LA
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
190
AÑOS DE SU CREACIÓN
El
viernes 12 de agosto se conmemora el 190 aniversario de la inauguración
de la Universidad de Buenos Aires.
La
UBA conmemora sus 190 años
UN
RELATO DE SU CREACIÓN Y PRIMERA ETAPA DE FUNCIONAMIENTO
Primera
Parte
Por
Amalia Beatriz Dellamea * especial para Latitud Periódico
12
de agosto del 2011
La
universidad pública más grande de la República
Argentina y una de las más prestigiosas en América
Latina conmemora sus 190 años de existencia. En la actualidad
la UBA tiene 13 facultades, 4 colegios secundarios, 6 hospitales
y 15 centros regionales. Expide más de 100 títulos
de grado y 350 de postgrado. Estudian en ella unos 320.000 alumnos,
6.500 estudiantes extranjeros la han elegido para cursar sus
estudios superiores. Cuenta con un plantel de unos 28.000 docentes
y 12.000 trabajadores auxiliares de la salud y servicios.
Se
propone en este informe compendiar la prolongada y ardua historia
de la creación de la Universidad y la afanosa tarea que
en ella han desarrollado algunos de sus principales actores,
durante la primera etapa de la institución de educación
superior.
La
Universidad de Buenos Aires, la UBA, fue creada en 1821, luego
de un muy dilatado proceso de génesis. El Edicto de Erección
está fechado el 9 de agosto de 1821. Lleva la firma de
Don Martín Rodríguez, brigadier general, gobernador
y capitán general de la Provincia de Buenos Aires, y
está refrendado por el entonces secretario de Gobierno
de la Provincia, Don Bernardino Rivadavia (Ver Recuadro 1).
El principal impulsor de la creación de la UBA fue el
presbítero Antonio Sáenz, quien además
fue el primer rector de la institución, cargo que desempeñó
hasta su muerte, el 22 de julio de 1825 (Ver en este Informe
Especial, la Segunda Parte).
Tres
días más tarde de emitido el Edicto, el 12 de
agosto, la UBA iniciaba su funcionamiento efectivo. La inauguración
se realizó en la Iglesia de San Ignacio, en la Manzana
de las Luces, como se la conoce actualmente, situada en un privilegiado
lugar del centro histórico de la ciudad de Buenos Aires.
La
institución asumió una estructura departamental,
con seis departamentos. Al frente de cada uno de ellos había
un Prefecto. Los departamentos eran: Primeras Letras, Estudios
Preparatorios, Ciencias Exactas, Medicina, Ciencias Sagradas
y Jurisprudencia
Como
señaló el doctor en Historia Tulio Halperín
Donghi, en su obra señera Historia de la Universidad
de Buenos Aires, publicada en 1962: “ La Universidad nace
sin estatuto, con varios organismos de gobierno --Rector Cancelario,
Tribunal Literario, Sala de Doctores— cuyas funciones
no se delimitan, marcada de una provisionalidad que ha de mantener
largamente en su trayectoria histórica”. A lo que
agrega: “Esta institución tan imprecisamente dibujada
es, sin embargo, una de las piezas maestras de la reconstrucción
del Estado que comienza precisamente en 1820”. Halperín
Donghi se formó en la UBA, donde además enseñó.
Pero en 1967 se radicó en los Estados Unidos, donde es
actualmente profesor emérito de la Universidad de California
en Berkeley.
Desde
la Revolución de Mayo de 1810 y durante toda la década
que la siguió las provincias del antiguo Virreynato del
Río de la Plata vivieron una agitada década, caracterizada
por una marcada inestabilidad, tanto política como económica
y social. Sumado a las guerras por la independencia, debían
contarse los conflictos y desinteligencias internas. Así
fue que, desde 1810 hasta 1820 se sucedieron diversas formas
de gobierno, inicialmente colegiadas y posteriormente unipersonales:
la Primera Junta, la Junta Grande , el Primer Triunvirato, el
Segundo Triunvirato y el Directorio. Finalmente, la provincias
se autonomizaron. Para 1820, la Provincia de Buenos Aires era,
consecuentemente, un Estado autónomo y la ciudad de Buenos
Aires se convirtió en su capital.
Entre
todos esos vaivenes, e incluso a pesar de ellos, pueden entreverse
las pertinaces gestiones que el presbítero Antonio Saénz,
con una decidida vocación de dotar a Buenos Aires de
enseñanza superior de calidad y actualizada a los tiempos
que corrían, efectuaba ante cada nuevo gobierno que,
presumía, podía serle propicio a su firme intención
de crear una Universidad porteña.
