A
35 años del inicio del último golpe militar...
SISTEMA
NACIONAL DE REPRESIÓN -S.N.R.- 1976-1983
Por
Elena Luz González Bazán especial para Latitud
Periódico
24
de marzo del 2011
La
instauración de la última dictadura militar acarreó
una planificación acabada del proceso represivo, estuvo
conformada por las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Seguridad,
nacionales y provinciales. Al mando de la misma estuvo la Junta
Militar y el Ejército tuvo la responsabilidad primaria
dividiendo el territorio en zonas, apoyados por la Marina y
la Aeronáutica, para llevar adelante las operaciones
conjuntas ilegales. A su vez cada una de las zonas operacionales
fueron divididas en Subzonas y estas en áreas donde se
encuentra la actuación de todas las fuerzas armadas y
de seguridad.
Las
resoluciones emanadas de la Ley 16.970 – Ley de Defensa
Nacional que fue promulgada por el gobierno de Ongania, el 6
de octubre de 1966, acorde a los parámetros teóricos
y conceptuales de la Defensa de la Seguridad Nacional, establece
que: “las bases jurídicas, orgánicas y funcionales
fundamentales para la preparación y ejecución
de la defensa nacional, con el fin de lograr y mantener la seguridad
nacional necesaria para el desarrollo de las actividades del
país, en procura de sus objetivos nacionales”,
artículo 1º.
Por
otro lado, en el artículo 19º se plantea que el
Comité Militar, integrado por la Junta de Comandantes,
en ese momento encabezado por el presidente de la Nación
e integrado por “el ministro de Defensa y la Junta de
Comandantes en Jefe, formada por los comandantes en jefe de
las Fuerzas Armadas” se le establecieron las funciones
de:
a)
Planear la estrategia militar y la conducción estratégica
de las operaciones militares.
b) La asignación de las “responsabilidades operativas
y logísticas a cada fuerza armada, de acuerdo con la
planificación estratégica.
c) Establecer comandos conjuntos y específicos, esto
está en el artículo 20º, y la formulación
de la doctrina conjunta de las Fuerzas Armadas y las políticas
para el adiestramiento conjunto.
d) El Comité Militar dispondrá como organismo
de trabajo de un estado mayor que se denominará Estado
Mayor Conjunto y dependerá de la Junta de Comandantes
en Jefe , artículo 21º.
La
responsabilidad operativa primaria correspondió a la
fuerza Ejército, la Armada y la Aeronáutica Militar
actuaran con carácter de apoyo, o se entiende esto como:
la vinculación entre las dos fuerzas... de las cuales
una de ellas recibe la misión general de cooperar, proteger,
complementar o sostener a la otra, pero siempre bajo la dependencia
de la que pertenece orgánicamente.
El país se dividió en 5 zonas y al frente de estas
zonas estaban los Comandantes de los Cuerpos de Ejército
y el de Institutos Militares, hoy Dirección General de
Institutos Militares. Estas divididas en Subzonas y éstas
en áreas.
ZONA
1 – 7 Subzonas – 31 Áreas 11.502.200 habitantes
ZONA
2 – 4 Subzonas – 28 Áreas 5.612.000 habitantes
ZONA
3 – 4 Subzonas – 24 Áreas 7.263.000 habitantes
ZONA
4 8 Áreas 2.010.500 habitantes
ZONA
5 – 4 Subzonas – 26 Áreas 1.598.000 habitantes
TOTALES
117 27.985.700 habitantes
Censo
poblacional 1980
Según
el Informe de la CONADEP – Nunca Más, existieron
340 a 365 Centros Clandestinos de Detención – CCD,
en todo el país. Estos Centros Clandestinos de Detención
estuvieron a cargo de las distintas Fuerzas Armadas y de Seguridad,
y la Policía Federal, las policías provinciales,
Gendarmería Nacional, la Prefectura y el Servicio Penitenciario
Nacional actuaron como elementos de apoyo de acuerdo a sus jurisdicciones,
zonas, Subzonas o áreas. De este sistema montado surgen
¨las patotas¨ y el engranaje represivo que tiene su
claro lugar en el CCD. Son el símbolo por antonomasia
de la represión estatal, allí son llevadas las
víctimas, chupadas previamente y conducidas a estos lugares
donde pierden su identidad, adquieren un número y deben
soportar todo tipo de vejámenes. Dejan de ser ellos para
transformarse en el festín de la represión ilegal
y estatal.
El
CCD fue el lugar esencial del aparato montado por la última
dictadura, no en vano desde todos los anteriores y actuales
estamentos de las Fuerzas Armadas y de Seguridad el velo de
la verdad sigue oculto. Está encerrado en esas mismas
catacumbas que fueron los CCD para los miles de compatriotas
y hermanos latinoamericanos y de otras nacionalidades que atravesaron
definitivamente sus puertas y se los tragó el día
y la noche dictatorial.
Durante
espacio de varios años se llevará adelante lo
que afirmó Monseñor Tortola: se avecina el proceso
de purificación...
El
Sistema Nacional de Represión contó en nuestro
país con un andamiaje basado en un Estado que dispuso
todo su poder a manos de la represión, la represión
estatal fue desde este lugar, apoyado por las clases dirigentes
empresarias, donde muchos de ellos, más tarde, se apoderaron
de las empresas estatales para lograr su vaciamiento. Todo este
aparato fue dimensionado, organizado y puesto en funcionamiento
desde las estructuras del Estado. En él, a partir del
golpe de estado se concentró el poder político,
económico y financiero, cercenando las libertades públicas,
todas las prácticas culturales populares, torciendo el
rumbo de las conquistas sociales a través de niveles
elevadísimos de represión, terror y muerte. Si
bien el principal objetivo de la dictadura fue golpear al Movimiento
Obrero Organizado, desde estos espacios se resistió a
la dictadura, mientras amplios sectores medios hicieron la venia
y sostuvieron a la dictadura con su omisión o apoyo.
