¨Es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos. Son las escuelas la base de la civilización¨.

Domingo Faustino Sarmiento

Martes 14 Agosto, 2018 17:51

 

 

 

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MONSEÑOR ENRIQUE ANGELELLI

ENRIQUE ANGELELLI

 

En una homilía de octubre de 1963 decía:

"No nos cansaremos de bendecir al Señor, que nos ha llamado a vivir en la hora presente, porque nos ha llamado a ser forjadores de una nueva sociedad...

El verdadero cristiano desconoce la palabra pesimismo, porque significa renunciar a vencer, a esperar y a combatir..."

 

"Es evidente que todo intento de auténtica renovación, lleva como precio el sufrimiento, la incomprensión y a veces hasta la calumnia; esto no nos debe hacer trepidar, sino que serena y firmemente sepamos comprometernos vitalmente con quienes sufren la desorientación en la búsqueda de la verdad; con quienes padecen hambre, miseria o injusticia en su vida; con quienes buscan una comunidad auténticamente más cristiana porque es auténticamente más humana; con quienes no quieren compromiso con la mentira, la mediocridad, la superficialidad y el conformismo cómplice".

 

ENRIQUE ANGELELLI

 

MONSEÑOR ANGELELLI A RAÍZ DEL ACTO ELECCIONARIO Y EL VOTO

El 25 de febrero de 1973, en plena campaña electoral, en la misa dominical a la que asistieron los candidatos del FREJULI, Héctor J. Cámpora y Vicente Solano Lima, el Obispo leyó las

´Reflexiones sobre las elecciones de marzo´, que fueron suscriptas por todos los sacerdotes. En ellas decía:
"Votar no consiste solamente en depositar una ´papeleta´ en una urna. Votar es hacer y construir nuestra propia historia argentina y riojana. Es poner el ´hombro´ para que como pueblo no se nos considere solamente en las urnas sino el gran protagonista y actor en la reconstrucción de la Patria. Es para eliminar las causas que engendran injusticias, miserias, odios, éxodos obligatorios".

"Mientras ayer observábamos gestos y actitudes contra el mismo pueblo, hoy vemos ´salvadores´ y ´mesías´; cuando ayer observábamos silencio ante la ¨represión¨, el atropello al hombre, imagen de Dios, hoy vemos gestos que desconciertan y oímos lenguaje ´revolucionario´. Cuando ayer negábamos un justo salario, hoy vemos que se toman actitudes de paternalismo repartiendo dádivas y comprando conciencias con el dinero... ¿Se ha operado una conversión? ¿Es demagogia? ¿Es la vieja maña de captar votos?..."

 

 

 

 


El hombre es el más misterioso y el más desconcertante de los objetos descubiertos por la ciencia.

Ángel Ganivet

 

El hombre actual ha nacido o bien para vivir entre las convulsiones de la inquietud, o bien en el letargo del aburrimiento.

Voltaire

 

ENRIQUE ANGELELLI / BIOGRAFÍA

Por Elena Luz González Bazán especial para Latitud Periódico

14 de agosto del 2018 *

Enrique Ángel Angelelli Carletti nació el 17 de julio de 1923, en Córdoba. Fue el primer hijo de Juan Angelelli y Celina Carletti, inmigrantes italianos que vivían en la zona denominada entonces "Camino Rodríguez del Busto", en las afueras de la ciudad.

La familia Angelelli se dedicaba a las faenas del campo: era una zona de chacras y quintas, donde se cultivaba alfalfa, maíz, porotos, lechuga y otras hortalizas que llevaban al mercado de la ciudad. El cuidado de algunas vacas, cerdos, gallinas y caballos completaban el trabajo en el campo.
Ingresa al Seminario Metropolitano de Córdoba con 15 años.
En 1943, tenía 20 años comienza el ciclo de filosofía que duraba 3 años, en el Seminario Mayor.

En 1947 ingresa al segundo año de teología y es enviado a Roma para completar sus estudios en el Colegio Pío Latino. A los 26 años es ordenado sacerdote, en octubre de 1949 y obtiene en Roma la Licenciatura en Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana.

