¨Es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos. Son las escuelas la base de la civilización¨.

Domingo Faustino Sarmiento

Sábado 7 Julio, 2018 21:36

 

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URBANIZACIÓN DE LAS VILLAS
LOS PUNTOS 7 Y 8 DEL ACUERDO
Parte IV

Por Elena Luz González Bazán especial para Latitud Periódico

4 de noviembre del 2016

En el Acuerdo para urbanizar las Villas Miserias se plantea, en el punto 7, la necesidad de tener un muestreo cabal y acabado de los habitantes de las villas y asentamientos. Debe haber relevamientos sistemáticos donde se vislumbre: condiciones de vida, hábitat y, agregamos, es necesario conocer la realidad sanitaria, el trabajo que realizan, la desocupación y la precariedad reinante, el problema educativo, no solo de los niños y adolescentes, también de los adultos.
Es dable plantear que en estos espacios habitacionales se encuentran los niveles más elevados de trabajo en negro, escasa capacitación y educación, mayores niveles de explotación, el aumento de la drogadicción, alcohol y trata.

En el punto 8 del Acuerdo alude sobre la discriminación, una situación y contexto social que ha penetrado a la sociedad en su conjunto, no nos podemos hacer los distraídos.
Lo otro es ver la importancia de la mano de obra que hay en las villas y asentamientos y que mucha de ella puede ser parte, debe ser parte, de la recuperación de estos espacios habitacionales, en cuanto a las obras a emprender y todo lo referente a la construcción de un nuevo espacio físico digno.
No hay nada más importante en la dignidad de los hombres cuando la construcción de sus realidades viene de sus manos laboriosas…

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EL REGISTRO DE LA CANTIDAD Y CONDICIONES DE HABITABILIDAD DE LOS INQUILINOS EN VILLAS

Es fundamental desarticular la multiplicidad de obstáculos que restringen el conocimiento de la situación habitacional de los inquilinos y otros grupos en condiciones de tenencia particularmente precaria (anticrético, sesiones, etc.) en villas. De manera complementaria, resulta imprescindible generar relevamientos sistemáticos sobre las condiciones de vida y la cantidad que representan estos grupos particularmente vulnerables que habitan en los barrios. A partir de esta información es necesario realizar diagnósticos que permitan conocer con precisión las distintas situaciones que afectan a este sector de la población de las villas.

Es necesario desarrollar enfoques integrales que, en primer lugar, visibilicen el fenómeno de los inquilinos y, en segundo lugar, que los reconozcan como sujetos de derecho a una vivienda digna y a ser parte de los procesos de urbanización. A partir de ello, son imprescindibles abordajes especiales desde el Estado para receptar esta problemática, que permitan construir una política urbana integral que garantice el acceso a una vivienda digna y a las ventajas resultantes de los procesos de urbanización y la permanencia. Esto es necesario para evitar someter a los inquilinos a los efectos de la especulación sobre la propiedad que pueda generar la expectativa urbanizadora, garantizando políticas que prevengan desalojos informales.


GARANTIZAR EL ACCESO A UNA VIVIENDA Y HÁBITAT ADECUADO PARA LOS INQUILINOS

La población inquilina, como todo el resto de quienes habitan las villas, tiene derecho a acceder a una vivienda digna y adecuada para su reproducción individual y familiar. Esto implica intervenir sobre todas las dimensiones que hacen al déficit en este sector, considerando el hacinamiento, las condiciones de saneamiento, las ventilaciones y calidad de la vivienda, las condiciones de acceso a los servicios básicos de infraestructura y al equipamiento colectivo. Deben garantizarse las condiciones para acceder a una vivienda adecuada a precios accesibles. Los inquilinos están expuestos a diversos abusos relacionados con las condiciones jurídicas en que se desarrolla el alquiler en villas. Es necesario que este sector de la población acceda a la tenencia segura de la vivienda, lo que no implica la mera regulación de los inquilinatos que hoy existen en las villas.

PROMOCIÓN DEL ALQUILER SOCIAL

Como parte de una política más amplia destinada a resolver el déficit habitacional, se considera necesario implementar también en las villas sistemas de vivienda social en alquiler, conformados a partir de inmuebles de dominio estatal, que serán considerados una solución habitacional transitoria en la medida en que la vivienda estatal siga siendo adjudicada en propiedad a sus destinatarios. El Estado, a través de la generación de un Banco de Inmuebles, debe garantizar el suelo para la construcción de viviendas o la refuncionalización de edificios vacantes.


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INTEGRACIÓN SOCIOCULTURAL

La integración sociocultural implica combatir todo tipo de discurso y acción discriminatoria hacia las villas y su población, desarticular estigmas y favorecer la integración, reconociendo a los habitantes de estos barrios en su calidad de ciudadanos, con las mismas características, derechos y obligaciones que los del resto de la ciudad. Asimismo, es importante realizar un trabajo que rescate la memoria y la historia de cada uno de los barrios, los procesos de producción de esas porciones de ciudad y de los conflictos habitacionales que fueron superando.

Además, en las villas, como en el resto de la ciudad, conviven diversas colectividades, que tienen tradiciones culturales diferenciadas. Para propender a la integración, la urbanización de villas necesita promover la generación de espacios y condiciones que habiliten esas expresiones en un contexto de enriquecimiento mutuo. Es particularmente sensible el tratamiento oficial y mediático sobre las villas, en la medida en que pueden colaborar a reafirmar o revertir prejuicios; la existencia de canales de información en villas (como los que se abrieron a partir de la sanción de la ley de medios), resulta un aporte en ese sentido.


INTEGRACIÓN SOCIOECONÓMICA

La población de villas realiza actividades productivas en sus barrios y/o viviendas, que aseguran su sustento cotidiano. Los procesos de urbanización, habitualmente, han desconocido esa dimensión, omitiendo en sus intervenciones el resguardo y mejoramiento de las condiciones físicas necesarias para el desarrollo de esas actividades y, en muchos casos, estrechando e incluso destruyendo los espacios que las familias requieren para producir. Toda acción de urbanización requiere conocer cuáles son esas actividades, desarrolladas dentro, en las inmediaciones y fuera del barrio, generando a partir de ese diagnóstico acciones que permitan su permanencia. En este sentido, no hay urbanización ni mejoramiento posible, si se destruyen o afectan negativamente las oportunidades y condiciones que permiten la reproducción económica de la población.

Asimismo, las obras públicas a realizar en el marco de los procesos de urbanización priorizarán la contratación de trabajadores con los que cuente el barrio, tanto para tareas de construcción como aquellas que involucren saberes técnicos y profesionales con los que cuente la población. Toda vez que sea posible, estas acciones se desarrollarán instalando capacidades productivas en los barrios, que serán útiles para las tareas de mantenimiento y readecuación futura que requerirán los barrios para garantizar las mejoras en el tiempo.

FUENTE: Observatorio derecho a la ciudad.

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