Pero
toda esta época de convulsiones y transformaciones provocadas
por los esfuerzos bélicos que debieron desarrollarse
habían marcado fuertemente, como no podía ser
de otra manera, la vida de las instituciones. “Este estado
de cosas había reorientado las iniciativas y los recursos
científicos en un sentido de militarización”,
plantea el doctor en Medicina y doctor en Historia, Miguel de
Asúa en su obra La Ciencia de Mayo, publicada en 2010.
Las instituciones técnicas y de formación profesional
funcionantes por entonces debieron orientar sus objetivos, esfuerzos
y recursos a formar oficiales, ingenieros militares y cirujanos
militares destinados a los ejércitos que libraban las
guerras de la independencia.
Por
su parte, el doctor en Historia Pablo Buchbinder, autor de Historia
de las Universidades Argentinas, y profesor asociado de la Universidad
Nacional de General Sarmiento, provee de un contexto para justipreciar
ese corte histórico, señalado con frecuencia como
una verdadera nueva etapa, luego del derrumbe del gobierno central
de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Relata
Buchbinder, también investigador del CONICET, que “un
grupo dirigente, integrado por personalidades notables provenientes
ya fuese del foro, o del ámbito eclesiástico,
asumió la conducción del nuevo Estado (de la Provincia
de Buenos Aires). Las nuevas autoridades, lideradas por el gobernador
Martín Rodríguez y su secretario de Gobierno,
Rivadavia, procuraron llevar a cabo una reorganización
del aparato del Estado para modernizarlo y adecuarlo a las circunstancias
políticas… La renovación del sistema de
enseñanza pública se encontraba también
entre los objetivos del gobierno”.
Ese
período que, como ya fue dicho, se inicia en 1820, podría
llamarse ´la ciencia de Rivadavia´ y tendría
otro tenor; entendida esta expresión como una metáfora
de un momento histórico que se encarna en uno de sus
protagonistas más significativos --anticipa de Asúa,
investigador del CONICET y profesor de Historia Social en la
Universidad de General San Martín. Para este experto,
también puede hablarse de “una ´primavera
científica´ que floreció en la ciudad porteña
y que se prolongó en la breve presidencia de (Bernardino)
Rivadavia y, en alguna medida, todavía más allá”.
Es
en este contexto, entonces, que nace la Universidad de Buenos
Aires. Pensada desde inicios como una “suprainstitución”,
tanto así que sería la responsable de todos los
niveles educativos de la Provincia de Buenos Aires, incluso
de la enseñanza básica.
La
UBA fue organizada sobre la base de instituciones preexistentes,
como el Instituto Médico Militar, los restos de la Academia
de Matemática y la Escuela de Dibujo de Fray Francisco
de Paula Castañeda. “ La Universidad fue concebida
al estilo de la université napoleónica. Como el
instrumento encargado de toda la enseñanza. Desde la
elemental hasta la superior (algo así como un Ministerio
de Educación actual)”, describe de Asúa,
en otra de sus obras de Historia de la Ciencia en el Río
de la Plata , titulada Una gloria silenciosa, publicada en 2010
en conmemoración del Bicentenario de la Revolución.
Los
tres expertos en Historia cuyas obras fueron consultadas mayormente
para la elaboración de esta nota coinciden en señalar
los aspectos positivos, no exentos de conflictos y pugnas ideológicas,
de la tarea rectoral de Antonio Sáenz en los primeros
pasos de la construcción de una universidad sólida,
tarea que lamentablemente no pudo ver definitivamente lograda
dada su repentina muerte en 1825, cuando faltaba menos de un
mes para que se cumpliera el cuarto aniversario de la inauguración
de la Universidad de Buenos Aires.
Un
párrafo aparte merecen los esfuerzos por impulsar el
desarrollo de las Ciencias Exactas y Naturales, que le iba a
conferir a la Universidad de Buenos Aires una impronta diferencial,
apartándola de modelos de enseñanza escolástica
y fuertemente determinados por la influencia confesional, característicos
de las universidades de la época de la colonia.
A
Sáenz sucedió el doctor Valentín Gómez
en el gobierno de la Universidad. Nuevas crisis políticas
volverían a cernirse sobre el territorio nacional y particularmente
en la provincia de Buenos Aires. Con lo que si bien este Rector
“inició una serie de reformas que afectaron tanto
al sistema de gobierno como la reglamentación de los
títulos y los requisitos para ingresar a los estudios
superiores; otros proyectos no llegaron a implementarse porque
la extrema agitación política que vivió
Buenos Aires a partir de la caída de (del gobernador)
Manuel Dorrego, en 1828, los impidieron”, detallan María
Caldelari, Patricia Funes y colaboradores en el trabajo historiográfico
que realizaron para la conmemoración de los 170 años
de la UBA.
