"Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.."

Albert Einstein

Actualizado: 28 Septiembre, 2021 18:32

“Aún, si supiera que mañana el mundo se despedazaría, plantaría mi árbol de manzanas” .

Martín Luther King.


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LOS TÚNELES EN BUENOS AIRES
Parte I

Por Elena Luz González Bazán especial para Latitud Periódico

25 de julio del 2016

Los túneles en la ciudad de Buenos Aires han despertado teorías e investigaciones, descubrimientos y certezas. La ciudad colonial tuvo túneles que sirvieron, en principio, para varios motivos. Las primeras hipótesis fueron que pudieron ser:

• Vías para ejercer el contrabando,
• Sirvieron de simple paso entre edificios contiguos,
• Se utilizaron para esconder tesoros,
• Los aprovecharon los monjes para comunicar sus iglesias,
• Como refugio,
• Para las huidas.

Los otros análisis son variados y las hipótesis más comentadas son:
• Contrabando; defensa o escape de piratas e indígenas; cárceles o sitios de tortura; depósitos de armas durante la época de Rosas; encierro y tráfico de negros y esclavos.
• La suposición que pudieron haberse creado para el comercio ilegal aprovechando la cercanía del entonces Fuerte con el puerto. En este sentido, la ciudad en el siglo XVIII era muy pequeña, no superaba las 20 cuadras de extensión y la población era escasa.
• La presunción de que fueron pensados como defensa frente a una eventual invasión a la ciudad.

Las primeras noticias referidas a los túneles datan de mediados del siglo XIX y aparecieron en los diarios: el “Comercio del Plata” y en “La Gaceta Mercantil”. A partir de allí se los menciona esporádicamente en diversos medios, casi siempre como resultado de un descubrimiento casual.

En 1912 se ubican, los túneles de la Manzana de las Luces al construirse una sala de la antigua Facultad de Arquitectura, el piso cedió y dejó a la vista parte de una red de túneles que, construida seguramente por los jesuitas (expulsados por Carlos III en 1767), habían mantenido oculto su secreto.

En la calle Perú, la conocida Manzana de las Luces es otro de los lugares más reconocidos por su misterio subterráneo, las paredes fueron analizadas y remiten a fines de 1600 o principios de 1700.

La investigación actual sería complicada porque los cimientos, cañerías de agua, gas, electricidad, vibraciones de los medios de transporte han sido un obstáculo ¨insalvable para poder establecer sus conexiones¨.

Los jesuitas estuvieron en Córdoba, Santiago del Estero, Misiones, Mendoza y el gran Chaco entre otras, donde se encontraron construcciones bajo tierra,

La red podría abarcar: Uno de los túneles iría hacia Alsina y Piedras, lugar en el que se encuentra la iglesia San Juan Bautista. Otro tomaría rumbo hacia Belgrano y Perú, en donde estaba en 1760 la casa de la familia del Virrey. Otro se reuniría con el del Nacional Buenos Aires o seguiría hasta unir el Cabildo y la Catedral yendo hacía el río. De allí habría dos ramificaciones, una hacia la iglesia de la Merced y otra hacia el Fuerte (actual Casa Rosada).

Otros túneles descubiertos están bajo el Cabildo y el Colegio Nacional de Buenos Aires. En cuanto a iglesias: San Ignacio, a los cuales no se puede acceder por desmoronamiento en el cuartel que se levantó en Plaza Lorea, ubicado en Sáenz Peña y Avenida de Mayo.

Otro se encuentra en el Hospital Neurosiquiátrico Braulio Moyano. Los túneles que hay bajo la Casa de Gobierno, residencia anterior de El Fuerte de Buenos Aires.

En la escuela técnica Otto Krause y presumiblemente también bajo el casco de lo que fuera la estancia de los Olivera: “Chacra de los Remedios”, hoy Parque Avellaneda.

Debajo de la Escuela Normal Nº 2 Mariano Acosta, se sostuvo que durante la fiebre amarilla se construye un túnel para sacar a los muertos, el pasadizo iba desde el colegio hasta Plaza Once. No verificada esta hipótesis, sí se descubrió los restos de la abertura subterránea por parte de ex docentes del establecimiento, quienes de hecho no sabían hasta donde llegaba el túnel porque nadie se había adentrado en él.

LAS PRIMERAS REFERENCIAS DATAN DE 1848

En su trabajo de junio del 2010, el arqueólogo Daniel Schávelzon sostiene que las primeras referencias sobre túneles son de 1848. Esta primera noticia se publica en La Gaceta Mercantil y en El Comercio del Plata (1).

En cuanto a la causa se refiere a un escándalo relacionado ¨con un supuesto atentado contra la vida de Juan Manuel de Rosas. El motivo de la publicación: los rosistas aprovecharon para inculpar a un viejo enemigo, para insistir en la necesidad de destruir a los unitarios y demostrar la eficiencia de la policía; a su vez, los unitarios divulgaron la noticia para mostrar la barbarie Federal. A unos y otros les sirvió para escribir páginas más llenas de epítetos que de verdades; de allí que hoy sea difícil entresacar qué fue lo que realmente sucedió. Pero lo único importante para el tema es que este episodio permitió descubrir por lo menos 2 túneles importantes¨.

