ferrocarril. Hierro con carnadura, unidad vigorosa.
Por lo tanto, eso es el ferrocarril. Armonía que se transforma
en una misteriosa relación, como ese adiós que
guarda el tren,
A tantas historias, tantas preguntas, damos tantas respuestas.
Es necesario aclarar que trabajar en el ferrocarril no es lo
mismo que ser ferroviario. El ferroviario incorporó a
su Ser ese inmenso objeto metálico en movimiento, como
su Sujeto: él es el ferrocarril, es de su pertenencia,
no como una propiedad privada, sino porque él es parte
constitutiva del ferrocarril, no está añadido,
adosado, sino contenido; el ferrocarril y el ferroviario constituyen
un conjunto integrado, armónico. Por eso, caminar por
las playas de maniobras o recorrer sus rincones es como recorrer
el patio y las comisuras de su casa.
Todas
estas cuestiones son las que van construyendo nuestra identidad:
somos trabajadores trashumantes montados sobre nuestra geografía.
En ese andar hemos sido solidarios, sembradores y cosechadores
de ideas, vertebradores e integradores de costumbres y cantares,
y así. Identidad que se cimienta en el trabajo reiterado,
en la relación social diaria, cotidiana, permanente,
repetida. Correspondencia que continua en el sindicato y en
el barrio, así, sencillamente, nos vamos consolidando
y elevando nuestra conciencia de trabajadores. En esa armonía
se establecen códigos de comportamiento, como que hay
que tener una actitud correcta frente al trabajo y colaborar
en la cuestión laboral con el otro, que se le atrasa
el trabajo porque no sabe o no entiende. Esta es una de las
manifestaciones firmes del sentido solidario que destierra el
individualismo y el egoísmo.
Cuando
uno define al ferroviario como parte indisoluble de ese modo
de transporte y este, el ferroviario, viene percibiendo primero
y sintiendo después que esa parte de él, la acerada
se oxida, descascara, que su movimiento esta lleno de fatigas
y su andar es irregular, que se cansa y descarrila tal como
lo veníamos anunciando a los gritos. Gritos de dolor
al ver que una estructura de más de 150 años se
detiene primero por obra de los hombres, avalados por otros
más, y que es violada, saqueada, destruida, después,
y que sus restos gangrenados empecinadamente pretenden seguir
siendo movimiento y no puede, la fatiga la descarrila y produce
muertes.
Ultima
escena de un crimen anunciado.
Nos maldecimos por haber tenido razón cuando dábamos
el grito preventivo una y otra vez. Maldecimos los silencios
de cobardes, cómplices y corruptos; 51 muertes sesgó
la avaricia y más de 800 heridos, el dolor sin medida,
no cuantificable, y las responsabilidades que se escaparon montados
en la cobardía.
Repito,
el dolor, el tremendo dolor de los accidentados con heridas
psicológicas, traumas como laceraciones y el dolor de
los otros, los familiares y amigos, el dolor que no cesa y los
oportunistas que como caranchos se quieren apropiar de ese dolor
para hacer politiquería de la más baja estofa.
Mariano
Ferreyra que luchaba contra las tercerizaciones en el ferrocarril
y Leonardo Andrada, maquinista testigo de la Masacre de Once
son nuestros nuevos mártires de esta democracia relativa.
Frágil
democracia que abandona a los verdaderos dueños de la
tierra, nuestros originarios y a los que luchan por un mundo
mejor.
En
este contexto, llenos de tristeza y vergüenza, conmemoramos
nuestro día, el día del ferroviario. Día
de reflexión, de mucha reflexión, día para
reanudar la marcha de la lucha para recuperar el ferrocarril
porque es un bien nacional al servicio del público. Pero,
no puedo dejar de decir con todas mis fuerzas que:
Maldigo
al maldito/ Maldigo a los malditos/ Maldigo al maldito que gangrenó
los ferrocarriles/ Maldigo a los malditos que lo corrompieron
/Maldigo a los malditos que lo contaminaron /Maldigo a los malditos
que se callaron/ Maldigo a los que se enriquecieron/ Maldigo
a los cobardes… maldigo a los malditos.
•
Juan Carlos Cena: fundador del MONAREFA. Autor de numerosos
trabajos y de EL FERROCIDIO y FERROCARRILES ARGENTINOS DESTRUCCIÓN
/ RECUPERACIÓN, entre otros.
• Secretario General del Personal Técnico de Dirección
de los FF.AA. 1984 – 1989.
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