LA
CIUDAD DE BUENOS AIRES Y EL TRANSPORTE
PRIMERAS CONSIDERACIONES
PARTE I
Por
Juan Carlos Cena * especial para Latitud Periódico
22
de agosto del 2011
A
veces me pregunto si el mundo está gobernado
Por personas inteligentes que no está embromando,
O por imbéciles que hablan en serio.
Mark Twain
Hoy,
el sistema de transporte urbano de la ciudad de Buenos Aires,
está sumido en un desorden, reina el caos. Es una cuestión
grave que presagia un estrago fenomenal por ausencias de políticas
integrales de transporte serias y responsables. Las medidas
tomadas por el gobierno de la ciudad son de una improvisación
total y absoluta, propio de ignorancias o de intencionalidades
manifiestas, toda una cuestión alarmante. Pruebas al
canto. Veamos los decires del subsecretario de Transporte de
la Ciudad de Buenos Aires. El día 19 de agosto del 2011
este funcionario llamado Guillermo Dietrich en una entrevista
a un medio local, afirmó que "nadie cuestiona que
hay que priorizar el sistema público de movilidad".
Bárbaro, no se a que le llama sistema público
de movilidad. Más abajo dice que lo aclara.
Le
preguntaron por la bicicleta en la ciudad, los logros en la
ciudad, el Metrobús y las próximas medidas en
estos cuatro años que ahora tienen por delante. En el
tema de la bicicleta, sostuvo en su respuesta con firmeza: “se
ha duplicado el uso de las mismas, además reafirmó
muy suelto de cuerpo que: lo que estamos viendo es que se está
produciendo un cambio cultural que está siendo impulsado
tanto por el Gobierno como por los privados. Dijo, si, si, un
cambio cultural. Hay que pedalear y pedalear.
Continúo
diciendo que: “Veía el otro día en Puerto
Madero un cartel del nuevo supermercado Jumbo que decía
"en bicicleta en 5 minutos". Cada vez son más
las empresas que están desarrollando estacionamientos
para los empleados. En los centros comerciales de Palermo, Patio
Bullrich, Paseo Alcorta, tienen espacios especiales para estacionar
bicicletas donde antes estacionaban autos. Hay un montón
de elementos que dan cuenta de un cambio cultural profundo donde
la bicicleta comienza a ser algo habitual. Asombroso el cambio
cultural desde los supermercados, nunca visto ni escuchados.
Si lo oyeran los intelectuales que integraron los grupos de
Boedo o Florida, ¿Qué dirían, para que
debatieron tanto sobre que es la cultura?
La
respuesta que dio sobre los logros más importantes en
el área de Transporte y Tránsito afirmó:
hay dos hitos, uno de ellos es la bicicleta y el otro el Metrobús.
De no creer, que no nos escuchen los vecinos; Uruguay o Chile.
Las
ignorancias sobre el sistema de transporte, (o no, tengo el
derecho a pensar mal) es total. El no saber que ocurrió
en otras latitudes del mundo frente a este mismo problema del
transporte y como se solucionó es grave. Son hilarantes
y graves las respuestas. Vuelvo a Mark Twain que encabeza la
nota.
Habla este funcionario de la cultura de la bicicleta ignorando
que desde hace un largo tiempo en las estaciones ferroviarias
de los trenes suburbanos hay guarderías para bicicletas,
y que en los trenes suburbanos ya tienen un coche acondicionado
en cada formación para transportarlas, utilizadas por
pasajeros que han apelado a ese medio para trasladarse por las
ineficiencias del transporte ferroviario, el automotor y sus
costos.
VOCES
NO ESCUCHADAS
Como la de Julio Balbi, ex - Director del Ente Único
Regulador del Transporte de los Servicio Públicos de
la ciudad Autónoma de Buenos Aires. Diario La Nación
el 27-09-07., por esos tiempos ya nos alertaba, hoy se agravado
la situación del sistema de transporte de la ciudad de
Buenos Aires:
“En la actualidad, los problemas que plantean, por
ejemplo, el tránsito y transporte público de pasajeros
en la región metropolitana no van a ser resueltos mientras
se siga encarando su gestión pública sin ese compromiso
del que hablamos. Tiene que doler el sufrimiento de quienes
cotidianamente viajan hacinados en vagones desvencijados, no
pueden programar bien sus horarios y pierden premios como el
presentismo en sus trabajos. Tiene que doler ver cómo
estalla el mal humor de cientos de usuarios que, en medio de
su impotencia y cansancio, la emprenden contra bienes públicos
que deberían sentir como propios. “Tiene que doler
el sufrimiento de quienes cotidianamente viajan hacinados en
vagones desvencijados, no pueden programar bien sus horarios
y pierden premios como el presentismo en sus trabajos. Tiene
que doler ver cómo estalla el mal humor de cientos de
usuarios que, en medio de su impotencia y cansancio, la emprenden
contra bienes públicos que deberían sentir como
propios. El humor social en ebullición desnuda ausencias
irresponsables y, entre ellas, tal vez la más importante:
la ausencia del Estado. Las consecuencias de un mal servicio
afectan integralmente la vida social.
Luego,
Balbi sostenía y hacía referencia al suceso en
la estación Constitución:
Cuando el pasado 14 de mayo observábamos la explosión
de bronca de los usuarios de la línea Roca, en la estación
Constitución, que quemaban instalaciones, estábamos
siendo testigos de un hecho que excede largamente lo visto.