Luego y sobre la misma fuente se verifica que el 3 de febrero de 1848 se encontró mientras se cavaba un pozo, un túnel en Belgrano 93; ¨al adentrarse en él se ubicó una salida construida en mampostería que conducía a Belgrano 97, propiedad de Claudio Stegman. Este hombre ya había sido denunciado anteriormente por acopio de armas, por lo cual se había excavado un pozo en su patio aunque nada se había descubierto. En esta oportunidad se lo encarceló rápidamente, y el mismo jefe de policía tomó cartas en el asunto. Se inició una larga pericia que llevó a excavar el túnel, descubrir sus accesos, hacer un plano, describir los objetos encontrados en su interior, y —lo más importante—, enumerar los túneles de los cuales había tradición en la época¨. En cuanto a los peritajes de Felipe Senillosa, Saturnino Salas, José Arenales y Feliciano Chiclana, sus descubrimientos y las pruebas aportadas contra Stegman, se utilizarían en la actualidad, en la arqueología, para demostrar su inocencia.

La Gaceta Mercantil

Acá se describe los primeros túneles coloniales. Es la página de la Gaceta Mercantil con las noticias.
Luego afirma Schálvezon: En la investigación se encontró un túnel al cual se accedía mediante un pozo de balde, con una orientación este-oeste en el tramo mayor —quizás de unos 20 metros—, y que luego torcía hacia el norte. Estaba sin terminar, habiendo pruebas de haber sido abandonado, y —como se deduce de los textos—, se habían rellenado sus bocas de acceso y luego apisonado y cubierto por dos pisos posteriores en los patios donde estaban las entradas. Uno de éstos había sido construido por Eduardo Taylor al remodelar el edificio en 1839. El tramo más alto tenía “la altura de un hombre” y luego se reducía a una altura como para tener que andar “a gatas”; el ancho máximo descrito es de una vara. Las marcas de las azadas y picos usados para trabajar la tierra estaban aún intactas, lo que se usó de prueba para demostrar que eran muy recientes. ¡Qué pensarían si hoy en día se les pudiera mostrar que estas mismas marcas aún permanecen intactas en los túneles de la Manzana de las Luces! Una de las entradas tenía una escalera tallada en la tierra. Lo que es de lamentar es que, cuando más tarde se descubrió que existían otras cuatro entradas, y que el túnel tenía ramificaciones, no se las describió adecuadamente; además, el plano levantado en la ocasión nunca llegó a publicarse.

Por otro lado, el jefe de policía comenzó desde sus primeras actuaciones por diferenciar este túnel de otros más antiguos que la población recordaba. Constantemente escribía acerca “de una tradición de que en tiempos de los antiguos jesuitas expulsos había un conducto subterráneo que conducía al actual Hospital de Hombres o Residencia” que era necesario definir si “la mina descubierta era una mina de explosión o más bien una de esas mismas de que hay tradición se hicieron en el país en otros años”, dejando en claro que existían túneles antiguos y que a éstos tampoco había que confundirlos con cisternas, sótanos, aljibes y otras obras privadas. Según sus propias palabras “que tenían algún uso en las familias o en las casas de comercio”.

En los documentos se enumera una lista de los túneles de tradición respecto a los que se pudo obtener información en ese año de 1848:
“La primera vía subterránea de que se ha hablado desde tiempo inmemorial (…) se halla debajo de la calle Potosí, es decir, atravesando desde el templo de San Ignacio hasta una de las casas que fueron de don José María Coronel, casas que pertenecieron antiguamente a la Compañía de Jesús, antes de su primer expulsión, y en la cual daban aquellos padres ejercicios espirituales. El objeto para que se construyera esta vía de comunicación subterránea es desconocido, pero se sabe que ella fue obstruida completamente después de su expulsión.
La segunda, que es la que puede llamarse legítimamente mina, sobre cuya construcción, que fue en 1806, (…) queda en otra manzana y en distinta dirección de la que se contrae la presente nota. La tercera de que se ha hablado también, y que se decía ser construida en 1812, no fue más que una excavación, de poca profundidad, que se hizo en lo que hoy es el fondo del almacén en la calle de Belgrano Nº 97, es decir, el de Stegman (…) aquel trabajo tuvo como objeto buscar un armamento que entonces se denunció (…)
También se ha hablado de una vía subterránea que se decía conducía, desde el ya citado templo de San Ignacio, hasta la Residencia, actual Hospital General, mas esto no es cierto según he podido inquirir, hasta no quedarme duda. De donde infiero que es equivocada con la que atraviesa la calle de Potosí y a que ya me he referido” (2).

Schávelzon afirma que esto ya demuestra la existencia de los túneles en aquellos tiempos. Que se tenía claro que existían. Aunque la investigación realizada por el funcionario es endeble: ¨nos trae al menos algunos datos de gran utilidad. El resultado de su análisis es parco: de los cuatro casos, uno era de 1812 (una excavación), otro no existiría, otro sería una mina hecha en 1806 con objetivos no especificados (¿la hecha por Centenach contra los invasores ingleses?), y sólo quedaría como realmente antiguo el túnel que pasa por San Ignacio hacia la calle Alsina, que por cierto existe. Nada más hubo al respecto; pero esta muestra nos señala la posibilidad que abre el estudio más detallado de la información sobre túneles escrita o documentada en el siglo XIX¨.

Primer estudio científico de un túnel.

Primer estudio científico de un túnel: dibujos de Federico Burmeister hechos en 1893, de un túnel en Hipólito Yrigoyen, bajo el antiguo Museo Nacional.

Notas:
1) Nos. 7325 y 7358, del 17 de abril y 16 de mayo de 1848, Buenos Aires, págs. 1-2; El Comercio del Plata, Montevideo, 29 de febrero de 1848.
2) Idem…

Primera versión el 16 de junio del 2013

Producción compartida con Haydee Dessal.

Fuentes: varias y propias.

Caracteres: 10.548

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2018 el tercer Año Internacional de los Arrecifes

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