URBANIZACIÓN
DE LAS VILLAS
LOS PUNTOS 7 Y 8 DEL ACUERDO
Parte IV
Por Elena
Luz González Bazán especial para Latitud Periódico
4 de noviembre
del 2016
En el Acuerdo
para urbanizar las Villas Miserias se plantea, en el punto 7,
la necesidad de tener un muestreo cabal y acabado de los habitantes
de las villas y asentamientos. Debe haber relevamientos sistemáticos
donde se vislumbre: condiciones de vida, hábitat y, agregamos,
es necesario conocer la realidad sanitaria, el trabajo que realizan,
la desocupación y la precariedad reinante, el problema
educativo, no solo de los niños y adolescentes, también
de los adultos.
Es dable plantear que en estos espacios habitacionales se encuentran
los niveles más elevados de trabajo en negro, escasa
capacitación y educación, mayores niveles de explotación,
el aumento de la drogadicción, alcohol y trata.
En el punto
8 del Acuerdo alude sobre la discriminación, una situación
y contexto social que ha penetrado a la sociedad en su conjunto,
no nos podemos hacer los distraídos.
Lo otro es ver la importancia de la mano de obra que hay en
las villas y asentamientos y que mucha de ella puede ser parte,
debe ser parte, de la recuperación de estos espacios
habitacionales, en cuanto a las obras a emprender y todo lo
referente a la construcción de un nuevo espacio físico
digno.
No hay nada más importante en la dignidad de los hombres
cuando la construcción de sus realidades viene de sus
manos laboriosas…
7
EL REGISTRO DE LA CANTIDAD Y CONDICIONES DE HABITABILIDAD
DE LOS INQUILINOS EN VILLAS
Es fundamental
desarticular la multiplicidad de obstáculos que restringen
el conocimiento de la situación habitacional de los inquilinos
y otros grupos en condiciones de tenencia particularmente precaria
(anticrético, sesiones, etc.) en villas. De manera complementaria,
resulta imprescindible generar relevamientos sistemáticos
sobre las condiciones de vida y la cantidad que representan
estos grupos particularmente vulnerables que habitan en los
barrios. A partir de esta información es necesario realizar
diagnósticos que permitan conocer con precisión
las distintas situaciones que afectan a este sector de la población
de las villas.
Es necesario
desarrollar enfoques integrales que, en primer lugar, visibilicen
el fenómeno de los inquilinos y, en segundo lugar, que
los reconozcan como sujetos de derecho a una vivienda digna
y a ser parte de los procesos de urbanización. A partir
de ello, son imprescindibles abordajes especiales desde el Estado
para receptar esta problemática, que permitan construir
una política urbana integral que garantice el acceso
a una vivienda digna y a las ventajas resultantes de los procesos
de urbanización y la permanencia. Esto es necesario para
evitar someter a los inquilinos a los efectos de la especulación
sobre la propiedad que pueda generar la expectativa urbanizadora,
garantizando políticas que prevengan desalojos informales.
GARANTIZAR EL ACCESO A UNA VIVIENDA Y HÁBITAT
ADECUADO PARA LOS INQUILINOS
La
población inquilina, como todo el resto de quienes habitan
las villas, tiene derecho a acceder a una vivienda digna y adecuada
para su reproducción individual y familiar. Esto implica
intervenir sobre todas las dimensiones que hacen al déficit
en este sector, considerando el hacinamiento, las condiciones
de saneamiento, las ventilaciones y calidad de la vivienda,
las condiciones de acceso a los servicios básicos de
infraestructura y al equipamiento colectivo. Deben garantizarse
las condiciones para acceder a una vivienda adecuada a precios
accesibles. Los inquilinos están expuestos a diversos
abusos relacionados con las condiciones jurídicas en
que se desarrolla el alquiler en villas. Es necesario que este
sector de la población acceda a la tenencia segura de
la vivienda, lo que no implica la mera regulación de
los inquilinatos que hoy existen en las villas.
PROMOCIÓN
DEL ALQUILER SOCIAL
Como
parte de una política más amplia destinada a resolver
el déficit habitacional, se considera necesario implementar
también en las villas sistemas de vivienda social en
alquiler, conformados a partir de inmuebles de dominio estatal,
que serán considerados una solución habitacional
transitoria en la medida en que la vivienda estatal siga siendo
adjudicada en propiedad a sus destinatarios. El Estado, a través
de la generación de un Banco de Inmuebles, debe garantizar
el suelo para la construcción de viviendas o la refuncionalización
de edificios vacantes.
8
INTEGRACIÓN SOCIOCULTURAL
La integración
sociocultural implica combatir todo tipo de discurso y acción
discriminatoria hacia las villas y su población, desarticular
estigmas y favorecer la integración, reconociendo a los
habitantes de estos barrios en su calidad de ciudadanos, con
las mismas características, derechos y obligaciones que
los del resto de la ciudad. Asimismo, es importante realizar
un trabajo que rescate la memoria y la historia de cada uno
de los barrios, los procesos de producción de esas porciones
de ciudad y de los conflictos habitacionales que fueron superando.
Además,
en las villas, como en el resto de la ciudad, conviven diversas
colectividades, que tienen tradiciones culturales diferenciadas.
Para propender a la integración, la urbanización
de villas necesita promover la generación de espacios
y condiciones que habiliten esas expresiones en un contexto
de enriquecimiento mutuo. Es particularmente sensible el tratamiento
oficial y mediático sobre las villas, en la medida en
que pueden colaborar a reafirmar o revertir prejuicios; la existencia
de canales de información en villas (como los que se
abrieron a partir de la sanción de la ley de medios),
resulta un aporte en ese sentido.
INTEGRACIÓN SOCIOECONÓMICA
La población
de villas realiza actividades productivas en sus barrios y/o
viviendas, que aseguran su sustento cotidiano. Los procesos
de urbanización, habitualmente, han desconocido esa dimensión,
omitiendo en sus intervenciones el resguardo y mejoramiento
de las condiciones físicas necesarias para el desarrollo
de esas actividades y, en muchos casos, estrechando e incluso
destruyendo los espacios que las familias requieren para producir.
Toda acción de urbanización requiere conocer cuáles
son esas actividades, desarrolladas dentro, en las inmediaciones
y fuera del barrio, generando a partir de ese diagnóstico
acciones que permitan su permanencia. En este sentido, no hay
urbanización ni mejoramiento posible, si se destruyen
o afectan negativamente las oportunidades y condiciones que
permiten la reproducción económica de la población.
Asimismo,
las obras públicas a realizar en el marco de los procesos
de urbanización priorizarán la contratación
de trabajadores con los que cuente el barrio, tanto para tareas
de construcción como aquellas que involucren saberes
técnicos y profesionales con los que cuente la población.
Toda vez que sea posible, estas acciones se desarrollarán
instalando capacidades productivas en los barrios, que serán
útiles para las tareas de mantenimiento y readecuación
futura que requerirán los barrios para garantizar las
mejoras en el tiempo.
FUENTE:
Observatorio derecho a la ciudad.
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