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EL
BUEN PERIODISTA
El
buen periodista es un elemento escaso en nuestro país,
porque para ser buen periodista es necesario ser buen escritor.
En Europa encontramos que el periodismo cuenta en sus filas
con los mejores literatos, políticos, figuras científicas...
En fin, si es dado dirigirse al público cuando se han
demostrado condiciones de superioridad mental; y no hay ministro
de Estado que previamente no se haya dado a conocer como colaborador
de algún diario.
Se me argüirá que aquí podría ocurrir
lo mismo; pero lo grave está en que casi todos nuestros
políticos, apenas si saben leer y escribir; y nuestros
escritores... Pero ¡yo soy un individuo sensible! No,
no voy a hablar mal; no quiero hablar mal porque no pasa un
solo día sin que algunos de los que pretenden conocerme
exclame:
-¡Este tío está cada vez más envenenado!
Y lo curioso es que yo soy un tío cordial y optimista.
En el
buen periodismo, además de la descripción de
un acontecimiento, tenéis también la explicación
de por qué ha sucedido; en el mal periodismo, en cambio,
encontramos sólo la descripción, sin ninguna
conexión o referencia al contexto histórico.
Ryszard
Kapuscinski
(...)
El periodismo es una maravillosa escuela de vida.
Alejo
Carpentier
El poder
para moldear el futuro de una República estará
en manos del periodismo de las generaciones futuras.
Joseph
Pulitzer
El periodismo
es el tejido de mentiras más complejo que jamás
se haya inventado.
Kurt
Tucholsky
El periodismo
mantiene a los ciudadanos avisados, a las putas advertidas
y al Gobierno inquieto.
Francisco
Umbral
El periodismo
consiste esencialmente en decir.
Gilbert
keith Chesterton
El periodismo
es libre o es una farsa.
Rodolfo
Walsh
Me sorprenden
las discrepancias en el mundo del periodismo sobre lo que
realmente ocurre, porque hace a lo mejor cinco o diez años
sí podía ser cierta esa visión de una
arquitectura más conceptual, pero hoy en día
esta distinción es totalmente irrelevante.
Rem Koolhaas
Estoy
muy interesado en el progreso y avance del periodismo, después
de haber dejado parte de mi vida en esa profesión,
la recuerdo como una noble profesión de inigualable
importancia por su influencia.
Joseph
Pulitzer
El periodismo
al que me dedico, que es el escrito, de plumilla, de articulista
y reportera, es un género literario como cualquier
otro, equiparable a la poesía, a la ficción,
al drama, al ensayo. Y puede alcanzar cotas de excelencia
literaria tan altas como un libro de poemas o una novela.
Rosa
Montero
LA
POLÍTICA
Me
pregunto con asombro en qué país estamos, porque
no acabo de entender el fenómeno de la democracia que
vuelve alados a los bueyes, ágiles a los rengos, sanos
a los enfermos, contentos a los melancólicos, charlatanes
a los mudos, cuerdos a los estúpidos, imprudentes a
los timoratos, dispendiosos a los tacaños, decentes
a los deshonestos, villanos a los pulcros, activos a los perezosos,
optimistas a los que nunca vieron el reverso de un billete
de quinientos pesos... Insisto... no comprendo este fenómeno
que ha provocado la presencia de las elecciones.
Porque a mí me parece bien y comprensible que un señor
de cuello palomita, polainero, con pata de gallo en el vértice
de los ojos y chaleco de fantasía, haga política.
No sólo que me parece bien, sino que hasta lógico,
pues son estas bellas personas las que con apetitos de tiburones
y recursos de limosneros en el bolsillo, pueden encontrar
un porvenir en la política.
También me parece sensato que en estas aventuras de
voto y urna, se embarquen los perdidos y los vagos, ya que
ni los vagos ni los perdidos tienen nada que perder en dicho
asunto sino que van a pura ganancia; pero lo que no encuentro
explicable es que personas que durante todo el año
hacen derroche de cordura, pierdan en tres días su
buena dosis de sentido común y se conviertan en correveidiles
de los caudillos parroquiales y aspirantes a una banca en
la Cámara.
