El
30 de marzo de 1982, la movilización obrera invisible,
la que no se quiere historiar…
UNA GESTA OLVIDADA
Parte II
¨El
olvido es ausencia de memoria. El olvido es una herramienta
de la clase dominante. La memoria es un proceso social. Despojados
de su memoria, los pueblos se opacan, mueren. Y suelen morir
en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no
interesa, aturdidos por voces que los llaman a no recordar,
apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza
de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de
memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta fidelidad
no hay ética posible¨.
Juan Carlos Cena
Por Elena Luz González Bazán * especial para Latitud
Periódico
28
de junio del 2011
El
27 y 28 de junio de 1975 se llevó adelante un paro general
por 48 horas que enfrentó la política económica
del gobierno de Isabel Martínez, su ministro de Economía,
Celestino Rodrigo y el ministro de Bienestar Social, José
López Rega. El éxito de aquella movilización
fue el desplazamiento de ambos ministros. Luego, el tiempo del
golpe se apresuraría y desde las usinas del golpe impulsarían
a aquella etapa que se inició el 24 de marzo de 1976.
En homenaje a aquella jornada, un adelanto sobre una gesta olvidada:
el 30 de marzo de 1982.
Lo
previo
No hubiese existido el 30 de marzo de 1982, sino hubieran ocurrido
antes todas las formas de resistencia, primero Luján,
luego lo que fue lo fundacional: el paro del ´79 convocado
por los 25 y las grandes movilizaciones a San Cayetano en 1981.
Se estaba gestando y ganando la calle, palmo a palmo, espacio
a espacio, enfrentando a la montada, los gases y los hidrantes,
las balas de goma y las de plomo, soportando el asedio de las
fuerzas represivas de la dictadura que no medraron en golpear
y reprimir, cuyo saldo fue de más de 3.000 detenidos.
Esta
impresionante marcha de los trabajadores del movimiento obrero
dejó herida a la dictadura, un golpe mortal que luego
juega con esa avanzada criminal que fue Malvinas, donde volvió
a pagar el pueblo trabajador, entregando sus mejores hijos.
Malvinas,
tapó la lucha del movimiento obrero, los años
de la mentira y la hipocresía sumaron para lograr desinstalar
que todos fueron responsables, todos se avinieron a la llegada
de la última dictadura militar.
Han
pasado 26 años de aquella movilización de masas.
32 años del golpe militar, se hace necesario descorrer
el velo de aquella mentira instalada, por eso se puede afirmar
según el trabajo de los pocos que han investigado esta
verdad silenciada, que entre el 65 y 70 por ciento de los desaparecidos
son trabajadores. Que se cuentan que fueron miles los delegados,
miembros de comisiones internas, activistas y militantes obreros
que fueron arrancados de sus casas, fábricas y de la
vía pública para acallar la protesta, instalar
el terror y doblegar al movimiento obrero.
Los
tiempos de la historia reciente, las falacias instaladas y las
historias que se van conociendo, gracias a quienes han ido rescatando
lentamente esa realidad, vuelve a pensar que siempre triunfa
la verdad.
¨El
Estado en todos estos tiempos, como el actual, fue un instrumento
con que ha contado el Capitalismo para la materialización
de sus propósitos de dominación, sin la cual no
podría subsistir, ha perseguido siempre cualquier intento
de los trabajadores tendientes a mejorar su triste condición
de explotados. Ha boicoteado por todos los medios todo intento
organizacional, ha provocado la desunión entre los trabajadores
a través de agentes provocadores, traidores. En forma
sutil y no tanto. Cuando no lo pudo lograr, estos fueron reprimidos
sin vacilación desde los comienzos organizativos. La
clase obrera resistió siempre esa coerción, manipulación,
boicot y todas las políticas de cooptación a través
de las prebendas, rechazó con fiereza las pretensiones
de las clases explotadoras de hacerlos trabajar de la cuna a
la tumba¨. Juan Carlos Cena – Historia de las Masacres.
