¨Es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos. Son las escuelas la base de la civilización¨.

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Sábado 30 Junio, 2018 12:51

 

 

 

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Voltaire

DE LOS CHICLES ADAMS AL CBC

Los recorridos de los edificios porteños merecen esta crónica…

Por Elena Luz González Bazán especial para Latitud Periódico

2 de julio del 2015

El edificio en cuestión queda en las calles Holmberg y Franklin Roosevelt, en el barrio de Villa Urquiza, Comuna 12.

Durante más de cuarenta años funcionó la fábrica de chicles más conocida: Adams, hacia fines de la década del 70 cerró sus puertas y en 1985, el gobierno porteño, de ese entonces, otorga el predio a la Universidad de Buenos Aires, allí se constituye en una de las 15 sedes del CBC / Ciclo Básico Común. Hasta fines de la década del 70 Adams fabricaba sus famosos chicles en Holmberg y Franklin Roosevelt, Villa Urquiza luego se muda a Escobar, provincia de Buenos Aires, pero a principio del siglo cierra definitivamente sus puertas. Desde hace 30 años el edificio funciona como sede del CBC de la UBA.

El edificio del CBC es conocido como Drago, en realidad su nombre es CBC Leónidas Anastasi, lo de Drago es por su cercanía con la estación homónima del ex Ferrocarril Mitre.

En este predio produjo la Compañía de Chicles Adams que se muda tras el fallido proyecto de la Autopista Central (AU3).

Elena Hernández, es vecina de Villa Urquiza que trabajó como operaria en la cadena de montaje de la fábrica de chicles Adams entre 1956 y 1961.
En el reportaje sostiene:
“Desde muy chica vivo a tres cuadras de la fábrica. Siempre escuchaba hablar de que era una muy buena empresa y yo soñaba con trabajar allí. De hecho, estuve esperando algunos años hasta ser mayor de edad. Cuando tuve 19 años llegó la tan ansiada oportunidad. El Gerente de la empresa todos los días ‘caminaba la fábrica’ y nosotros lo vivíamos como una grata visita. Con los jefes también teníamos un trato cordial y respetuoso; dos veces al día nos preparaban un refrigerio y los salarios eran más altos de lo que correspondía según el convenio. La verdad es que existía la camaradería y se trabajaba en un muy buen clima, en todos sus sentidos. ¡Trabajé tan lindo! El trato era excelente y la gente agradable. Tengo muy gratos recuerdos de Adams y cada tanto sueño que estoy frente a mi máquina haciendo lo que hacía. Luego me despierto feliz”.

Afirmaba también que: la mayoría eran operarias y que los únicos hombres eran los mecánicos y los elaboradores del chicle, dado que tenían que desempeñar tareas que requerían esfuerzos físicos considerables.
Luego Elena afirma: “El 12 de marzo de 1956, jamás lo olvidaré, fue el día que comencé a trabajar en ese lugar soñado. Me asignaron el puesto de maquinista de la envasadora de las cajitas que contenían dos unidades. Además debíamos tener el conocimiento de todas las tareas de la sección. Yo tenía que cargar los chicles y seguirle el ritmo a la máquina. Eran tandas de cinco paquetes de dos. Nosotros registrábamos en planillas toda la producción. Se hacían chicles de menta y de tutti-frutti. Luego se lanzaron unos con sabor a guinda, pero no tuvieron mucho éxito. Finalmente, se hacía una especie de pastillita diminuta llamada Sen Sen, que básicamente servía para mejorar el aliento. Trabajábamos de 9 a 12 y de 14 a 18. Muchos se quedaban a almorzar, pero como yo vivía cerca iba a comer a casa”.

La construcción del edificio es de 1942, en la planta baja estaban las oficinas, en el primer piso se envasaba y en el segundo se elaboraba o fabricaban los productos.

En sus 2.800 metros cuadrados de hormigón, la construcción es bien sólida. Fue pensada para fábrica, para acondicionarla como sede universitaria hubo que hacer muchos arreglos; como por ejemplo, el retiro de calderas en desuso, artefactos oxidados y la construcción de las aulas.

Jorge Ferronato, actual director del CBC y director de la Sede Drago durante 23 años, recuerda: “Estos eran inmensos pabellones que se cerraron y se hicieron aulas. La resolución que nos otorgaba el edificio se firmó en octubre de 1984 y en marzo del año siguiente empezaron las clases!.En muy poco tiempo hubo que reconstruir esa vieja fábrica de chicles y transformarla en un ámbito universitario”. El académico considera que el inmueble fue pensado desde un paradigma de la época: “Es típico de la década del 40, cuando la Argentina todavía podía darse el lujo de hacer edificios de estas dimensiones para una fábrica de chicles. Era la Argentina que Félix Luna llamó opulenta, que todavía disponía de bienes para invertir tanto en la actividad privada como en la pública. Este edificio, sin dudas, está bien construido. A pesar de las modificaciones que hicimos, conserva gran parte de sus características originales”.
Luego sostiene: “Los electricistas aún hoy nos comentan, y esto lo he podido comprobar yo mismo, que todavía perdura el olor a la menta de los chicles. Es algo increíble, después de tantos años...”.

