EL
FERROCARRIL QUE NECESITAMOS PARA EL PAÍS QUE QUEREMOS
Reconquistar
el dominio político y económico de nuestra propia
tierra es nuestro deber para con nosotros mismos, para nuestros
hijos y para los hijos de nuestros hijos. No es una acción
fácil pero tampoco es una acción inabordable.
Los revolucionarios de 1810, de donde provenimos, nos dieron
el ejemplo de que nada resiste la voluntad del hombre puesta
al servicio de una gran causa. Scalabrini Ortiz.
Por
Juan Carlos Cena * especial para Latitud Periódico
9
de agosto del 2011
BREVES
CONSIDERACIONES PREVIAS
Las formas y maneras de penetración colonial por parte
de los países colonialistas ha cambiando. Ya no envían
La Legión Extranjera a Argelia o a los países
árabes, o las Águilas ululantes de la infantería
de Marina Yanqui a Viet Nam o a Camboya, o a Santo Domingo;
o los ingleses invadiendo con sus tropas al son de las gaitas
a la India, Pakistán; o los Holandeses a Indonesia; o
los Japoneses a China, y así entre otras invasiones.
Lo que no han cambiado son sus dos tentáculos. Uno que
succiona el esfuerzo y oprime a la vez a los trabajadores y
el pueblo de origen, y el otro, de la misma manera, a los países
colonizados.
Hoy
nos invaden a través de sus empresas, ya sean monopolios
estatales como Telecom, Telefónica, Repsol o privados,
o la penetración del sub-imperialismo brasilero montado
sobre nuestras redes ferroviarias: Circulan por los ramales
de los ferrocarriles Urquiza (Posadas-Zárate), San Martín
(Buenos Aires-Mendoza y todo el ferrocarril Roca (pampa húmeda
bonaerense).
En
la campaña electoral nadie ha dicho una sola palabra
de ninguna de las multinacionales que succiona nuestras riquezas
por parte de los factores de poder coloniales, que intervienen
y monitorean las leyes que ellos han auspiciado, impidiendo
otras que afecten sus intereses.
La llamada oposición continúa con su actitud protestataria,
entretenida en pronósticos, lecturas de horóscopos
varios y presagios. Está prohibido pensar, elaborar una
idea, preocuparse o diseñar un bosquejo o proyecto de
un país libre, soberano y desarrollado, ni pensar. La
religión de los mediocres no se los permite. Hablan de
la República, pero ella se construye con republicanos,
no con intolerantes progresistas o de los otros. Andan como
barrilete sin cola, al antojo de las brisas. Montarse en un
viento ni soñar. Todos van acoplados en el soplo de las
conveniencias. Ni aletean y al no hacerlo no tienen sustentación,
se desvanecen en el aire, mejor dicho se desploman.
Vale
un ejemplo: Decir algo sobre la estafa binacional por la compra
de material ferroviario a España y Portugal, nada. La
denominada madre patria y los vecinos peninsulares nos estafaron
en sociedad con los cipayos criollos, nadie de la oposición
señalado nada contra esta madre perversa, los lusitanos
papá de los brasileros y nuestros estafadores. Sólo
se les ha ocurrido proponer una comisión bicameral…
En general, opinar sobre los dirigentes políticos en
campaña y su pequeñez es asqueante. O como el
otro tema: los conversos de todos los pelajes que saltaron con
la garrocha retractil y se transformaron en intelectuales, políticos
y gremialistas K, abandonando bibliotecas completas, sueños
e ideologías adquiridas allá por las décadas
de los sesenta y setenta, pero que todo viene desde lejos. Hoy,
después del brinco, hacen y dicen lo que los K puros
no se atreven decir ni hacer, de esta forma muestran la sinceridad
del salto, son carroñeros.
La
campaña electoral se ha caracterizado por una mediocridad
espantosa. La medianía los une a todos sin excepción
a 360 grados. El aburrimiento del discurso pronunciado es insalubre
para todo ciudadano que se atreva a escucharlos. La opacidad
es parte de la mediocridad ideológica que los envuelve
y nos muestra y demuestra que tan dependiente son, que tan colonizados
están. Son portadores de una cobardía acumulada
casi infinita. Es la cobardía de los vulgares. Propulsores
del olvido y del beneficio de vivir un presente perpetuo (rentado),
sin pasado ni futuro, es decir, sin memoria.