El
tiempo de la verdad es un tiempo de lucha, la verdad se instala
cuando hay lucha, es la historia de los vencidos, los vencedores
ya la tienen elaborada, y hay una parte importante de la sociedad
que está dispuesta a comprar el discurso dominante. Es
más sencillo, más fácil y no crea compromisos.
La
verdad es, en sí misma, una necesidad. El tiempo de la
verdad está surgiendo, es la obligación de quienes
asumen ese compromiso, no doblegarse. La mediocridad ha durado
mucho y seguirá instalada por un tiempo más, pero
podemos ser capaces de arrasar con los mediocres y emplazar
la verdad de los que lucharon y fueron vencidos, pero honrosamente.
Mil flores pueden ser pisoteadas, si una queda en pie, esa es
razón suficiente para que renazcan primaveras…
En
jaque por sus propias contradicciones y por las tendencias a
la revuelta popular, la dictadura se lanzó inmediatamente
a la invasión de las Malvinas. Por eso mismo, el 30 de
marzo de 1982 debe ser rescatado como una de las grandes gestas
de la lucha popular, de la rebelión obrera en las calles.
La versión de que la dictadura se cayó como consecuencia
de su propia descomposición, sin que los trabajadores
y el pueblo atinaran a enfrentarla, es una suerte de "historia
oficial".
Más
de mil quinientas personas resultaron detenidas durante la manifestación
convocada por la CGT nacional aquel 30 de marzo de 1982, según
el diario Crónica. En el casco céntrico porteño
hubo al menos tres horas de violentos enfrentamientos entre
los manifestantes, que intentaban llegar hasta la Plaza de Mayo,
y centenares de policías apostados en distintos lugares
de la ciudad se sostiene desde los medios de aquel momento.
Quienes participamos de aquel día podemos afirmar que
la resistencia comenzó a las 10 de la mañana y
entrada la noche seguía los focos de lucha, reagrupamiento
y vuelta a empezar, que para esas horas los detenidos en la
ciudad eran miles, el interior no quedaba atrás, fue
un día glorioso del Movimiento Obrero en todo el país.
Las formas de resistencia fueron miles, tantas como los que
manifestaban, se atacaban los carros hidrantes y cárceles
rompiéndoles faroles, pinchado cubiertas. Los miguelitos,
las bolitas para hacer volar por los aires a los gendarmes,
las hondas, las piedras y todo lo que se ponía a tino.
Nada
faltó, todo fue suficiente y necesario.
Los
bares cerraban sus puertas pero acogían a los manifestantes.
En la zona se ayudaba a los heridos que volvían nuevamente
al enfrentamiento.
La bronca era tan grande, la indignación no tenía
límites. Las corridas y los reagrupamientos, el insulto
verbal, la pelea cuerpo a cuerpo tratando de no permitir el
arresto. Todo valió en aquella jornada, protagonizada
por el valor y el coraje. Nada asustaba, ni los cientos, miles
de fuerzas de seguridad y militares, los civiles armados, los
famosos ford falcon, todo estaba, los caballos y sus secuestradores
uniformados. Todo estaba y nada les sirvió frente a un
movimiento de masas que le dijo a la dictadura militar que quería
su fin.
Las
fuerzas de seguridad no sólo arremetieron contra quienes
integraban las columnas de manifestantes, sino que detuvieron
también a tres periodistas (uno de ellos de una cadena
de televisión norteamericana) y a tres reporteros gráficos.
Uno de los problemas que debían enfrentar los uniformados
se centraba en que los grupos populares se armaban y disolvían
rápidamente en distintas esquinas, para reaparecer una
y otra vez a corta distancia, improvisando con ello una táctica
que obligó a la policía a redoblar su acción
y a endurecer la represión.
