LA
ROBLA OTRO RESTAURANTE PORTEÑO ADMINISTRADO POR LOS TRABAJADORES
Por Elena Luz González Bazán
especial para Latitud Periódico
18 de mayo del 2015
El
bar y restaurante La Robla está administrado por sus
21 trabajadores desde agosto del 2014, cuando éstos decidieron
constituir una cooperativa y de tal forma administrarlo. El
tradicional restaurante está ubicado en el barrio de
San Nicolás, Comuna 1, en Viamonte 1651, esquina Pasaje
del Carmen.
+GRANDE
Hoy la preocupación pasa por el posible
desalojo. En tal sentido, denunciaron el 15 de mayo pasado que
era inminente el desalojo.
Claudio
Oviedo, presidente de la cooperativa que gestiona el bar desde
agosto del 2014, señaló que están “enfrentando
un juicio de desalojo, el juez ya libró el mandamiento
y solo nos resta esperar la fecha”.
“Venimos a trabajar nerviosos, no sabemos si al llegar
va a estar la policía en la puerta indicándonos
que no podemos entrar, vivimos una situación de incertidumbre
constante”, sostuvo el mozo que trabaja en el lugar
desde 1986.
“Queremos solamente que la dueña acceda a dialogar
con nosotros, que nos de un plazo prudencial, no queremos usurparle
ni robarle el local, sólo queremos el tiempo necesario
para mudarnos y poder instalarnos en otro lugar”, afirmó
Oviedo. Y agregó: “No queremos que nos regalen
nada, lo único que queremos es trabajar”.
Las maniobras fraudulentas serían por
parte del último titular, Alex Gordon,
que “lo vació y se retiró dejando a
una persona a cargo que nos juntó y nos dijo: –
miren, esto no da para más. Hagan lo que quieran”,
precisó Oviedo.
Otra
de las trabajadores, Roxana López, que trabaja hace 13
años en el lugar afirmó: “Queremos ser
escuchados por la dueña del inmueble, que nos de una
oportunidad para continuar aquí, que este bar emblemático
de la Ciudad siga manteniendo sus puertas abiertas”.
El sábado 18 de abril los trabajadores
realizaron un festival para hablar con los vecinos y reclamar
que se frene el desalojo, lo que pedían y siguen solicitando
es que les den tiempo para conseguir otro espacio físico
y mudarse. Han juntado firmas y lo que piden es tiempo.
En este caso, La Robla cuenta con personería,
tiene al día los sueldos y pagos a proveedores y su número
de matrícula.
Como la historia de los comercios y empresas
recuperadas, todas pasaron por los mismos problemas, el vaciamiento
patronal, los salarios adeudados y luego el abandono del lugar
por parte de sus dueños.
El restaurante esta abierto desde hace tres
décadas. Se especializa en pescados y mariscos.
Este último dueño es el empresario uruguayo Alex
Gordon, y su socio Julio Rozas Chevalier. Previamente a la quiebra
de La Robla, Gordon estaba acusado de vaciar la cadena de comidas
rápidas Nac & Pop, contrayendo grandes deudas y dejando
a sus trabajadores en la calle de manera abrupta.
En el caso de La Robla, vació el lugar,
usufructuó el fondo de comercio, no pagó el alquiler
por un año, dejó grandes deudas con los proveedores
y por supuesto no les pagó a sus trabajadores.
Los otros ejemplos de negocios gastronómicos
que comenzaron autogestionándose por sus trabajadores
son: Don Battaglia, Mangiata, La Soleada y Alé Alé
y el más antiguo el Imperio.
Que
dice la letrada de los trabajadores
La abogada, Ornella Nociti, detalló que “el
juez Miguel Javier Costa, del juzgado civil número 93,
liberó la semana pasada el mandamiento de lanzamiento
que es la última instancia de desalojo, por lo que ya
estaría por recibirse la notificación concreta”.
“Tienen la autorización de allanar el lugar,
forzar cerraduras, utilizar la fuerza pública, cuando
en realidad no es necesario”, afirmó la letrada,
y consideró que el juez “nunca quiso atender a
los trabajadores” ya que “se pidieron varias audiencias
pero nunca los recibió”.
También
aseguró que: “Gordon estuvo un año entero
sin pagar el alquiler y la dueña del inmueble nunca pidió
la orden de desalojo, sin embargo una vez que supo que los trabajadores
decidieron convertirse en cooperativa inició la demanda”.
“Eso es bastante irónico, además ellos le
ofrecieron pagarle un alquiler y ella nunca quiso ni escuchar
qué es lo que querían ofrecer”.
No hay casualidades, sino causalidades…
Es dable también conocer que este bar,
en la década del 50 fue un conventillo.
Podemos hablar entonces de un patrimonio histórico y
cultural de la ciudad.
FUENTES:
Diario Z, Agencia Télam, página de La Robla, fuentes
propias.
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