Esta línea ferroviaria transporta a más de 400.000
pasajeros diarios, que en la semana concurren a sus trabajos,
producen y toman parte en el desarrollo económico de
la región metropolitana. En el caso de la interrupción
de las líneas de subterráneos, que transportan
a casi un millón de pasajeros por día, no solamente
se altera su calidad de vida; también se afecta el desarrollo
productivo de la región, se incrementa el colapso del
tránsito, con el agregado de más de 200.000 vehículos
particulares, colapsan las líneas de transporte colectivo
de pasajeros y se convierte todo en un verdadero caos. Seguramente,
coincidimos en que no es lo que queremos para nuestra ciudad
y nuestra región. La prestación de los servicios
públicos debe atender a los derechos de los usuarios
en lugar de conculcarlos. El transporte automotor de pasajeros
transporta en la región metropolitana a más de
seis millones por día, de los cuales ingresa en nuestra
ciudad un número superior al millón setecientas
mil personas. Circulan 9.000 vehículos colectivos, de
los cuales muchos exceden la antigüedad recomendable: no
se renueva la flota como se debería renovar.
Sobre
la partida presupuestaria:
Hasta agosto último, ya se había ejecutado
el 71 por ciento de la partida presupuestaria de 1.548 millones
de pesos destinada a subsidios de colectivos, trenes y subtes.
La base de cálculo para determinar la correspondencia
de estos subsidios y su debida aplicación es confusa
y se aproxima más a medidas destinadas a paliar una emergencia
que al desarrollo de un plan integral de transporte. Es hora
de considerar que para salir definitivamente de la emergencia
provocada por la crisis última y por las políticas
de desguace de los 90 hay que fijar un punto de partida.
El
papel del Estado es, en este caso, una referencia ineludible.
La planificación de un sistema integrado de transporte
es una necesidad imperiosa de los tiempos que corren. Para ello,
es necesario considerar el transporte público en el marco
de una política de Estado para la región metropolitana,
en este caso.
En cualquier sociedad –y en particular en la nuestra,
con más de 12 millones de habitantes – resulta
imperioso que el Estado planifique, regule y controle este servicio
público con autonomía regional.
Finalmente,
no hay que olvidar que en la estación Constitución
nace un tendido ferroviario que nos comunica con las provincias
del Sur. En la estación Retiro, nace el nexo con todas
las provincias del centro, norte y oeste de nuestro país,
y en la estación Once, con las del centro-oeste. Un país
integrado por sus ferrocarriles.
Una sociedad justa es aquella en la que se gobierna sobre la
base de la consideración por el otro. Naturalmente, este
concepto es in escindible de una mirada integradora y moderna
de Nación, con un Estado y un país soberanos.
Ese es el desafío. Esa es la diferencia.
Opinión
llena de actualidad. Como si la hubiera escrito para estos días
como respondiéndole al sub secretario.
Porque viajar en ómnibus o en subterráneos en
la ciudad y hacer el trasbordo a un tren suburbano es una flagelación
que ningún credo religioso o secta fanática lo
ejerce ni se lo pide a sus adeptos como muestra de religiosidad.
Es un padecimiento perverso y continuo, es el maltrato generado
por la inutilidad de los funcionarios mediocres. Mochila que
es llevada estoicamente por el ciudadano todos sus días
laborales sobre sus espaldas, es decir, el trabajador/a, el
empleado/a o estudiante, el maestro/a, el albañil, el
niño y nuestros queridos viejos, envidia de los estoicos
o espartanos. Esto no tiene nada que ver con la calidad de vida
sino con el martirologio del usuario, del ciudadano, o sea,
el trabajador.
Este
es uno de los aspectos, donde raya la ignorancia y la ineficiencia.
El otro es que jamás se podrá reorganizar y proyectar
el sistema de transporte en la ciudad mientras el mismo siga
dependiendo de la Secretaria de Transporte de la Nación.
Toda una aberración que viene desde los tiempos menemistas.
Ningún
gobierno de la ciudad, después del de Menem, reclamó
la potestad de ser él, el que debe organizar y controlar
el transporte en la ciudad, y que coordine con la provincia
de Buenos Aires los diferentes modos. Este gobierno tampoco
lo reclamo. Al contrario, ha sido sumiso, silencioso.
Del
mismo modo, ningún bloque de diputados de la ciudad pidió
la derogación de la ley Dromí que reformó
las Estructuras del Estado Nacional, para que así el
gobierno de la ciudad tenga autonomía en organizar el
transporte como todos los estados provinciales y municipales.
Por esa dependencia, perversa, jamás el gobierno podrá
planificar el transporte de la C.A.B.A, para luego (repito)
poder coordinar con independencia un plan estratégico
con las autoridades del gobierno de la provincia de Buenos Aires
para solucionar los problemas de transferencia de cargas, pasajeros
y encomiendas.
El
transporte es un servicio público. Ese es el objetivo
fundamental del mismo, así sean sus prestatarios privados
o estatales. Por ser un servicio público, el gobierno
que administre la ciudad, en caso que se independice de la Secretaria
de Transporte Nacional deberá fijar normas claras de
comportamientos y de organización, las que deberán
ser de una aplicación rigurosa.
La
primera es que los diferentes modos de transporte deben ser
complementarios y no competitivos. Para ser complementarios,
el administrador del transporte de la ciudad debe planificar,
reglamentar y controlar los comportamientos de los prestadores.
•
Juan Carlos Cena experto en Transporte.
• Autor de los libros:
• El Ferrocidio 1º y 2º edición ampliada.
• Ferrocarriles Argentinos – Origen, apogeo, destrucción
y recuperación, de pronta aparición.
• Numerosos trabajos de investigación sobre la
temática del transporte, publicados en portales en Argentina,
América Latina y Europa.
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