Entre
los detenidos figuraban el entonces secretario general de la
CGT nacional, Saúl Ubaldini, y cinco integrantes de la
comisión directiva; el Premio Nobel de la Paz Adolfo
Pérez Esquivel, junto a un grupo de madres de Plaza de
Mayo; Carlos Saúl Menem (por entonces dirigente justicialista),
junto a tres integrantes de la rama femenina del justicialismo,
mientras desde la Unión Cívica Radical, que también
había adherido oficialmente a la marcha, se denunciaba
la detención del dirigente Juan Carlos Zambarieri.
En otros lugares del país también hubo represión,
como sucedió en las ciudades de Córdoba y Rosario.
Hubo movilizaciones en muchos lugares del país. El paro
no pasó desapercibido.
Protagonistas
de aquellos años sostenían: el 7 de noviembre
de 1981, en la movilización a San Cayetano, con una parafernalia
represiva en Liniers, Ciudadela y gran parte de los alrededores
de la iglesia en Liniers.
¨El
7 de noviembre de 1981 concurrimos a la primera concentración
que durante la dictadura convoca la C.G.T. frente a la Iglesia
de San Cayetano, por Pan, Paz y Trabajo¨ aseveraba un participante.
¨Por primera vez lo hacemos con un cartel que nos identificaba,
el que nos es arrebatado por la policía a la vez que
se llevaban detenidos a algunos de los asistentes de nuestro
movimiento. La concurrencia del único organismo derechos
humanos que estuvo presente como tal, marca claramente nuestra
adhesión a las causas del movimiento obrero y nuestra
permanente voluntad de vincularnos con las organizaciones sociales¨,
certificaban los integrantes de Familiares de Detenidos –
Desaparecidos.
Continúan
diciendo: ¨El 30 de marzo de 1982, la C.G.T. llama a una
manifestación de protesta. Concurrimos a ella, pero es
imposible realizarla. Un infernal operativo llevado a cabo por
la policía montada y la infantería de policía
se pone en práctica y lo impide. Buenos Aires parece
el escenario de una guerra; se tiran gases lacrimógenos
y los "carros neptunos" bañan a los manifestantes.
Es asesinado un obrero; hay cientos de detenidos, heridos y
contusos¨.
Por
otro lado, un documento de los Familiares de Detenidos –
Desaparecidos de septiembre de 1988 afirmaba que había
habido resistencia.
En el mismo afirman: ¨Se oculta celosamente la resistencia
obrera y popular. Se pretende hacer creer que, salvo las heroicas
Madres de Plaza de Mayo, “todos somos responsables”
de lo sucedido. Se exalta a los que se fueron del país
y se ningunea a los que trabajamos en la clandestinidad y entre
las masas para organizar y desatar la lucha antidictatorial¨.
Y
luego continúa: ¨Al triunfar el golpe la clase obrera
tuvo que retroceder. Se abrió un prolongado período
de reflujo en el movimiento de masas. Pero poco a poco comenzaron
a desarrollarse los gérmenes de la resistencia. Fueron
surgiendo luchas parciales “que permitieron acumular experiencias
en el combate contra un enemigo desconocido y feroz”.
Entre
octubre y noviembre de 1976 se produjo la lucha de los trabajadores
de Luz y Fuerza que se fue irradiando por todo el país,
los sindicatos de luz y fuerza fueron parando, más de
cuarenta días con sus noches jaquearon a las fuerzas
dictatoriales, pese a los secuestros y la desaparición
del secretario general Oscar Smith y de varios delegados en
Buenos Aires. Los despidos y las amenazas proferidas en comunicados
militares hacia todos los obreros de la energía, mientras
que en Córdoba lo desaparecían a Tomás
del Carmen Di Toffino, secretario General.
En
Santa Isabel, no obstante el secuestro y desaparición
de René Salamanca el mismo 24 de marzo y pese a estar
perseguida y encarcelada la Comisión Directiva del sindicato,
por supuesto confrontativa y resistente al golpe militar. Se
llevó adelante una lucha encabezada por una comisión
de 18 obreros por aumento de salarios y se ganó.
