La libertad de amar no es menos sagrada que la libertad de pensar. Lo que hoy se llama adulterio, antaño se llamó herejía.

Victor Hugo

Actualizado: 21 Julio, 2018 18:56

Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología y en la que nadie sabe nada de estos temas. Ello constituye una fórmula segura para el desastre.

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DEL LIBRO FERROVIARIOS • SINFONÍA DE ACERO Y LUCHA
LOS POLICLÍNICOS/HOSPITALES FERROVIARIOS

Por Rafael Cattáneo * especial para Latitud Periódico

11 de febrero del 2011


Dedicado a todos los trabajadores del riel que lucharon
Por un hospital ejemplo de atención y modernización.
A todos los ferroviarios que dieron sus nervios,
Vidas y sueños por los ferrocarriles argentinos.
A la memoria de todos los trabajadores que
Ocuparon un puesto en el policlínico ferroviario.
Rafael Cattáneo

PARTE III

Un párrafo aparte es necesario para el sufrimiento de los trabajadores del riel jubilados que aportaron toda la vida a su obra social, que muchos de ellos vieron como se construía y hacia grande el sistema de salud ferroviario, teniendo que vivir en su retiro situaciones de penuria y vejación a su dignidad cuando necesitan una atención médica o la compra de medicamentos. Aclaro que el policlínico tenía una farmacia propia, con el costo de los medicamentos menor a cualquier otra farmacia externa.

De socios fundadores con su pequeño aporte a sufrir los intereses y negocios de los buitres de la medicina privada y sus ayudantes directivos de la obra social ferroviaria. Por eso digo en el título: a los ferroviarios nos dejaron sin trenes, ni hospitales.
Cuando se borra o desaparece Siresa S.A., los directivos no conformes con realizar negocios con empresas de dudosa conformación acuerdan con Nosal SA el gerenciamiento del sistema de salud ferroviario. Esta empresa nunca presento cartilla y lo más curioso que había que llamar a un número 0800 para solicitar la atención, ese número era de la ciudad de La Plata, pero lo más grave era que no atendía nadie, había una voz grabada. Por supuesto esto no duró nada, porque no se podía sostener, además, por el caudal de afiliados que se estaba borrando de la obra social; ya esto estaba preocupando a los directivos por los futuros negocios que no se concretarían.
Como los que implementaron seguido al fracaso de Nosal con la empresa AMSA de medicina privada.

Este ofrece un servicio privado de atención al trabajador que, pese al descuento básico de la obra social, estaba dispuesto a pagar una cuota extra para tener una cobertura. Esa cuota no es por grupo familiar sino por cada integrante del grupo familiar, lo cual a una familia con dos hijos le cuesta tener una atención médica dentro de los parámetros normales, casi 470 pesos, (cifra de mediados de 2008) además se le descuenta la suma de la obra social a cada afiliado que es de 96 pesos.

Después de tener un sistema de salud integral, compuesto por casi 74 centros, entre hospitales y consultorios en todo el país, con un Policlínico Central de alta complejidad con 750 camas y 15 quirófanos e integrado con los mejores profesionales, en la actualidad, un trabajador ferroviario debe pagar más de 500 pesos si quiere tener una atención dentro de los parámetros normales. Incluso pagando tratamientos odontológicos, o todo lo relacionado con la oftalmología, en forma diferencial.

¿Cómo es posible que los trabajadores del riel hayamos llegado a perder todo el sistema integral público de salud que teníamos con la red de hospitales ferroviarios? En parte por lo que nos contaba el Doctor Sirino, malas administraciones, desvíos de aportes y corrupción generalizada con la compra de insumos, pero lo principal, es sin duda, el negocio que comenzó la directiva de la obra social ferroviaria, con el aval de los directivos de los gremios mayoritarios, tanto Unión Ferroviaria y La Fraternidad, concesionaron la atención del hospital a empresas de salud privadas, el mismo sistema que utilizó, luego del cierre del hospital con SIRESA S.A., el arancelamiento del hospital ferroviario.
En el año 1993 se le otorga la primera concesión a la empresa Innovación Medicaza (IMSA), que durante su gestión, además de comenzar el arancelamiento, fue vaciando el hospital tanto en insumos, profesionales, equipamiento medico, dejando la concesión con una frondosa deuda en 1997, y haciéndose cargo, por la agudeza de la directiva de OSFE por los negocios, la empresa Panazas. SA que lo único que pudimos averiguar que tiene sede en Córdoba, durante su gestión hasta 1999 se cierra el hospital, dejando de atender los consultorios externos un 13 de Julio de 1999 pleno gobierno de la alianza (UNHCR - FREPASO), nadie levantó una sola voz para evitar dicho cierre, políticos corruptos y forajidos con rostro de progresistas, responsables junto a José Pedraza, Omar Maturrango, Oscar Baldo vinos, Atilio Meeting, entre otros, del vaciamiento y cierre del hospital ferroviario.

Como señalamos más arriba la primera concesión otorgada a Innovación Medica, en 1993, por el presidente de la obra social Oscar Baldo vinos, sin consulta a los trabajadores del riel, es la preparación para el gran negocio, la desregulación de la salud de los años por venir.