DE REGRESO

Comienza su labor como Vicario Cooperador en la Parroquia San José de Barrio Alto Alberdi, en la ciudad de Córdoba, y Capellán del Hospital Clínicas. Entre sus tareas estaba la visita a las villas de la zona, ubicadas entre Deán Funes y 9 de julio al 1500.

En 1952 es designado asesor de la JOC (Juventud Obrera Católica), y su tarea la realizó en la capilla de Cristo Obrero. Allí se instaló en un altillo, al costado de la capilla, que formaba parte del Hogar Sacerdotal, donde vivían varios sacerdotes.

La JOC tenía un planteo metodológico: ver, juzgar y actuar. Su fundador el sacerdote belga José Cardjín.

En 1958, suma a su tarea, la participación en la Junta Arquidiocesana de la Acción Católica

DABA CLASES

De Derecho Canónico y Doctrina Social de la Iglesia en el Seminario Mayor y era Profesor de Teología en el Instituto Lumen Christi, entre otros. Trabajaba en la Curia Arzobispal y ayudaba en la pastoral universitaria, colaborando en el asesoramiento de algunos centros de la Juventud Universitaria Católica (JUC).

El 12 de diciembre de 1960 fue designado por el Papa Juan XXIII, Obispo Auxiliar de Córdoba, y el 20 del mismo mes fue nombrado Vicario General de la Arquidiócesis.

El 12 de marzo de 1961 recibió su consagración episcopal en la Catedral de Córdoba, lo acompañaron los obreros y trabajadores, los hombres humildes de los barrios. Eligió como lema para su escudo episcopal la frase del Evangelio de Juan: "Para que todos sean uno".

Siguió utilizando su moto Puma, a pesar de las recomendaciones que la dejara porque no era parte de su lugar como obispo.

El 11 de octubre de 1962 se inicia el Concilio Ecuménico Vaticano II, el Papa Juan XXIII había sostenido en un radiomensaje que la Paz y la Justicia Social eran los problemas centrales a los cuales debía abocarse la iglesia.
Monseñor Angelelli y muchos más se congregaron en Roma.
Renuncia en el Seminario de Córdoba, su rector, es nombrado Angelelli.

¨En septiembre del 64 concurre a la tercera sesión del Concilio. A su regreso, en las vacaciones del 65 renuncia Monseñor Castellano al Arzobispado de Córdoba. Sería lógico que lo reemplazara Monseñor Angelelli por ser el único obispo en Córdoba, pero los canónigos eligen a su Deán, Edmundo Rodríguez y Álvarez. Angelelli se retira del obispado y fija su residencia en un colegio cerca de su casa natal. Allí se abocó al trabajo pastoral en la zona con los chacareros y quinteros del lugar.

El 15 de mayo de 1965 se hizo cargo de la arquidiócesis de Córdoba, Mons. Raúl Francisco Primatesta. Rehabilitó a Angelelli, designándolo como Obispo Auxiliar, aunque fue reemplazado como Rector del Seminario Mayor. Intensificó entonces, las visitas pastorales a las Parroquias, tanto urbanas como rurales. La presencia del "Obispo Auxiliar" en las parroquias rurales y sus múltiples capillas quedó marcada en la vida de esas comunidades, no sólo porque iban más allá de las rituales visitas canónicas, sino porque le dedicaba el mayor tiempo posible, escuchando lo problemas de la gente y alentando el trabajo de la comunidad. En la mayoría de estas capillas era la primera vez que se acercaba un Obispo. En todos los pueblitos o caseríos se organizaban recepciones con arcos de flores y lo mejor que tenía esa gente...¨ IEA Sede Académica Nacional.

MOMENTOS DIFICILES: EL PAPEL DE MONSEÑOR ZASPE

Ya siendo Papa, Pablo VI, envía a Monseñor Zaspe, arzobispo de Santa Fe, como delgado personal para ver qué estaba pasando en la diócesis de Angelelli, ya que los ultraconservadores lo acusaban por su trabajo pastoral.
Zaspe escuchó a todos los sacerdotes, religiosas y laicos y envió un informe más que favorable sobre la acción de Angelelli, mientras los que cuestionaban su trabajo, ya que decían que esto no hacía la iglesia, se negaron a hablar con el representante papal o se desataron en insultos y agresiones verbales.

