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de abril de 1982-2014, 32 años después, Malvinas,
la guerra del siglo XX
LA
GUERRA QUE NO SALVÓ A LA DICTADURA MILITAR
Por
Elena Luz González Bazán especial para Latitud
Periódico
17 de junio del 2014 *
El
2 de abril de 1982, la dictadura militar jaqueada por las movilizaciones
obreras y de trabajadores, apura la toma de las Malvinas y se
embarca en el operativo Rosario.
Entre
el 2 de abril y una algarabía de parte de la sociedad,
que se moviliza a la Plaza de Mayo y viva la dictadura, a diferencia
de lo acaecido el 30 de marzo. En esa jornada, miles se movilizaron
contra el autoritarismo más perplejo de aquellos años.
La toma de las Malvinas moviliza a una parte de la sociedad
que siguiendo un predicamento por generaciones: Las Malvinas
son Argentinas, no pudieron ni supieron diferenciar la jugarreta
de aquella Junta Militar, se movilizaron el 2 de abril y luego
el 10 de abril de ese año.
Los
conciliábulos políticos van y vienen y Gran Bretaña
se apresta a la guerra, moviliza lo mejor de su flota y sus
fuerzas armadas de elite… sobreviene el hundimiento del
Belgrano y ya todo es un concierto para la guerra.
La
ayuda internacional se corta en dos, y la sociedad argentina
hace honores. Con la liviandad que caracteriza los opiniones
a priori, medios de comunicación de estos tiempos y los
autodenominados intelectuales llegan a afirmar que fueron lo
mismo quienes se movilizaron contra la dictadura el 30 de marzo
que los que van a la Plaza pero a vivar a la dictadura por la
toma de las Malvinas.
Esto
implica un debate, con elementos de prueba y análisis
de la composición social de esas jornadas…
Concluidos
los 73 días de aquella Guerra, el informe Rattenbach
desnudará, tiempo después, desde el riñón
del ejército argentino, que las guerras sólo se
pueden ganar políticamente y luego en el campo de batalla.
Las dictaduras no pueden, ni pudieron con aquella confrontación
porque utilizaron los mismos métodos aberrantes, la violación
de los derechos humanos, en este caso de los conscriptos argentinos.
El cumplimiento del deber de los militares que actuaron correctamente
y que fueron la excepción de la guerra, no amerita ultra
valoraciones. Cumplieron con su deber y eso es todo.
En
cuanto a la realidad actual de los veteranos de guerra, deuda
infinita que la sociedad no se hizo cargo, como no se hace cargo
de todo lo sucedido durante la última dictadura y las
anteriores. No solo desde la situación de los derechos
humanos, sino de la deuda externa, de la pobreza que se agrandó
geométricamente, de la pérdida de fuentes de trabajo,
de importaciones que suplantaron la industria nacional, del
deterioro social y cultural. La quema discriminada y orientada
de libros, archivos, diarios, revistas de toda una etapa histórica
para analizar y reflexionar.
Los
que fueron al teatro de operaciones fueron los compatriotas
de las provincias norteñas, mesopotámicas, alejados
de sus hogares y a morir como carne de cañón.
En la actualidad los sobrevivientes siguen soportando el peso
de la desmemoria y la indiferencia. Más de 600 veteranos
se han suicidado en estos 32 años.
El
regreso oculto, en la nocturnidad y haciéndolos sentir
responsables de la derrota, es esa deuda infinita, donde los
exitistas que se comían los chicos crudos y miraban por
televisión, escuchaban por radio los sones y la verborragia
gananciosa de los operadores y periodistas dictatoriales, cayeron
en la cuenta del fracaso y condenaron a la víctima.
Hoy
Malvinas es un ejemplo de vergüenza, algo que todos los
gobiernos democráticos, incluido el actual, no han modificado.
Se sabe claramente lo que necesitan los veteranos, es cuestión
de acudir y resolver.
Más
de 11.000 efectivos estuvieron en el teatro de Operaciones,
649 muertos, 1082 heridos son los seres humanos víctimas
de esta guerra ignominiosa, más el hundimiento del Belgrano.
Malvinas,
no pudo parar la caída del régimen militar, al
contrario, aceleró el tiempo de su debacle, y con un
dedo se intentó tapar los rayos solares que anunciaban
que había enfrentamiento a la dictadura, mientras otros
seguían pensando en sus viajes, sus realidades y su individualismo.
El
tiempo posterior marcó el sendero y ahora los veteranos
deben seguir esperando, que la solidaridad triunfe por sobre
el individualismo de los responsables, por acción u omisión.
Ha
llegado el tiempo de hacerse una profunda autocrítica.
*
Primera versión publicada el 10 de abril del 2006, en
el portal Villa Crespo Digital y otras páginas.
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