EL
SILENCIO ES SALUD
REZA EN TODOS LOS HOSPITALES PÚBLICOS Y PRIVADOS, PERO
NO SIEMPRE EL SILENCIO ES SALUD
Por
Elena Luz González Bazán especial para Latitud
Periódico
16
de julio del 2010
En
Crónicas de la Ciudad Abierta, del mes de abril del corriente
año, de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, la nota de tapa se titula:
Cuando el silencio no es salud.
En
dicho informe se sostiene que: Edificios deteriorados, servicios
sobrepasados de pacientes, dificultades y demoras en la provisión
de medicamentos para tratar patologías crónicas,
carencia de prótesis y de insumos quirúrgicos,
escasez de anestesistas, frecuentes desperfectos de la aparatología,
falta de reactivos para realizar estudios de laboratorio o diagnóstico
por imágenes, insuficiente disponibilidad de turnos por
día y por especialidad. Éstos son sólo
algunos de los inconvenientes que soportan los usuarios de los
hospitales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
También
afirman que: El espectáculo se repite cotidianamente
en gran parte de los 33 hospitales porteños: hombres,
mujeres y niños en bancos incómodos, pasillos
atestados, colas para conseguir un turno, médicos y enfermeras
sobrecargados de tareas y sometidos a la comprensible ansiedad
de los pacientes.
Uno
de los datos relevantes, es la cantidad de pacientes que se
atienden en estos 33 hospitales porteños; durante el
año 2008 más de 9.000.000 millones de consultas,
esencialmente porque quienes requieren de dicha atención
carecen de obra social, están en el trabajo informal,
no tienen medicina prepaga por incapacidad económica
o bien porque están desocupados.
Lo
que también se observa, afirman desde la Defensoría
del Pueblo porteño que los hospitales tienen un deterioro
edilicio significativo y la falta de insumos son una constante.
Pero, se destaca que a pesar de estas serias falencias, el sistema
de salud porteño continúa siendo uno de los más
inclusivos del país.
LAS
FALTANTES FUNDAMENTALES
En el informe se afirma que entre las quejas más frecuentes
y que son recibidas en el área de Derecho a la Salud
e Integración Social de la Defensoría porteña
está la falta de provisión de medicamentos, lo
que afecta ostensiblemente a los pacientes con patologías
crónicas de alta incidencia, veamos: diabetes, epilepsia,
hipertensión o la amplia gama de trastornos psiquiátricos-
y a enfermos cuyo tratamiento requiere medicamentos altamente
onerosos, como ocurre con los oncológicos.
Y
agregan: Por si no bastara, cuando las medicinas están
disponibles, las demoras para obtenerlas resultan exasperantes.
Es que, mientras los mecanismos de entrega son extremadamente
lentos, las necesidades de quienes se atienden en el sistema
público son, en cambio, considerablemente urgentes. Además,
las nuevas metodologías dispuestas para adquirir fármacos
e insumos han generado un estado de confusión permanente
entre el personal de los hospitales y de los Centros de Salud
y Acción Comunitaria (CeSAC), que dificulta encontrar
los mecanismos para resolver adecuada y rápidamente esa
problemática.
LOS
INSUMOS
En este aspecto los temas relevantes y las faltantes son: las
prótesis y los insumos para cirugías o tratamientos,
su compra se ha dificultado al extremo desde que a los hospitales
les quitaron recursos económicos propios y se centralizaron
sus adquisiciones. Todo ello se tradujo en la ya clásica
postergación de operaciones que –en ocasiones-
redunda en la posterior necesidad de recurrir a intervenciones
más complejas y en la demora o interrupción de
los tratamientos, se asevera en el informe.
RELEVAMIENTO
DE LA DEFENSORÍA DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
En este aspecto y para actualizar la información sobre
las causas de estas demoras, la Defensoría relevó
los 17 hospitales dependientes del Ministerio de Salud de la
Ciudad con mayor actividad en sus quirófanos.
Los
resultados arrojaron, porque se constató que uno de los
factores determinantes es la histórica carencia de personal
de Anestesiología, ya que el sistema requiere muchos
más especialistas que los que están en funciones;
situación que se agrava porque la Asociación de
Anestesia, Analgesia y Reanimación de Buenos Aires (AAARBA)
monopoliza la capacitación y la oferta laboral. Por otra
parte, el retardo en nombrar a los profesionales que ganan concursos
en esa especialidad determina que éstos emigren a la
medicina privada o a las obras sociales.
ANESTESISTAS
Esta carencia de profesionales hace habitual la reprogramación
de las cirugías y ello obliga a repetir los estudios
prequirúrgicos o a prolongar las internaciones previas
a las operaciones, con el consiguiente dispendio de recursos
públicos y perjuicio ocasionado para los pacientes, algo
verificables, lamentablemente para los pacientes que esperan
su turno y son reprogramados por la falta de anestesistas.
A esto se agregan los frecuentes desperfectos de la aparatología
y las dificultades para repararla o reponerla; así como
la falta de reactivos para realizar estudios de laboratorio
y diagnóstico por imágenes, observan.