GOBIERNO DE CÁMPORA – PERÓN E ISABEL MARTÍNEZ

El 25 de mayo de 1973, Cámpora y Solano Lima asumen la presidencia y vice de la Nación; en la gobernación de La Rioja, asumía Carlos Saúl Menem.
Luego de la muerte de Perón, asume Isabel Martínez, en julio de 1974 y la represión se hacía sentir, esencialmente, por los grupos como La Triple A, Comando de Organización, CNU y tantos otros.

Los asesinatos se pusieron a tono, el 11 de mayo de 1974 es asesinado el padre Carlos Mujica. En octubre de ese año, estando Angelelli en Europa para visitar al Papa, recibió una carta de sus sacerdotes en que se le informaba que su nombre estaba en la lista negra de la Triple A. Angelelli no se quedó más tiempo en Roma, tal se lo sugerían, regresó al país.

A principios de 1975, Angelelli hizo pública una carta personal del Papa Paulo VI en que expresaba "nuestra paternal complacencia por su intensa y sacrificada actividad en favor de los más necesitados... Condenamos las violencias y difamaciones de que ha sido objeto... por mejorar a los sectores más pobres del pueblo riojano y por la renovación conciliar..."

Al iniciarse el año 1976, al presidir las fiestas patronales, el Obispo instó a ser ´testigos de la esperanza y mensajeros de la paz´, ante la situación difícil que se vivía en el país y en su provincia, donde la represión arreciaba de manos del coronel Battaglia, jefe del batallón 141 de La Rioja. El golpe de estado estaba muy cerca.

El 8 de febrero en la misa radial dijo:

"La Iglesia no puede ni debe renunciar a prestar, desde su intransferible misión, ayuda a su pueblo a que asuma sus derechos y sus deberes con responsabilidad, a que cada persona de nuestro pueblo sea respetada y ayudada a crecer como lo quiere Dios. No le es, por tanto, ajeno a su misión, estar junto al que sufre, al desorientado, al que está privado de la libertad".

Después el Ejército detuvo al Vicario de la Diócesis, a varios sacerdotes y dirigentes laicos del Movimiento Rural.

A un mes del golpe, el 25 de febrero Angelelli, acusado de infiltrado comunista en la iglesia le escribe a las autoridades eclesiásticas argentinas afirmando lo siguiente: "Entiendo que el asunto va más allá de La Rioja, nos incumbe a todos... solicito a mis hermanos Obispos, porque urge, una evaluación más profunda... Necesitamos urgentemente clarificar la misión que nos corresponde a las Diócesis y a la Vicaría Castrense, en manos de Monseñor Bonamín que clamaba por una nueva cruzada regeneradora a cargo del Ejército de Dios... Es hora que abramos los ojos y no dejemos que generales del Ejército usurpen la misión de velar por la Fe Católica... No es casualidad querer contraponer la Iglesia de Pío XII a la de Juan y Pablo... Hoy cae un Vicario General; mañana (muy próximo) caerá un Obispo. Por ahí se me cruza por la cabeza el pensamiento de que el Señor anda necesitando la cárcel o la vida de algún Obispo para despertar y vivir más profundamente nuestra colegialidad episcopal... Es una gracia de Dios para una Diócesis estas pruebas; ayuda mucho a unir y profundizar el presbiterio y el resto de la comunidad diocesana... Este cuestionamiento que se me hace me replantea, por el bien de la Iglesia y de la paz, la opción que Uds. bien conocen (mi renuncia).

El 17 de marzo el Comodoro Aguirre y otros jefes militares increparon públicamente al obispo en Chamical y abandonaron la misa en el momento del saludo de paz. Angelelli decide suspender la misa en la base aérea militar.

Luego del golpe, en abril de 1976, Monseñor Angelelli baja a Buenos Aires para reclamar personalmente ante el Ministro del Interior general Harguindeguy por sacerdotes detenidos y por la ola de represión en la provincia.

