DE
LOS CHICLES ADAMS AL CBC
Los
recorridos de los edificios porteños merecen esta crónica…
Por Elena Luz González Bazán
especial para Latitud Periódico
2 de julio del 2015
El
edificio en cuestión queda en las calles Holmberg y Franklin
Roosevelt, en el barrio de Villa Urquiza, Comuna 12.
Durante más de cuarenta años
funcionó la fábrica de chicles más conocida:
Adams, hacia fines de la década del 70 cerró sus
puertas y en 1985, el gobierno porteño, de ese entonces,
otorga el predio a la Universidad de Buenos Aires, allí
se constituye en una de las 15 sedes del CBC / Ciclo Básico
Común. Hasta fines de la década del 70 Adams fabricaba
sus famosos chicles en Holmberg y Franklin Roosevelt, Villa
Urquiza luego se muda a Escobar, provincia de Buenos Aires,
pero a principio del siglo cierra definitivamente sus puertas.
Desde hace 30 años el edificio funciona como sede del
CBC de la UBA.
El edificio del CBC es conocido como Drago,
en realidad su nombre es CBC Leónidas Anastasi, lo de
Drago es por su cercanía con la estación homónima
del ex Ferrocarril Mitre.
En este predio produjo la Compañía
de Chicles Adams que se muda tras el fallido proyecto de la
Autopista Central (AU3).
Elena Hernández, es vecina de Villa
Urquiza que trabajó como operaria en la cadena de montaje
de la fábrica de chicles Adams entre 1956 y 1961.
En el reportaje sostiene:
“Desde muy chica vivo a tres cuadras de la fábrica.
Siempre escuchaba hablar de que era una muy buena empresa y
yo soñaba con trabajar allí. De hecho, estuve
esperando algunos años hasta ser mayor de edad. Cuando
tuve 19 años llegó la tan ansiada oportunidad.
El Gerente de la empresa todos los días ‘caminaba
la fábrica’ y nosotros lo vivíamos como
una grata visita. Con los jefes también teníamos
un trato cordial y respetuoso; dos veces al día nos preparaban
un refrigerio y los salarios eran más altos de lo que
correspondía según el convenio. La verdad es que
existía la camaradería y se trabajaba en un muy
buen clima, en todos sus sentidos. ¡Trabajé tan
lindo! El trato era excelente y la gente agradable. Tengo muy
gratos recuerdos de Adams y cada tanto sueño que estoy
frente a mi máquina haciendo lo que hacía. Luego
me despierto feliz”.
Afirmaba
también que: la mayoría eran operarias y que
los únicos hombres eran los mecánicos y los elaboradores
del chicle, dado que tenían que desempeñar tareas
que requerían esfuerzos físicos considerables.
Luego Elena afirma: “El 12 de marzo de 1956, jamás
lo olvidaré, fue el día que comencé a trabajar
en ese lugar soñado. Me asignaron el puesto de maquinista
de la envasadora de las cajitas que contenían dos unidades.
Además debíamos tener el conocimiento de todas
las tareas de la sección. Yo tenía que cargar
los chicles y seguirle el ritmo a la máquina. Eran tandas
de cinco paquetes de dos. Nosotros registrábamos en planillas
toda la producción. Se hacían chicles de menta
y de tutti-frutti. Luego se lanzaron unos con sabor a guinda,
pero no tuvieron mucho éxito. Finalmente, se hacía
una especie de pastillita diminuta llamada Sen Sen, que básicamente
servía para mejorar el aliento. Trabajábamos de
9 a 12 y de 14 a 18. Muchos se quedaban a almorzar, pero como
yo vivía cerca iba a comer a casa”.
La construcción del edificio es de 1942,
en la planta baja estaban las oficinas, en el primer piso se
envasaba y en el segundo se elaboraba o fabricaban los productos.
En sus 2.800 metros cuadrados de hormigón,
la construcción es bien sólida. Fue pensada para
fábrica, para acondicionarla como sede universitaria
hubo que hacer muchos arreglos; como por ejemplo, el retiro
de calderas en desuso, artefactos oxidados y la construcción
de las aulas.
Jorge
Ferronato, actual director del CBC y director de la Sede Drago
durante 23 años, recuerda: “Estos eran inmensos
pabellones que se cerraron y se hicieron aulas. La resolución
que nos otorgaba el edificio se firmó en octubre de 1984
y en marzo del año siguiente empezaron las clases!.En
muy poco tiempo hubo que reconstruir esa vieja fábrica
de chicles y transformarla en un ámbito universitario”.
El académico considera que el inmueble fue pensado desde
un paradigma de la época: “Es típico de
la década del 40, cuando la Argentina todavía
podía darse el lujo de hacer edificios de estas dimensiones
para una fábrica de chicles. Era la Argentina que Félix
Luna llamó opulenta, que todavía disponía
de bienes para invertir tanto en la actividad privada como en
la pública. Este edificio, sin dudas, está bien
construido. A pesar de las modificaciones que hicimos, conserva
gran parte de sus características originales”.
Luego sostiene: “Los electricistas aún hoy
nos comentan, y esto lo he podido comprobar yo mismo, que todavía
perdura el olor a la menta de los chicles. Es algo increíble,
después de tantos años...”.
“La
última gran innovación de la UBA ha sido el CBC.