TURNOS
Otra causa de malestar para los usuarios es la insuficiente
disponibilidad de turnos por día y por especialidad,
circunstancia que los obliga a concurrir de madrugada para obtener
el número que los habilite a ser atendidos en los consultorios
externos tras soportar largas esperas. Aunque el funcionamiento
de los CeSAC debería haber morigerado este problema endémico,
la población prefiere -en general- concurrir a establecimientos
más complejos; una costumbre que podría revertirse
con una campaña orientada a demostrar que, ante dolencias
menores, es más rápido y sencillo asistir a un
centro de salud que a un hospital.
RECURSOS
FÍSICOS
En cuanto a los recursos físicos, la precariedad es notable.
Hubo reclamos por el posible cierre de un pabellón del
Borda debido a una fuga de gas y a fallas edilicias; por falta
de higiene en el Argerich, en el Rivadavia, en el Udaondo y
en el Zubizarreta, entre otros; por aparatología hospitalaria
fuera de servicio en el oftalmológico Santa Lucía,
en el Ramos Mejía, en el Penna, en el Álvarez,
en el Piñero, en el Marie Curie y en el Tornú.
Por su parte, la Defensoría solicitó informes
sobre la falta de inicio o las interrupciones en la construcción
de varios centros de salud; entre ellos, los de Barracas, Pompeya
y Barrio Piedrabuena.
VILLA
LUGANO
Vecinos de Villa Lugano denunciaron ante la Defensoría
que el nuevo centro de atención integral del barrio carecía
de servicio de guardia. Pero la inspección que, en consecuencia,
dispuso el organismo develó que el Laboratorio del recientemente
inaugurado establecimiento estaba inactivo por falta de insumos;
las paredes no emplomadas de las dos salas de Radiología
exponían a niños y embarazadas a la acción
de los rayos; Odontología, equipada con cuatro sillones,
derivaba pacientes a otros establecimientos por carecer del
instrumental necesario; no había antiepilépticos,
antihipertensivos, diuréticos, psicofármacos ni
antinflamatorios en la Farmacia y los consultorios de Traumatología,
Otorrinolaringología y Oftalmología no tenían
personal que los atendiese.
EL
PAPEL DE LAS COOPERADORAS
Particular consideración merece la práctica adoptada
por ciertas cooperadoras de hospitales que -con la aquiescencia
de las direcciones médicas- cobran casi compulsivamente
un bono contribución antes del otorgamiento de turnos
para consultorios externos. Ante esto, la Defensoría
citó al responsable de una cooperadora denunciada y le
recordó que la normativa vigente garantiza la atención
gratuita de la salud en el subsector público. Asimismo,
se solicitó a las autoridades del área que adopten
medidas para cesar con la venta de bonos supuestamente voluntarios
y se comunicó la medida a todos los establecimientos
sanitarios de la Ciudad. Complementariamente, se lanzó
la campaña Que no le pongan precio a tu salud mediante
afichetas que –colocadas en espacios visibles y en las
ventanillas de solicitud de turnos- informan a los usuarios
sobre el derecho a la gratuidad.
COROLARIO
DEL INFORME Y EL PROBLEMA CENTRAL DE PORQUÉ LAS AMBULANCIAS
NO ENTRAN A LAS VILLAS
En el mismo afirman que: también se impone garantizar
que toda la población –viva donde viva- reciba
una adecuada atención, la Defensoría recomendó
a las autoridades del Servicio de Asistencia Médica de
Emergencia (SAME) que revean su decisión de que sus ambulancias
no ingresen a las villas de emergencia, una medida discriminatoria
que el organismo asistencial pretendía justificar aduciendo
que sus servicios carecen de la debida protección policial.
Sin
convalidar este argumento, la Defensoría reunió
a funcionarios del SAME, a sus trabajadores y a los vecinos
de la Villa 21-14 que habían denunciado la anomalía.
Entre todos acordaron que referentes barriales acompañaran
el ingreso de las ambulancias para asegurar la integridad del
personal de salud.
No
obstante, el pasado 20 de abril, una mamá de la villa
llamó al 107 porque su hija de 5 años tenía
una hemorragia vaginal. Del otro lado, le respondieron: La ambulancia
no entra a esa zona. Póngale un trapo y llévela
al hospital. Al día siguiente, el vecino Luis Ponce recibió
dos balazos. Mientras se desangraba hubo nuevos llamados de
auxilio. La ambulancia llegó 45 minutos después
de que el hombre muriese tras media hora de agonía. Hoy,
ambos casos están en la justicia.
En
el final del informe, la Defensoría afirma: Sólo
la voluntad política de mejorar integralmente esta realidad
mediante el refuerzo de la inversión y la optimización
de los recursos hará que los porteños vuelvan
a estar orgullosos de sus hospitales y del sistema público
de salud.
La salud como la educación constituye políticas
de Estado, son esenciales para una vida digna, para un crecimiento
armónico y para que todos los ciudadanos de ésta
Ciudad de Buenos Aires, en este caso, tengan la posibilidad
de igualdad de posibilidades, que no es redundante, es prioritario
para igualar hacia arriba.
FUENTE:
Informe Paren la mano de la Defensoría del Pueblo de
la Ciudad de Buenos Aires.
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