“La última gran innovación de la UBA ha sido el CBC. Anteriormente lo había sido Ciudad Universitaria, donde se construyeron los pabellones de Ciencias Exactas y Arquitectura. Pero esto fue a fines de los 50 y principios de los 60, se plasmó durante el gobierno del Dr. Arturo Illia. Luego vino Onganía y todo lo conocido, empezando por la Noche de los Bastones Largos. Ahí se frenó todo: grandes científicos se fueron del país (uno de ellos Premio Nobel) y no volvieron más. Con el retorno democrático volvimos a tener problemas presupuestarios enormes: a gatas le alcanzó al Consejo Superior para pagar los sueldos de los docentes. El tema presupuestario corroe y erosiona. Los sueldos hoy por hoy están bastante mejor que en otras épocas: un adjunto con dedicación semiexclusiva cobra 3.000 pesos, lo cual no es que sea suficiente pero hasta hace poco apenas si superaba los 800 pesos”.

EL CBC

En 1984, gobierno de Raúl Ricardo Alfonsín, ministro de Educación, Carlos Alconada y rector normalizador, Francisco Delich se da nacimiento al ciclo de ingreso, denominado CBC.
Ferronato afirma que los objetivos eran: “Uno tiene que ver con la eliminación de los exámenes de ingreso. Hasta ese entonces, accedía un 20 por ciento de aquellos que se presentaban. Eran exámenes muy arbitrarios y el alumno un desconocido. El segundo es que los alumnos puedan empezar a hacer vida de ciudadano universitario. Dentro de ese esquema, es central la posibilidad de cambiar de carrera si lo desean: el 28 por ciento de los alumnos cambia de carrera en ese momento. El tercero es la nivelación: los resultados de la Ley Federal de Educación, dictadas durante el gobierno de Carlos Menem, fueron nefastos. Hasta hace muy poco observábamos con estupor que los alumnos de los últimos años del secundario venían a la universidad con un grado elevado de analfabetismo”.

EL PLAN DE AUTOPISTAS DE LA DICTADURA

CACCIATORE LO HIZO

La dictadura nos inundaría de autopistas, esa fue la promesa, todo lo parecido con la actualidad, no es casualidad… se hizo solo la Perito Moreno y la 25 de Mayo, inauguradas el 6 de diciembre de 1980, cuyo costo fue de unos 730 millones de dólares, cuyo financiamiento fue deuda externa avalada por el Tesoro Nacional.

El profesor Ferronato dice: “Durante la última dictadura militar el intendente era el brigadier Osvaldo Cacciatore. A él se le ocurrió hacer entre Saavedra, Coghlan y Belgrano R la famosa Autopista 3. En realidad fue un proyecto alocado porque exigió la expropiación de miles de propiedades. Muchas se demolieron pero, como luego no se hizo la obra, otras fueron usurpadas por vecinos que no tenían vivienda. Uno de estos edificios, propiedad de la Municipalidad, fue cedido en forma permanente a la Universidad de Buenos Aires”.
¨Luego de siete años de dictadura, la democracia fue vivida por la sociedad argentina con mucha alegría y compromiso. La Universidad de Buenos Aires no fue ajena: dentro del CBC se dio este clima de libertad, de debate, de análisis, de mirada crítica, de nuevas teorías. Se vivió con mucha fuerza. Hubo camadas de alumnos que salieron de esta ex fábrica de chicles y que ahora cumplen roles importantísimos. El actual Secretario General de la UBA, el Dr. Carlos Mas Vélez, fue alumno de Drago y además es vecino del barrio. El secretario académico de la Facultad de Derecho, Gonzalo Álvarez, fue alumno nuestro también¨.

Y así numerosos profesores pasaron por estas aulas.

LA MULTINACIONAL ADAMS

Su dueño y fundador fue Thomas Adams, él popularizó el chicle, corría los finales del siglo XIX.
En febrero de 1871, Thomas Adams que además era fotógrafo vendió los primeros chiclets en el estado de Nueva Jersey.
En 1871, los obreros parisinos tomaban París y corrían los tiempos de la Comuna…

Ya sobre fines del siglo XX, la fábrica deja de elaborar golosinas en nuestro país. Sus inicios se remontan al 29 de noviembre de 1937, su final como productor de golosinas en 1997.
Los productos comenzaron a importarse. En 1999. Warner Lambert, quien era dueña de Adams a nivel mundial, decide cerrar y concentrar la producción de golosinas y chicles en los centros de mayor nivel y desarrollo tecnológico.

En el 2002, el monopolio de capitales mayoritarios británicos Cadbury compra Adams por 4.200 millones de dólares.

DE EDIFICIOS DE PRODUCCIÓN A OTRO DESTINO NO PRODUCTIVO

Adams y Drago.
Ramos Mejia, la sede hasta hace poco de Ciencias Sociales fue una fábrica de cigarrillos.
Marcelo T. de Alvear, la actual sede de la UBA, fue una maternidad, la Pedro Pardo.
Ciencias Sociales en Constitución fue una fábrica de galletitas Terrabusi.
La sede de Púan donde funciona Filosofía y Letras fue la fábrica Nobleza.

FUENTES: El Barrio, páginas UBA, fuentes propias.

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