Plantear
el tema Estado en este tramo es fundamental para entender el
porqué pudieron pasar los planes más aberrantes
desde el punto de vista de la violación de todos los
derechos humanos. Pero, también, la imposición
de un modelo que tenía que ver con el capital financiero,
por sobre el histórico capitalismo industrial, imposición
que se basó en la desindustrialización del país.
En
el campo internacional el capital financiero estaba jaqueando
al capitalismo industrial y en nuestros países del Tercer
Mundo y dependientes de los países centrales debían
ser desindustrializados y convertidos para la provisión
de mano de obra barata y la producción de materias primas.
El elemento que se utilizó con fuerza fue el endeudamiento
externo, no casualmente la deuda dejada por el gobierno de María
Estela Martínez de Perón fue de 7 mil millones
de dólares, a la salida de la dictadura la Argentina
debía a los organismos internacionales casi 50 mil millones
de dólares.
Por eso tener claro para las generaciones venideras, para las
actuales, es una necesidad histórica, va más allá
de revivir procesos, se trata de re incorporar los mecanismos
de la memoria colectiva, recuperar una identidad popular que
sirva como contenedor de que las clases dominantes intenten
implementar nuevas formas de represión. Se trata de oponerse
a las formas represivas actuales y las injusticias de todo tipo.
Pero para entender el porqué de estas medidas represivas
han que comprender, acabadamente, este proceso histórico
Argentino y de Latinoamérica.
No
se puede hablar más de excesos, hubo un plan ideado y
llevado a cabo hasta las últimas consecuencias, que no
se soportó de rodillas, al contrario fue resistido heroicamente
por miles y miles de trabajadores anónimos que sufrieron
la persecución, la muerte, la desaparición y en
menor medida la pérdida de trabajo.
De
este SNR salió el ford falcon y la patota, el Grupo de
Tareas, el robo, la nocturnidad y también la ¨levantada¨
a plena luz del día. Salieron los apropiadores de bebes,
la violación, la picana y la instrumentación del
terror. No comprender esta forma de funcionamiento represivo,
es como se afirma comúnmente, poner el carro delante
del caballo.
De
esta organización planificada a lo largo y ancho de la
Argentina se fueron engarzando pieza a pieza los distintos actores
políticos y sociales que decidieron jugar del lado de
la dictadura. Por eso el terrorismo de Estado contó con
la cúpula de la iglesia católica y de otras estructuras
religiosas que no hicieron nada por sus seguidores, por el contrario
conocían las listas de desaparecidos y muertos, como
el caso de Monseñor Grasselli.
El
Informe de la CONADEP revela que existieron, por lo menos, y
hasta noviembre de 1985, comprobados 8.961 desaparecidos, nueva
figura social que apareció, irrumpió en el paisaje
nacional. Podemos decir que la mayoría de estos desaparecidos,
a 35 años del golpe y algunos menos de su desaparición,
continúan en la misma figura social. Son una incógnita,
como afirmaba Videla, cuando le preguntaban de los medios de
prensa extranjero el destino de miles de personas.
En
estos últimos años, se han podido recuperar, rescatar
los restos de varios dirigentes sindicales, delegados y activistas
del movimiento obrero, entre ellos se ubicaron los restos del
dirigente mecánico cordobés René Salamanca,
luego de su asesinato fue arrojado a la fosa de San Vicente.
Salamanca fue secuestrado el 24 de marzo de 1976, era el Secretario
General del SMATA – Córdoba, este gremio tenía
más de 12.000 obreros mecánicos. El trabajo silencioso
y valioso del Equipo Forense Argentino lleva adelante dicho
esfuerzo, titánico. También se rescataron los
restos de los ferroviarios: Haydeé Torres Bonaldi y el
negroRafael Ángel Grimald, otro dirigente recientemente
rescatado es Jorge Di Pascuale del gremio de Farmacia, la fundadora
de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor y las madres:
María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga
la monja francesa Leonie Duquet y tantos más.
Hace
años se trabaja en el Pozo de Vargas, donde se presume
que hay un número no determinado de desaparecidos de
la zona norteña de nuestro país.
El Informe de la CONADEP, conocido como el Nunca Más
sostiene que:
El
30,5 por ciento de los desaparecidos eran obreros industriales
El 17,9 por ciento asalariados
El 5,7 por ciento docentes
El 1,6 periodistas
El 10,7 profesionales
El 21 por ciento estudiantes
Debemos hacer algunas salvedades de cómo entender estas
cifras. La década del ´70 tenía un 3 por
ciento de la desocupación estructural, aproximadamente,
un porcentaje elevado de profesionales estaban en relación
de dependencia, o sea, eran asalariados. Del 21 por ciento de
los estudiantes, aproximadamente el 75 por ciento era asalariado.
En la actualidad la UBA a dado a conocer un censo donde declara
que el 59 por ciento de su estudiantado trabaja.
Por ende es claro afirmar que los desaparecidos de la última
dictadura militar fueron mayoritariamente obreros y asalariados,
la clase trabajadora argentina brindó más del
65 por ciento de sus hombres y mujeres a los escarnios de este
genocidio que no puede cerrarse por mandato.
Por
eso como afirmaba Monseñor Zaspe: ¨El silencio y
el olvido no traerán la paz anunciada¨.
FUENTES:
Informe de la Conadep, organismos de Derechos Humanos, diarios,
fuentes propias.
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