A
MODO DE COLOFÓN
Como
se señala en la página oficial de la UBA, desde
su creación la institución ha transitado los derroteros
de la historia del país y de la ciudad como universidad
provincial y --desde 1881-- nacional, así como los caminos
más específicos que hacen a la construcción
de un centro académico, cultural y científico,
espacio de formación de profesionales, de circulación
y producción de conocimientos.
“
La Universidad de Buenos Aires siempre ha sido una palanca fundamental
en el desenvolvimiento argentino; de sus claustros egresaron
generaciones de investigadores, profesionales, ciudadanos calificados
y responsables; más aún contribuyó a la
estructuración de una masa crítica de cultura”,
escribía el recordado doctor Honoris causa de la UBA
, Gregorio Weinberg, veinte años atrás. Y, en
la oportunidad que brinda esta conmemoración, resulta
pertinente reiterar lo expresado entonces por este profesor,
intelectual, investigador y escritor: Rescatar momentos capitales
de su historia permite recuperar, críticamente, una tradición
ubérrima, fecunda y aleccionadora.
Fuentes
bibliográficas
Buchbinder,
Pablo. Historia de las universidades argentinas. Sudamericana,
Buenos Aires, 2005.
Caldelari,
María y Funes, Patricia (Coordinadoras), Castagnola,
Gustavo y Forte Eduardo. Fragmentos de una memoria. UBA 1821-1991.
Ediciones de Arte Gaglianone/Editorial Universitaria de Buenos
Aires, Buenos Aires, 1992.
De
Asúa, Miguel. La ciencia de Mayo. La cultura científica
en el Río de la Plata, 1800-1820. Fondo de Cultura Económica,
Buenos Aires, 2010.
De
Asúa, Miguel. Una gloria silenciosa. Dos siglos de ciencia
en la Argentina. Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2010.
Halperín
Donghi, Tulio. Historia de la Universidad de Buenos Aires. Eudeba,
Buenos Aires, 1º ed. 1962, 2º ed., 2002.
Sitio
web de la Universidad de Buenos Aires. http://www.uba.ar
Edicto
de Erección de la UBA
Se
trasunta a continuación el preámbulo del Edicto,
donde además de la fijación del estatuto del emisor
del texto y de sus competencias legítimas, se procede
a una exhaustiva --y hasta vehemente, tal como lo muestra la
profusa inclusión de adverbios y adjetivos subjetivos
axiológicos— exposición de la prolongada,
a la vez que dificultosa, historia de la creación de
la Universidad de Buenos Aires. Y donde se destaca de modo privilegiado
la preocupación que este “nuevo orden”, como
se autodenomina el gobierno de Martín Rodríguez,
exhibía por las cuestiones relacionadas con la educación
pública.
EDICTO
DE ERECCION
DE
LA UNIVERSIDAD
DE
BUENOS-AYRES
D.
Martín Rodríguez brigadier general, gobernador
y capitán general de la provincia de Buenos-Ayres
Desde
el año de 1778 estaban expedidas las órdenes para
el establecimiento de la Universidad en esta ciudad, y la más
remarcable indiferencia del gobierno metropolitano las había
sepultado en el olvido. Excitado el supremo directorio ejecutivo
por las instancias de muchos ciudadanos, amantes de la ilustración
y progresos de su país, propuso al congreso general en
1819 la erección de este establecimiento literario; y
opinando que se hallaba bastantemente facultado para proceder
a fundarlo por sí solo, manifestó que deseaba
la cooperación de aquél cuerpo soberano para colmar
de autoridad la ejecución de un pensamiento tan benéfico.
El congreso general adhirió sin demora a la propuesta,
acordando que se procediese luego a la erección, dándole
las formas provisionales el gobierno, y cuidando de remitirlas
para su aprobación a la primera legislatura. Las calamidades
del año veinte lo paralizaron todo, estando a punto ya
de realizarse. Pero habiéndose restablecido el sosiego
y la tranquilidad de la provincia, es uno de los primeros deberes
del gobierno entrar de nuevo a ocuparse de la educación
pública, y promoverla por un sistema general, que siendo
el más oportuno para hacerla floreciente, lo había
suspendido la anarquía, y debe desarrollarlo el nuevo
orden. Animado de otros sentimientos resolví llevar a
ejecución la fundación de la Universidad (…)
(Le
siguen partes dispositivas destinadas a designar los órganos
y la estructura que adquiriría la Universidad.)
Todo
lo cual mando que así se guarde y cumpla puntualmente,
publicándose este Edicto en la sala general de la Universidad
por el escribano mayor de gobierno en Buenos-Ayres a 9 de agosto
de 1821 – Martín Rodríguez – Bernardino
Rivadavia
*
Centro de Divulgación Científica Facultad de Farmacia
y Bioquímica Universidad de Buenos Aires
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