Anteriormente lo había sido Ciudad Universitaria, donde
se construyeron los pabellones de Ciencias Exactas y Arquitectura.
Pero esto fue a fines de los 50 y principios de los 60, se plasmó
durante el gobierno del Dr. Arturo Illia. Luego vino Onganía
y todo lo conocido, empezando por la Noche de los Bastones Largos.
Ahí se frenó todo: grandes científicos
se fueron del país (uno de ellos Premio Nobel) y no volvieron
más. Con el retorno democrático volvimos a tener
problemas presupuestarios enormes: a gatas le alcanzó
al Consejo Superior para pagar los sueldos de los docentes.
El tema presupuestario corroe y erosiona. Los sueldos hoy por
hoy están bastante mejor que en otras épocas:
un adjunto con dedicación semiexclusiva cobra 3.000 pesos,
lo cual no es que sea suficiente pero hasta hace poco apenas
si superaba los 800 pesos”.
EL
CBC
En 1984, gobierno de Raúl Ricardo Alfonsín,
ministro de Educación, Carlos Alconada y rector normalizador,
Francisco Delich se da nacimiento al ciclo de ingreso, denominado
CBC.
Ferronato afirma que los objetivos eran: “Uno tiene
que ver con la eliminación de los exámenes de
ingreso. Hasta ese entonces, accedía un 20 por ciento
de aquellos que se presentaban. Eran exámenes muy arbitrarios
y el alumno un desconocido. El segundo es que los alumnos puedan
empezar a hacer vida de ciudadano universitario. Dentro de ese
esquema, es central la posibilidad de cambiar de carrera si
lo desean: el 28 por ciento de los alumnos cambia de carrera
en ese momento. El tercero es la nivelación: los resultados
de la Ley Federal de Educación, dictadas durante el gobierno
de Carlos Menem, fueron nefastos. Hasta hace muy poco observábamos
con estupor que los alumnos de los últimos años
del secundario venían a la universidad con un grado elevado
de analfabetismo”.
EL
PLAN DE AUTOPISTAS DE LA DICTADURA
CACCIATORE
LO HIZO
La dictadura nos inundaría de autopistas,
esa fue la promesa, todo lo parecido con la actualidad, no es
casualidad… se hizo solo la Perito Moreno y la 25 de Mayo,
inauguradas el 6 de diciembre de 1980, cuyo costo fue de unos
730 millones de dólares, cuyo financiamiento fue deuda
externa avalada por el Tesoro Nacional.
El
profesor Ferronato dice: “Durante la última
dictadura militar el intendente era el brigadier Osvaldo Cacciatore.
A él se le ocurrió hacer entre Saavedra, Coghlan
y Belgrano R la famosa Autopista 3. En realidad fue un proyecto
alocado porque exigió la expropiación de miles
de propiedades. Muchas se demolieron pero, como luego no se
hizo la obra, otras fueron usurpadas por vecinos que no tenían
vivienda. Uno de estos edificios, propiedad de la Municipalidad,
fue cedido en forma permanente a la Universidad de Buenos Aires”.
¨Luego de siete años de dictadura, la democracia
fue vivida por la sociedad argentina con mucha alegría
y compromiso. La Universidad de Buenos Aires no fue ajena: dentro
del CBC se dio este clima de libertad, de debate, de análisis,
de mirada crítica, de nuevas teorías. Se vivió
con mucha fuerza. Hubo camadas de alumnos que salieron de esta
ex fábrica de chicles y que ahora cumplen roles importantísimos.
El actual Secretario General de la UBA, el Dr. Carlos Mas Vélez,
fue alumno de Drago y además es vecino del barrio. El
secretario académico de la Facultad de Derecho, Gonzalo
Álvarez, fue alumno nuestro también¨.
Y así numerosos profesores pasaron por estas aulas.
LA
MULTINACIONAL ADAMS
Su dueño y fundador fue Thomas Adams,
él popularizó el chicle, corría los finales
del siglo XIX.
En febrero de 1871, Thomas Adams que además era fotógrafo
vendió los primeros chiclets en el estado de Nueva Jersey.
En 1871, los obreros parisinos tomaban París y corrían
los tiempos de la Comuna…
Ya sobre fines del siglo XX, la fábrica
deja de elaborar golosinas en nuestro país. Sus inicios
se remontan al 29 de noviembre de 1937, su final como productor
de golosinas en 1997.
Los productos comenzaron a importarse. En 1999. Warner Lambert,
quien era dueña de Adams a nivel mundial, decide cerrar
y concentrar la producción de golosinas y chicles en
los centros de mayor nivel y desarrollo tecnológico.
En el 2002, el monopolio de capitales mayoritarios
británicos Cadbury compra Adams por 4.200 millones de
dólares.
DE
EDIFICIOS DE PRODUCCIÓN A OTRO DESTINO NO PRODUCTIVO
Adams y Drago.
Ramos Mejia, la sede hasta hace poco de Ciencias Sociales fue
una fábrica de cigarrillos.
Marcelo T. de Alvear, la actual sede de la UBA, fue una maternidad,
la Pedro Pardo.
Ciencias Sociales en Constitución fue una fábrica
de galletitas Terrabusi.
La sede de Púan donde funciona Filosofía y Letras
fue la fábrica Nobleza.
FUENTES: El Barrio, páginas UBA, fuentes
propias.
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