Nuevos subterfugios: en el aeropuerto, el avión de Aerolíneas partió sin previo aviso y Monseñor Angelelli debió regresar en micro, aunque su equipaje había sido cargado en el avión. Inmediatamente se conoció que su equipaje había sido violado y sus papeles leídos. El ejército utilizando su poder de fuego y de fuerza sometía al obispo a malos tratos. En una carta a su amigo Bertaina, le comentaba sobre los malos tratos cuando pide audiencias y lo obligaban a pedir permiso todas las veces para los retiros espirituales de los sacerdotes.

Ese mismo mes Angelelli envía una carta a Monseñor Zaspe (vicepresidente del Episcopado) denunciando los atropellos militares contra el pueblo riojano y sus sacerdotes, y expresa que "es hora que la Iglesia de Cristo en la Argentina discierna a nivel nacional nuestra misión y que no guarde silencio ante hechos graves que se vienen sucediendo". Pero el episcopado guardó silencio. Zaspe y otros dos obispos se entrevistaron, sin embargo, con el presidente Videla y le expusieron los hechos. Pero días después el Jefe del Batallón de Ingenieros de La Rioja dispuso la suspensión de la misa radial de Angelelli y la suplantó por la misa celebrada por el capellán del batallón.

El tiempo se acelera, en mayo Angelelli asiste a la Conferencia Extraordinaria del Episcopado y denuncia ampliamente la situación de su diócesis:
Detención de sacerdotes y religiosas,
Violación de correspondencia,
Prohibición de visitar a los presos,
Prohibición de la misa radial,
Requisas en los ejercicios espirituales, laicos detenidos,
Campañas sistemáticas de difamación,
Vigilancia en la acción pastoral de los barrios, etc.

Las quejas llegaron nuevamente hasta Videla, pero el resultado fue una mayor vigilancia y control policial.

Por medio del arzobispo Primatesta, en la provincia de Córdoba, Angelelli consigue una audiencia con el general Menéndez, el motivo reclamar por los detenidos políticos y sociales de La Rioja. La respuesta de Menéndez fue clara: "El que se tiene que cuidar es Usted".

ALMUERZO EN FAMILIA

Antes de regresar a su Diócesis, Angelelli almorzó con sus familiares y les confesó: "Ustedes tienen que estar preparados. La cosa está muy fea y a mi cualquier día de estos me barren".

Marilé, su sobrina, le preguntó entonces: "¿No tienes miedo, tío?
"Sí, un miedo tremendo. Pero no puedo esconder mi mensaje debajo de una cama", fue la respuesta rápida de un Angelelli que se mostraba preocupado, pensativo y silencioso.

En una entrevista periodística, expresaba: "Yo me siento feliz de vivir en la época que vivo. Me parece importante vivir en esta época de cambios profundos, acelerados y universales. Me siento igual a todos, débil como todos pero al mismo tiempo solidario con todos los hombres. Porque se nos ha dado en este momento histórico la posibilidad de construir algo nuevo".

Pero no sería él quien realizaría ese algo nuevo...

EL SECUESTRO DE LOS CURAS PALOTINOS

El 18 de julio de 1976 fueron secuestrados dos sacerdotes de Chamical, el Padre Gabriel Longueville y Fray Carlos de Dios Murias. El 20 a la tarde, una cuadrilla de obreros ferroviarios encontró los cadáveres de ambos sacerdotes, a unos 5 kilómetros de Chamical hacia el sur, acribillados a balazos, maniatados y con evidentes signos de haber sido torturados. Inmediatamente Angelelli elaboró un minucioso informe, cuya copia apareció "misteriosamente" después del asesinato del obispo en el despacho de Harguindeguy.

El jueves 22, Monseñor Angelelli presidió la Misa de exequias concelebrada por cuarenta y tres sacerdotes. En la homilía, asumiendo el dolor de la muchedumbre presente el Obispo dijo:
"¿Cómo no vamos a llorar al que es carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre, afecto de nuestro afecto, miembro de nuestra familia, hijo del Cuerpo de Cristo, miembro de su pueblo, testigo de su pueblo! ¡Cómo no los va a llorar Chamical!... No hay ninguna página del Evangelio que nos mande ser tontos. Nos manda ser humildes como la paloma y astutos como la serpiente... nos manda tener alma y corazón de pobres, nos manda buscar a los más necesitados porque son los privilegiados del Señor... Yo los invito a que oremos por los que los mataron. No interesan las siglas ni los nombres. Les repito, no tenemos nosotros los ojos cerrados, ni los oídos cerrados, tenemos la inteligencia normal de todo ser humano, o sea que, si hay que saber, y podemos tener algunos elementos y estar en condiciones de informar a quien se debe y en algún momento tengamos que informar... Pero, ¿hay hermanos nuestros que pueden imaginar o pensar, o programar violencias y hay otros que las ejecutan? Y a lo mejor coinciden?

