Actualizado: 19 Diciembre, 2021 10:39

Simultáneamente, se conformó la contracara indisociable del empobrecimiento masivo; el empobrecimiento fue un hecho económico, un hecho social y un hecho político.

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La pobreza se incrementó y se hizo más heterogénea, incorporando a dichos sectores, para configurar un fenómeno novedoso que algunos han dado por llamar la *nueva pobreza*.

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MOVIMIENTO OBRERO INFORMES / INVESTIGACIONES

DESOCUPACIÓN COMO FORMA DE EXCLUSIÓN SOCIAL

EL DESOCUPADO COMO DESAPARECIDO SOCIAL

PRIMERA PARTE

Por Juan Carlos Cena * especial para Latitud Periódico

3 de octubre del 2016

La cifras actualizadas por el actual INDEC, reflejan que 1 de cada 3 argentinos o bien residentes en nuestro país es POBRE, y que casi un 8 por ciento es INDIGENTE.

Esta realidad está en consonancia con lo analizado, corroborado y publicado por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA - Universidad Católica Argentina.

Los 12 años transcurridos en la Argentina no fueron de mieses y políticas que terminaran con la pobreza en nuestro país, por el contrario fueron el caldo de cultivo para que una dirigencia política oficialista en estos años pasados se embolsaran todo... se robaran todo y corrompieran todo... no fue casual, fue causal... fue la política de Estado de los K...

La responsabilidad del actual gobierno deberá ser revertir esta problemática a la cual han sumado pobres... será parte de los desafíos de una Sociedad que ha mirado demasiado de soslayo... porque le ha interesado lo particular e individual... pero en nuestro país más de 2.300 niños han muerto de hambre en el pasado 2015. La pobreza entre la niñez y adolescencia supera el 40 por ciento...

Este trabajo fue publicado en el portal VILLA CRESPO DIGITAL el 30 de noviembre del 2003.
El trabajo de Cena fue presentado por primera vez en la Cátedra Libre de Derechos Humanos de Filosofía y Letras en 1997. Un trabajo que retrata el doloroso camino del desocupado, sus causas y las aberrantes consecuencias, que se pueden retratar en la actualidad.

Aquí en tres partes EL DESAPARECIDO SOCIAL... UN SER HUMANO QUE NO ESTÁ EN LAS ESTADÍSTICAS, para trabajar, estudiar y crecer... si para las parafernalias movilizaciones que vivaran cadenas nacionales repletas de mentiras y falacias.

Seres humanos sin futuro y sin progreso...

INTRODUCCIÓN

La cuestión de la ausencia de trabajo, de la desocupación creciente, de la exclusión social, y el impacto psicosocial que esto genera en el seno de la sociedad trabajadora es una realidad que atraviesa nuestro territorio y el mundo. Antes de entrar de lleno en el tema es necesario, muy sucintamente, historiar un poco como andaba el país por las décadas del 40 al 50, que se caracterizaba por la gran cantidad de trabajadores y ciudadanos que se incorporan al trabajo, a la sociedad. Por la década del 50 se decía que la Argentina era un país que crecía a un ritmo superior a la de los países europeos, que desarrollaba su industria, que incorporaba importantes masas de la población campesina a las ciudades. En el campo de la política los cambios también habían sido vertiginosos: surgimiento de nuevos sindicatos, voto femenino, desarrollo de políticas destinadas a proteger al trabajador de distintos riesgos sociales y laborales. Es decir se incorporaba a los trabajadores a la vida política del país; bajo las nuevas pautas del Gobierno que desarrollaba El Estado de Bienestar.

La distribución del P.B.I. Producto Bruto Interno oscilaba en el 50%. En la década del 70 los asalariados pasaron a percibir el 43% del P.B.I. Aquí hay que detenerse y recordar las grandes jornadas resistentes populares que protagonizan los trabajadores y el pueblo ante esa disminución. La resistencia ante la atropellada del sistema capitalista para disminuir el reparto de ese producto bruto en beneficio propio, se da en el Correntinazo, el Rosariazo, el Mendozazo, el Cordobazo, más tarde en el Viborazo; expresiones, diría, casi puras, en donde el pueblo democráticamente en cientos de asambleas vecinales, clubes barriales, parroquiales, estudiantiles y sindicales, resuelven -reitero-, ejercer la violencia popular para contrarrestar la violencia de la voracidad del capital. No es casual el golpe de estado del 76. Con el Rodrigazo no bastaba, y los sindicatos peronistas ya no eran garantía de contención. No cumplían con lo que decía Wrigth Mills de los sindicatos reformistas: El sindicato es un regulador del discurso y del entusiasmo, y el líder sindical un agente de la canalización institucional de la animosidad. La ebullición popular crecía. Lo sindicatos ya no eran los mismos y las concepciones clasistas desplazaban poco a poco las ideas populistas que ya no canalizaban los descontentos. Cabe apuntar que esas nuevas fuerzas de trabajo emergentes no estaban unidas, y el peligro para el sistema capitalistas era precisamente eso: la unidad El Proceso Militar deja un país mutilado, ensangrentado, vaciado, endeudado...Por la década del 80, treinta años después, el panorama que presentaba la economía era diametralmente opuesta a la anterior década: alta y persistente inflación, estancamiento del Producto Bruto, y la caída en los salarios en el porcentaje a distribuir, entrando a la década del 90 a un 32%. Una caída casi de un 20% en la distribución, que significa una inmensa masa de dinero que se transfiere al bolsillo del capitalista. Volviendo al inicio de la década del 80, diremos que comienza todo un fuerte proceso de desindustrialización y un mercado de trabajo cada vez más reducido, que incentivaba la informalidad y la precarización de las relaciones laborales.