Teniendo en cuenta las expresiones de Noam Chomsky, cuando dice que las privatizaciones no sólo tenían motivos económicos, sino socavar la cosa pública, es dable afirmar que en esta actitud inconsulta se puede notar muy claro el proceder del poder; en este caso por parte de la directiva de la obra social y los gremios, ya se estaban preparándose para el gran negocio de la desregulación de la salud de estos años actuales.

Esta empresa fue creada sólo para este fin por el médico Mario Kamelman Levitin, el programa medico hospitalario y de salud se elaboró en dos días, constituida con un capital de 102.000 pesos y su primer medida fue realizar por 300.000 dólares una consultaría de tres meses para definir en su totalidad el proyecto, que no era más que atender a los trabajadores, modernizando el hospital, pero como se verá luego ese no era el fin del acuerdo.

Pese a la oposición de la comisión técnica asesora, los auditores designados por el estado y las gerencias jurídicas y financieras que consideraron que el convenio “no es viable por contratación directa por no existir la urgencia que se exige y por no estar convencidos de su viabilidad normativa, jurídica y financiera.

Pero eran tiempos de negocios con los bienes públicos, por lo tanto al Sr. Oscar Valdovinos se le ocurrió, muy bien asesorado, reformar en 1994 la disposición 215 del régimen de contrataciones que impedía el convenio sin licitación. De esa manera se allanó el camino para comenzar la entrega del hospital central ferroviario.
Es muy interesante saber que el contrato se hizo con la presencia del entonces embajador de Estados Unidos, James Check. También pudimos investigar que intervino la ministra de hacienda del estado de Massachussets cuyo interés seguramente era la venta de equipamiento médico o algún otro negocio.

Luego de un par de meses de firmar tan oscuro contrato, la obra social que había facilitado la concesión a IMSA, ahora demanda a la misma por usurpación, juicio que ganó la obra social. El día que la directiva de la obra social retoma la conducción del hospital muy suelto sus oradores dijeron al personal que: “IMSA nos costó once millones de pesos”, con un total cinismo asumían sin ningún rubor que se había perjudicado a todos los trabajadores del riel con ese contrato y encima la obra social se comía la deuda de once millones, más el desastre en que dejaba el hospital la gerenciadora, en el sentido de falta de insumos, deudas y funcionamiento de equipos.

La obra social también terminó endeudada con proveedoras de medicamentos (Cheminort. SA y Dronor. SA) las cuales recibieron en parte de pago por la deuda un terreno de 7.000 metros cuadrados lindero al policlínico tasado en 2.700.000 pesos. Al año ese terreno salía publicado en el diario Clarín como un excepcional proyecto de oficinas. El cálculo de esa época por metro cuadrado era de 200 pesos por metro cuadrado a construir, de manera que el terreno valía siete millones de pesos.
Esa clase de negocios realizados por la obra social fueron llevando a un vaciamiento progresivo más endeudamiento al hospital ferroviario, negocios que no se limitaban al hospital central sino que también lo hacían en el interior vendiendo los policlínicos de las distintas ciudades como Laguna Paiva, Córdoba, Mendoza, Rosario y, en otros casos, entregando los edificios para otros emprendimientos como en varias ciudades de la provincia de Entre Ríos.

En el medio también otro furtivo negocio de Valdovinos hizo perder dinero a la obra social, pero hizo ganar a sus directivos y socios. En el año 1996 la empresa Ferrosur SA (Grupo Fortabat) mantenía una deuda con la obra social por no realizar los aportes de los trabajadores en más de siete millones de pesos/ dólares, (estábamos en el uno a uno). La justicia falló a favor de la obra social, pero en forma misteriosa ante el inminente fallo de cámara y con dictamen favorable de la fiscalía, Valdovinos ordenó suspender la demanda para realizar un acuerdo extrajudicial, realizado en 1997. La obra social ajustó su pretensión en 2.400.000 pesos / dólares y el resto en supuestas cuotas de 44.000 pesos/dólares, por supuesto, que el arreglo tiene de beneficio la falta de control de si hacen los pagos o hacia donde se destinó el dinero o si la deuda se borró por alguna frondosa coima. Porque cada año la deuda de la obra social seguía creciendo por estos negocios o supuestos arreglos de sus directivos con la complicidad de los directivos de los gremios del riel.

Sigamos repasando la historia de las concesiones. En 1997 después del desastre de IMSA se le adjudica de la misma manera por licitación directa a la empresa Panasis. SA, con sede en Córdoba el gerenciamiento del policlínico central. Es interesante ver que años más tarde Panasis quebró, luego de realizar negocios en varias obras sociales como por ejemplo con ADOS (Asociación de Obras Sociales de San Juan). Esta empresa era parte del grupo de empresarios- sindicalistas que en esos años estaban tras el negocio de las licitaciones del PAMI de la mano de Luís Barrionuevo, Armando Oriente Cavallieri entre otros ejemplares del sindicalista-empresario dándose en estos casos la promesa de Menem de transformar al proletario en propietario.

• Rafael Cattáneo es un ferroviario en actividad, por supuesto, por razones de seguridad laboral no revelamos su nombre. Este trabajo que entregamos en forma completa fue publicado en forma exclusiva en el libro de Juan Carlos Cena, FERROVIARIOS, SINFONIA DE ACERO Y LUCHA – agosto del 2009. Los autores no han cedido en forma también exclusiva esta investigación.

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