EL PRÓXIMO SOY YO

Ya saliendo del cementerio, Angelelli con su vestimenta de obispo, cambio de mano el báculo y le dijo al médico César Abdala de Chamical: "El próximo soy yo".
Sacerdotes amigos íntimos le aconsejaron que se aleje de la Diócesis, pero su respuesta fue clara: " Es eso lo que buscan, que me vaya, para que se cumpla lo dicho en el Evangelio: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas".

EL FINAL

El 4 de agosto por la mañana, Monseñor Angelelli le pidió al P. Arturo Pinto, Vicario Episcopal, que lo acompañara en su viaje de regreso a La Rioja. Y le encomendó que hiciera revisar la camioneta Fiat Multicarga. "Yo me encargué -narró Pinto, de llevar la camioneta, y controlarle el aire, el aceite y cargar el combustible para que estuviera en condiciones para el viaje... Almorzamos en casa de las Hermanas, e inmediatamente después preparamos todas las cosas, cargamos los portafolios y aproximadamente a las dos de la tarde estaba todo listo para emprender el regreso".

A las dos de la tarde el Obispo fue hasta la camioneta. Y como si le costara decidirse a iniciar el viaje de regreso, se volvió a tomar unos mates, comentando que le cansaba hacer ese camino. Luego se dirigió a la Iglesia parroquial para "hacer una visita al Santísimo". Estaba tranquilo, aunque se lo notaba preocupado. Subió a su vehículo, llevando al padre Pinto como acompañante, y partió rumbo a la ciudad de La Rioja, distante unos 150 kilómetros. Eran pasadas las 14,30 horas.

"Salimos por el camino viejo porque temíamos que alguien estuviera viendo. Íbamos conversando normalmente y andábamos a una velocidad normal porque no teníamos mayor apuro... Pasamos Punta de Los Llanos, tomamos la curva de la misma población. De pronto, yo que iba medio perfilado hacia el "Pelado", noté que un vehículo nos alcanzaba. Identifiqué ese vehículo como un Peugeot 404, de los viejos. Alcancé a notar como los que tienen alitas atrás en las puntas y de color gris, tirando a blanco. Una vez que este vehículo se nos puso al lado, hizo una maniobra hacia delante de nosotros, rápida. Y en ese momento se produjo como una explosión. Y yo no recuerdo más nada"...

El reloj de Angelelli había quedado parado a las tres de la tarde. La policía encontró su cuerpo "prolijamente" depositado sobre la tierra, de espaldas y en cruz, y prohibió a los periodistas sacar fotos, mientras alejaba a la gente del lugar. Instantes después, un grupo de militares con armas largas custodiaban el lugar. Recién a las 21 horas, el cadáver del obispo fue llevado al hospital Plaza de la Rioja, seis horas después del "accidente".

LOS FESTEJOS DE LOS REPRESORES

En el casino militar del batallón 141 y en el diario El Sol se brindaba con champagne, el coronel Battaglia llamaba por teléfono al director del diario "El Independiente" para decirle que "hay que publicar que fue un accidente por el reventón de la goma trasera". Fue la versión oficial, lamentablemente aceptada también por el episcopado en cómplice silencio, mientras la Santa Sede a través de su órgano oficial L´Osservatores Romano hablaba de un "extraño accidente".

El 19 de junio de 1986 el Juez Aldo Morales, tras haber acumulado 1800 fojas del expediente judicial, declaró sin ambages "que la muerte de Monseñor Enrique Angelelli no obedeció a accidente de tránsito, sino que fue un homicidio fríamente premeditado, y esperado por la víctima".

FUENTES: IEA – Instituto Enrique Angelelli / Sede Académica Nacional, fuentes varias y propias.

• 18 de agosto del 2015


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