En la década del 80 la tasa de desempleo abierta oscilaba en promedio entre el 4% y el 6%. Desde el 83 se produce una aceleración estando a finales de la década en un 10%. Por otra parte, el desfinanciamiento del sector público y la crisis de la deuda externa que irrumpió en la década del 80, provocaron una acentuada caída del nivel de recursos reales destinados a políticas de Bienestar, y un deterioro tal en la calidad de los servicios prestados que hoy nos enfrentamos a la contracara de aquel país que tempranamente desarrolló políticas de protección social. Al iniciarse la década del 90, con un 32% en la distribución de la riqueza, la mayor desigualdad en esa distribución recayó fundamentalmente en los sectores medios, que resultaron los más perjudiciales. La pobreza se incrementó y se hizo más heterogénea, incorporando a dichos sectores, para configurar un fenómeno novedoso que algunos han dado por llamar la *nueva pobreza*.

El empobrecimiento de una parte importante de las clases medias no fue un acontecimiento natural, ni una catástrofe inexorable, ni un castigo divino; tampoco un hecho para ser analizado en forma aislada. Fue una serie de factores de orden externo e interno. Un proceso para cuya comprensión sería necesario referirse a la poderosa transferencia de recursos desde el sector público hacia el sector privado producido en las dos últimas décadas, el endeudamiento externo, a la pérdida de los derechos sociales y a la falta de una intervención estatal eficaz dirigida a proteger a los sectores más vulnerables. Simultáneamente, se conformó la contracara indisociable del empobrecimiento masivo; el empobrecimiento fue un hecho económico, un hecho social y un hecho político. Aquí, no hay que olvidarse de las ausencias de dirigentes políticos y gremiales, originadas por el genocidio efectuado por la dictadura militar, el miedo residual que como agente atemorizador regula las protestas, además de las reconversiones de dirigentes políticos y gremiales y la aceptación por una parte de la sociedad de este nuevo mundo que asomaba sus crestas, avalado por una franja de intelectuales que vendieron su alma al capital por intermedio de las fundaciones. Todo este lineamiento general de la economía en la argentina de los últimos veinte años, tuvo una secuela casi invisible, pero no por ello menos real: el empobrecimiento de una importante porción de la sociedad. A los pobres estructurales, ahora más pobres, se le sumaron los *nuevos pobres*, provenientes en su gran mayoría de la clase media, estrato híbrido por naturaleza. La nueva pobreza conserva de su pasado valores sociales y culturales que deben convivir con una limitación cierta e infranqueable de las posibilidades de consumo. Lo que quiere decir que ese deterioro se verifica en la vivienda, la salud, transporte, educación, tanto en el plano individual como en el colectivo.

La ausencia de estos valores origina una serie de conflictos personales y de grupo que tienen que ver con la autoestima. ¿Podemos decir entonces, que la sociedad argentina solo se mueve hacía abajo? No. Como en toda sociedad capitalista -señalado reiteradamente durante décadas-, la tendencia es la polarización de la sociedad: Lo más se pauperizan en términos relativos o absolutos, en tanto que los menos se apropian de más riqueza. Esto es claro en la argentina de los últimos veinte años. El capitalismo cambia. Si uno observa su historia comprobará las distintas formas que va adoptando para preservar la ganancia máxima. El capitalismo argentino con dominio del capital industrial es derrotado por una nueva forma de organización: la que se corresponde con el capital financiero. Se ha impuesto el capital financiero, no sin sortear obstáculos y duros enfrentamientos. El capitalismo en la argentina salió de su expansión y entró en su fase de descomposición; porque crece el carácter parasitario del capitalismo argentino. Puede decirse, intentando poner un punto de partida a estos cambios, que todo comenzaría por la década del 60. Década donde comienza además la más formidable resistencia popular en los hechos ya mencionados como el Cordobazo. Creo que dable señalar que el 55 es el antecedente más notable de iniciación de ese cambio.

* Juan Carlos Cena: Fue Secretario General del Personal Técnico de Ferrocarriles Argentinos, Organismo Central por dos mandatos (1984 – 1989)
Libros sobre Movimiento Obrero: El Cordobazo una rebelión popular / Ferroviarios Sinfonía de Acero y Lucha y numerosos trabajos de investigación.
Historia Viva de la Resistencia Peronista – 2016.

Publicado por primera vez: domingo 28 de diciembre del 2003

Caracteres: 9806

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