Y si no, observen ustedes. Nadie, pero nadie, ha encontrado
a uno de los candidatos a diputados de las presentes elecciones
pegando carteles, acarreando engrudo, extendiendo papel en
los muros. Ni tampoco a ningún señor de cuello
efectuando las mencionadas operaciones. Cuando más,
junto a tres voluntarios del engrudo (transportador de escalera,
tacho y papeles) va un señor de cuello flojo, manos
de carnicero y gesto de tahúr. Dicho caballero no trabaja
sino que dirige la pegadura, y lleva para inspirar respeto
un bastón con nudos que más que bastón
es garrote.
FUENTES:
varias y propias.
Caracteres:
10.816
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AGUAFUERTES PORTEÑAS
ROBERTO ARLT
Producción
periodística de Latitud Periódico
3
de enero del 2017
Lo
que entregamos es una selección de textos de Roberto
Arlt sobre el periodismo y la política…
Sobre
este oficio o profesión tan cara y necesaria, hace
tantas décadas… Roberto Arlt hacía una
crónica descarnada sobre el periodismo y los que en
esta profesión hablan sin conocimiento, opinan y opinan
sin elementos…
En cuanto a la política y sus planteos nos alertan
de momentos hoy vividos en todo su esplendor: corrupción,
degradación y falta de valores… no es casualidad
tiene causas profundas…
PARA
SER PERIODISTA
Después
lo atenderé a usted que me pide la fórmula para
ser periodista; pero antes, permítame que le conteste
tres líneas a un muchacho que firma una carta con el
nombre de Emilio.
Amigo Emilio: Usted está por hacer el disparate más
grande de su vida y que más tarde le va a costar lágrimas
de sangre. Déjese de macanas; aguante o váyase
al Chaco. Con toda seriedad. Es lo que le puedo decir, respondiendo
a su sincerísima carta. ¡Ah! Otra cosa. Cartas
así no se escriben nunca a un desconocido, como el
que soy yo para usted. Usted es sencillamente una criatura.
Y ahora, volvamos a usted señor que quiere ser periodista
y que cree que son suficientes algunos conocimientos de «sociología
y dos años de Nacional».
PARA
SER PERIODISTA
No
me refiero a los buenos periodistas, que son escasos; me refiero
a las condiciones que se necesitan para improvisarse un mal
periodista como los que abundan, por desgracia, en nuestro
país.
1. ª condición: Ser un perfecto desvergonzado.
2. ª condición: Saber apenas leer y escribir.
3. ª condición: Una audacia a toda prueba y una
incompetencia asombrosa.
Eso
le permite ocuparse de cualquier asunto, aunque no lo conozca
ni por las tapas.
Satisfechas
estas condiciones, usted puede triunfar, es decir, convertirse
en uno de esos perdularios de cara patibularia que lleva a
la cola un fotógrafo desencuadernado y que, en cuanto
suceso ocurre en la calle, hacen acto de presencia entre la
admiración de la gente que cree que los periodistas
se lavan la cara y «son personas preparadas».
De
más está decirle, estimado consultor, que la
sociología no sirve absolutamente para nada en la profesión
de mal periodista. Ni tampoco los dos años de Nacional.
Ya ve usted que yo no pude pasar de tercer grado...
LO
QUE USTED QUIERE ES UN EMPLEO
Usted
no quiere ser periodista; lo que pretende es un empleo en
un diario, y tiene razón en poseer esas ambiciones,
porque en la mayoría de los diarios abundan como las
moscas negras los empleados, y escasean como las moscas blancas,
los periodistas. Dedicarse al periodismo por vocación
y porque, en realidad, se poseen cualidades para ello, está
bien, pero muy bien. Mas es el caso que el gran porcentaje
de la gente empleada en los diarios está en ellos por
la necesidad de ganarse unos pesos; nada más. Así
llegan al periodismo infinidad de individuos que no tienen
cabida en otra parte ni sirven para nada. Cuando un individuo
se da cuenta de su insuficiencia para toda actividad, exclama
con un tupé desconcertante: «¡Me voy a
dedicar al periodismo!».
