Sábado 30 Junio, 2018 12:46

 

El hombre es el más misterioso y el más desconcertante de los objetos descubiertos por la ciencia.

Ángel Ganivet

 

El hombre actual ha nacido o bien para vivir entre las convulsiones de la inquietud, o bien en el letargo del aburrimiento.

Voltaire

 

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PARTE I

Por Elena Luz González Bazán especial para Latitud Periódico

12 de abril del 2014

Muchos barrios de la ciudad de Buenos Aires, sobre fines del siglo XIX e inicios del XX se vieron inundados de fábricas de las más diversas estructuras edilicias, fabricación y una masa obrera que rondó entre inmigrantes y nativos, mujeres y niños.

En este caso se trata de los CIGARROS AVANTI, se dice que los más populares de Italia; en 1902 se comienzan a producir en la ciudad de Buenos Aires y en este barrio de la Comuna 12.

LA FÁBRICA

El predio de la fábrica era una manzana, delimitada por Guanacache (hoy Roosevelt) entre Ceretti y Burela, eran galpones de amplios ventanales donde llegaron a trabajar unos 1.500 operarios.

El trabajo era artesanal: recibían el tabaco, lo despalillaban, armaban y embalaban para su comercialización.
CIBA era la Compañía Introductora de Buenos Aires, responsable de todo este proceso.

Esta Sociedad anónima tiene una fecha de fundación que es el 28 de septiembre de 1901. Se importaban los productos, creándose posteriormente otras empresas como comercializadora de sal y productos alimenticios: Dos Anclas y las que se dedicarán a la industria textil.

El trabajo como ya dijimos era artesanal, la diferencia con Sudamtex ubicada en Villa Ortúzar o Grafa en Villa Pueyrredón era la utilización de maquinarias para la confección de las telas.

CADENA PRODUCTIVA

Pasteras: eran las que elaboraban la pasta que se ve en el interior del habano.

Despalilladoras: encargadas de limpiar las hojas de tabaco.

Cigarreros: confeccionaban los cigarros: alisaban las hojas de la planta y las enrollaban en forma bicónica.
Estampilladores: colocaban el sello definitivo en los cigarros.

El trabajo de las cigarreras

Eran aproximadamente unas 200 que elaboraban unos 1.000 toscanos por día, bicónicos, luego se los estampillaba.

Cada envase tenía dos toscanos, populares en la Buenos Aires donde habían asomado las chimeneas en los suburbios ocultos de la gran ciudad europeizante.

Los inmigrantes eran una masa laboriosa sustancial en aquella Buenos Aires, el censo poblacional de 1914 refleja que el 49,1 por ciento eran extranjeros, la composición de los extranjeros era: italianos, españoles y el resto de las comunidades. El 50, 9 eran nativos.

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El tradicional toscano se podía observar en los murales y tranvías de Buenos Aires. Los fumadores de toscanos Avanti se los encontraba en los bares, acompañado con el alcohol y las partidas de truco o de tute cabrero; los carreros que con sus chicotazos impulsaban los percherones con un toscano al costado de la boca; los vendedores ambulantes: pescadores, maniseros, fruteros y otros que lo llevaban como un signo sagrado.

Hacia la década del 30, en el siglo pasado, el consumo anual rondaba los 70 millones elaborados con el tabaco criollo misionero, negro sin filtro. En los años 20 se calcula que la producción era de unos 10 millones de toscanos. Los años 50 depararon que el toscano decayera y fuera reemplazado por el cigarrillo, los rubios con o sin filtro.

En 1958 se cierran definitivamente las puertas de la fábrica Avanti.

EL INCENDIO

Este incendio conocido es en 1909, las llamas demolieron el total de las instalaciones, no había elementos, como en la actualidad, para combatir este tipo de siniestros.
Se la reconstruyó y en 1969, más de una década después, aquella existencia que atravesó la industrialización de la porteña Buenos Aires, se la liquidó y en su reemplazo se construyeron monoblocks, con el auspicio del Banco Hipotecario Nacional.

HISTORIAS DE VIDA

Una recolección de historias sirven para vislumbrar lo que fue aquella fábrica, entre las miles que inundaron la Ciudad Industrial.

¨Mi madre trabajo allá por el año 1920 más o menos, con 13 años de edad, haciendo cigarros, bueno ella entró a trabajar para ayudar a la familia, con documentos de una hermana, o sea tía mía, unos años mayor. Otra tía entró pero se tuvo que ir a los pocos días, no soportaba el fuerte olor a tabaco, eran unas deplorables condiciones en que se trabajaba en aquellos tiempos, terribles, con sillas de madera y paja, escasa luz, poca ventilación y ni que hablar de lo poco que les pagaban, pero bueno eran 8 hermanos y todos colaboraban, para poder comer.

Está recordando a María Leticia Sabina Josefa Ferrari de Consiglieri la que trabajo junto a su cuñada, mi abuela Gina.

La recordación de Héctor Espejo, familiar de dos generaciones de operarios que trabajaron en la fábrica. La primera su abuela con 13 años ingresa a la fábrica y egresa a los 60 años, le habían dado su jubilación. La madre de Héctor, Paulina Morichetti, continuaría su labor hasta 1958, año en que la compañía cerraba sus puertas en forma definitiva. “Primero mi abuela, luego mi madre y por último mi padre fueron operarios de la fábrica de cigarros Avanti. Mi abuela comenzó a trabajar desde muy chica en la compañía, como se acostumbraba entonces. Años más tarde mis padres también ingresarían a trabajar allí”.

Héctor describe la fábrica como “un claustro, un galpón monolítico con grandes ventanales. Las puertas asemejaban a la de los castillos”. Todo el barrio se relaciona con su infancia. “Mi madre compraba productos en el almacén de ‘Pocholo’, que ahora es una mueblería, sito en Aizpurúa y Guanacache. Mi papá, cuando era soltero, comía en la fonda de Ceretti y Cullen. Todo eso conformaba el ambiente laboral de esta zona, junto con Grafa y Sudamtex”.

A FIN DE AÑO: ALMANAQUES

Terminaba un año y los almanaques era el obsequio que realizaba la fábrica a sus trabajadores, tenían las ilustraciones de dibujantes y pintores que lo hacían por pedido de la empresa. En el reverso tenían fragmentos literarios.
En 1946 se decidió colocar un fragmento de Fausto, de Estanislao del Campo.
En 1949 Facundo de Domingo Sarmiento.
En 1952, se cumplía medio siglo y se pidió autorización a la heredera de las obras del escritor Horacio Quiroga para reproducir algunos de sus textos.
Foto de Marta Lule.

FUENTES: periódico el barrio, monografías, historias de ayer y otras.

Producción compartida con Haydeé Dessal.

PARTE II: Taylorismo, fordismo…

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