No
son capaces, en al caso ferroviario, entre otros, de intentar
de imitar o divulgar lo que los países capitalistas centrales
utilizan y desarrollan el modo de transporte ferroviario en
sus tierras. Ni pensar, porque en una de esas se les escapa
ese pensamiento en medio de las incontinencias verbales de campaña
y cuenten que en la geografía del colonizador el ferrocarril
es estatal. Que los diferentes modos de transporte en esos lugares
son complementarios y no competitivos y que hay una ley general
que los regula. Nada de alabanzas, está vedado por los
intereses coloniales.
Para
disfrazar el verborrágico discurso engañoso de
la campaña electoral pintan a las consignas como proyectos.
Es decir, el consignismo edulcorado prevalece por sobre un plan
serio, claro y patriótico. ¡Que digo! Digo patriótico
en forma impertinente transgrediendo la cultura colonial impuesta,
que ha inducido a no pronunciar la palabra Patria. Cultura colonial
impuesta que tiene que ver con el engaño.
Eso
sí, nosotros los transgresores, los que no queremos ni
amo nuevo ni amo viejo, como decía el general Belgrano,
debemos asumir que fuimos derrotados integralmente… culturalmente.
Situación que hay que asumirla con valentía, y
decir que fuimos derrotados pero no vencidos. Por eso acá
estamos. Teniendo en cuenta como decía Simón Bolívar:
Por el engaño nos han dominado más que por la
fuerza.
Pero
nosotros los transgresores estamos desunidos. Somos un archipiélago,
debemos bregar por constituirnos en un continente, dijera u
compañero…
NADIE
HABLA DEL FERROCARRIL Y DEL TRANSPORTE CON SERIEDAD.
Todas son falacias. O sino recurren a expertos, como en el caso
de candidato Alfonsín (h), o viejos funcionarios burócratas
que están en los laberintos del poder desde los tiempos
de la dictadura de Onganía. Durante todo ese transcurso
hasta hoy han sido funcionales a todos los gobiernos colaborando
animosamente en la destrucción del sistema ferroviario.
En este caso, el de Alfonsín (h), convocó al geógrafo
Rocattagliatta, ejecutor de los mandatos coloniales junto a
otros. El candidato Alfonsín (h), hereda la estirpe de
su padre, es que durante su gobierno pretendió tupacamarizar
al ferrocarril en cuatro partes de la mano del inteligente Terragno.
Asesorados por Lou Thompson hombre del Banco Mundial, endosado
luego al gobierno de Menem. La política colonialista
continua bajo la iconografía peronista, hoy está
vigente. Repito, el progresismo no se atreve a pronunciar ni
una sola palabra, y al no pronunciarlas es cómplice o
asociado del saqueo nacional.
La
ideología del liberalismo aún está vivita
y coleando en sus cabezas. No hay ni un solo discurso vigoroso
que plantee: Un basta al saqueo de las reservas naturales, al
saqueo, la distorsión del transporte, comunicaciones
y las vías navegables, entre otras.
NOSOTROS
LOS FERROVIARIOS
¿Que decimos nosotros los ferroviarios desde el Mo.Na.Re.FA?
Movimiento Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles
Argentinos. Que nos hemos pronunciado y militado siempre porque
el ferrocarril es una Cuestión Nacional. Porque el ferrocarril
es un bien nacional, como la energía, las riquezas mineras,
las comunicaciones, entre otros bienes. Reafirmamos y sostenemos
que el ferrocarril debe volver a ser un sistema integrado de
transporte, industrias y comunicaciones modernizado. Un servicio
publico, que cumpla una función social, que entre sus
características principales figuren la de transportar
todo a todas partes y en todo tiempo, con la regularidad obligada
de sus servicios.