Galleguito Dal Ponte de Perkins, Córdoba. En el caso
de la Peugeot se produjo una concentración de 4.000 obreros
en la planta. La policía detuvo a seis compañeros
y acto seguido la totalidad de los trabajadores abandonó
la planta y rodeó a las fuerzas represivas. Eran actos
de heroicidad que no se han querido levantar deliberadamente.
También
ese mismo día y ante la mirada atónita de las
mismas fuerzas militares los trabajadores procedieron a sentarse,
generando desconcierto entre los policías y los efectivos
militares. Impartida la orden de disparar contra los trabajadores
sólo algunos soldados lo hicieron al aire. Otros bajaron
sus fusiles. Algunos obreros arengaron a los soldados. Luego
bajó de un helicóptero un jefe del Regimiento
7 de Infantería y se sucedió un diálogo.
Finalmente los detenidos fueron liberados y más tarde
se logró el aumento.
Se produjeron luchas en otras grandes empresas como Ford, General
Motors (Barracas), Mercedes Benz, Standard Electric, La Cantábrica¨.
En octubre de 1977 se produjo la gran huelga nacional ferroviaria
que marcó un nuevo momento en la resistencia.
Desde fines de 1977 y durante 1978 la dictadura desarrolló
una intensa campaña de propaganda e hizo enormes preparativos
bélicos para una guerra fratricida con Chile en torno
al conflicto por el canal de Beagle. La dictadura instrumentó
el Mundial de Fútbol de 1978 para acelerar su curso guerrerista.
Para la navidad de 1978 estábamos al borde de una guerra
con Chile.
Pero
la dictadura hasta ese momento con suficiente aire debió
soportar el enfrentamiento popular. Entre agosto y septiembre
de 1978, especialmente en las capas más explotadas del
proletariado. En los últimos meses de ese año
se realizaron gigantescas manifestaciones por la paz con Chile
convocadas por la Iglesia, con gran participación de
jóvenes y mujeres. Esto condicionó fuertemente
a la dictadura videlista y fue un factor esencial que frustró
sus planes belicistas. Ello abrió un nuevo momento, de
avance de la resistencia.
La
nueva fase se evidenció en el paro general del 27 de
abril de 1979, que fue precedido por el paro ferroviario del
5 y 6 de abril organizado por el Movimiento Nacional Ferroviario.
La clase obrera le hizo el primer paro nacional a la dictadura
a pesar del terror, de los jerarcas colaboracionistas y de la
acción de los quintacolumnistas. Según datos de
la propia dictadura salieron a la huelga el 60 por ciento de
los trabajadores del Gran Buenos Aires y más del 30 por
ciento en todo el país.
Se fueron desarrollando más luchas luego del paro nacional.
Tuvo gran importancia la primera huelga larga contra la dictadura
videlista que protagonizaron durante 30 días los obreros
del Swift de Berisso no obstante la represión y la traición
que soportaron. También se puso en acción el movimiento
campesino con las concentraciones del Valle de Uco (Mendoza),
Cañada de Gómez (Santa Fe) y Villa María
(Córdoba).
El
30 de marzo fue una gesta gloriosa, invalorable, deliberadamente
ocultada. Un momento del avance de la conciencia, no sólo
fue por PAZ, PAN Y TRABAJO, la consigna que resonó en
todo el país fue: ABAJO LA DICTADURA MILITAR.
FUENTES:
CTERA 11-09-2005, POLITICA Y TEORIA Nº 59 PCR, LOS ANDES
DE MENDOZA 2 DE ABRIL DEL 2007
• El presente trabajo es un adelanto del libro de pronta
aparición sobre aquella gesta del Movimiento Obrero,
el 30 de marzo de 1982.
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