Es fabulosa la cifra o porcentaje de cuadrúpedos que
se encuentra en esta profesión.
Uno no sabe si indignarse o reírse, pero de hecho,
comienza por admitir que si uno se pudiera convertir en un
Mussolini, lo primero que hacía era mandar a la cárcel
a cuanto individuo se dijera periodista. ¿Usted se
acuerda de la historia del Buen Mozo de Guy de Maupassant?
Es la historia del noventa y cinco por ciento de las personas
empleadas en los diarios. Un individuo que se encuentra en
la vía y tiene que dedicarse a robar o al asalto en
banda, tropieza con un amigo, y el amigo se lleva las manos
a la cabeza, indignado de ver a un hombre que se ahoga en
un vaso de agua. Y exclama:
-Pero ¿por qué no te dedicás al periodismo?
-Pero si no sé escribir -contesta Buen Mozo.
-¿Quién te ha dicho que para ser periodista
hay que saber escribir?
Y Buen Mozo se convierte en periodista.
OFICIO PARA VAGOS
El periodismo, así entendido, es un oficio para vagos
y para audaces. Recuerdo (yo he sido periodista) que en la
profesión he conocido tipos formidables. Inclasificables.
Usted no sabía qué pensar de ellos, si habían
cursado un bachillerato especial en la leonera, o de dónde
salían. Me acuerdo de uno, que en cuanto crimen se
cometía, lo primero que hacía al llegar «al
lugar del suceso» era revisarle los bolsillos al muerto.
Tenía una habilidad magistral para ese trabajo. He
conocido a otro que se hacía seguir de un atorrante
de menor cuantía y, lugar adonde llegaba y al cual
estaba prohibida la entrada, exclamaba mi tipo al introducirse:
«Déjelo entrar, es mi secretario». La gente
lo confundía con el juez, y creo que hasta era carterista
o lancero de bondi. Más tarde supe que había
sufrido persecución de la justicia.
Sin embargo, estos individuos que nos merecen un desprecio
cordial son útiles en ciertas formas de las muchas
actividades que reviste el periodismo subalterno. Es decir,
insustituibles.
COSAS
DE LA POLÍTICA
He
visto a un cojo pegador de carteles. A un cojo auténtico,
a un rengo verdadero y para colmo, con muletas. Iba en mangas
de camiseta y lo rodeaban una cuadrilla de beneméritos
del engrudo y el pincel.
He visto un camión cargado de facinerosos. Este camión
se adornaba de banderas argentinas y llevaba a los costados
el siguiente letrero: «Se alquila». Otro camión
cargado de sinvergüenzas ostentaba la siguiente inscripción
al óleo: «Se vende».
He visto a un hombre que no trabajó nunca. En nada
ni por broma. Pues este fiaca de solemnidad cargaba una escalera.
Y con gesto airoso y semblante agradecido.
He visto a un analfabeto. Me estrechó las manos y luego,
con magnánimo gesto, me ha dicho:
-Te invito a tomar un «boc».
-Pagás vos -aclaré- porque una cosa es invitar
y otra es pagar.
-Sí, pago yo. ¿No sabés? Soy redactor
oficial de proclamas del partido X.
-¿Redactor?...
-Sí, y tenés que ver el respeto que me tienen...
He chocado en mi camino con un muerto de hambre. Me ha mirado
sonriendo y ha dicho:
-Esta vez nos ponemos las botas. Si querés te recomiendo
al ministro N.
Me detuve en una esquina. El orador espeluznaba a sus oyentes.
Me acerqué para reconocer el charlatán y constaté
con asombro teológico que el que hablaba era sordomudo
de nacimiento e imbécil para más datos.
RELACIONADO
CON:
ROBERTO
ARLT
ESCRITOR,
PERIODISTA...
Producción
periodística de Latitud Periódico
4
de octubre del 2016
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