La única manera de reconstruir este sistema es que los
ferrocarriles en su totalidad vuelvan a manos del Estado, que
sean dirigidos por ferroviarios honestos, que no se permita
el retorno de los funcionarios corruptos que protagonizaron
el boicot, permitiendo e induciendo la obsolescencia y el vaciamiento
de la empresa ferroviaria. Sin estas premisas básicas,
el ferrocarril sólo cumplirá la función
de acarreador de mercancías y productos a puertos o a
zonas de intercambio, como en los tiempos del colonialismo inglés,
y no jugará ningún papel en el desarrollo integral
de la Nación.
Que
el Estado tenga en sus manos el transporte, la energía
y las comunicaciones es una cuestión de soberanía
nacional, que le permite posesionarse como Nación Soberana
frente al mundo. Apropiarse de cualquier manera de esos resortes
fundamentales del desarrollo, tiene que ver con objetivos nacionales
estratégicos irrenunciables.
Porque
para hacer posible (la recuperación de los ferrocarriles
para la nación) lo nacional debe unirse a lo popular
y lo democrático. Y lo popular y lo democrático
no puede realizarse sin la independencia nacional.
El
Ferrocarril regresará y se reconstruirá sólo
de la mano del pueblo. Este se lo pondrá al hombro desde
el interior del país. El ferrocarril no volverá
a través de una consigna, sino de un verdadero proyecto
en la que participe y se involucre a toda la sociedad. Esta
es y será la tarea a construir más cercana a la
necesidad real, que es la recuperación de ese modo de
transporte para la Nación. Reconstruir los ferrocarriles
es reconstruir a la nación. No hay reconstrucción
nacional posible sin la fuerte presencia del ferrocarril, para
que integre de nuevo el país, que beneficie a las economías
regionales, que restablezca la conexión perdida entre
pueblos y regiones, y para que en todos los pueblos abandonados
retorne la vida. Alguien se ha preguntado, en todos los gobiernos
nacionales, provinciales, municipales, legisladores, políticos,
sindicalistas, intelectuales, profesionales, etc. ¿Cuál
es el valor de un pueblo abandonado?
Como
podemos cuantificar que por la ausencia del ferrocarril hemos
pasado de la Accidentologia a la Siniestralidad por la cantidad
de accidentes y muertes en las rutas. Como se ponderan que hay
aproximadamente 1.200 pueblos fantasmas, abandonados por no
transitar más el ferrocarril por nuestra geografía.
Y la destrucción de la Industria Nacional Ferroviaria
con el cerramiento y saqueo de sus 37 talleres, sin contar los
establecimientos que eran proveedores de los ferrocarriles,
a todo esto hay que sumar los 85.000 trabajadores a la calle,
sólo me resta decir que nadie dijo nada durante la campaña
electoral sobre este tremendo Ferrocidio.
El
ferrocarril ha sido desintegrado. No cumple más una función
social, ya no va a todas partes, ha dejado pueblos sin agua,
sin comunicación, dejó en estado de quebranto
las economías regionales por la desconexión territorial,
ya no transporta todo, sino lo que les conviene.
El Sistema Integrado de Transporte Ferroviario, Industria y
Comunicaciones es el único sistema generador de fuentes
de trabajo, del restablecimiento de las conexiones entre poblaciones
y el único que les puede dar vida nuevamente a las regiones
carentes de aguas, pastura y centro de salud, como lo hizo antes,
cuando era deficitario. Todo el mundo habla del Producto Bruto
Interno, alguien se preguntó ¿cuál es el
Déficit Bruto Interno?
Repito: No apreciamos en ninguna ponencia, proyecto, plan o
cosa parecida, actualmente, de que se tome en cuenta que el
ferrocarril es una herramienta estratégica de gobierno
en el desarrollo social, económico y geopolítico
de la Nación, y que ese rol trascendente desparecerá
en manos privadas con su lógico fin de lucro.
Porque en los países coloniales, dominados o dependientes,
la cuestión nacional es el primer eslabón de la
lucha transformadora para construir un país libre, digno
y soberano, que merezca ser vivido.
Juan
Carlos Cena es miembro fundador del Mo.Na.Re.FA – Movimiento
Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos.
Autor de:
El Ferrocidio
Ferroviarios, Sinfonía de Acero y Lucha entre otros libros.
Además de cientos de trabajos de investigación
sobre la temática del transporte.
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