CRISIS
EN EL PAÍS DE LA RAZA CÓSMICA
Parte I
Por
Juan Carlos Cena especial para Latitud Periódico
25
de septiembre del 2014
“Si
fuera posible concretar en pocas palabras las características
del pensamiento argentino diría: que en general es claro,
amplio y generoso, con algo de vastedad de la pampa y la frescura
de sus grandes ríos. Pensamiento constructor, no destructor,
optimista y sereno, genuinamente idealista, pero con solidez,
sinceridad y equilibrio. La Argentina es a la vez el país
más fuerte y el más hermoso de América.
Dios lo bendiga por siglos”. Libro de José
Vasconcelos La Raza Cósmica - 1925 – México.
José
Vasconcelos fue uno los mayores intelectuales que dio la tierra
mexicana. Este concepto, el de La Raza Cósmica, lo expresó
después de su visita a nuestra patria en tiempos del
centenario. Recorrió casi toda Argentina, se entrevistó
con intelectuales y políticos de esas épocas.
Uno de ellos: Alfredo Palacios.
La
definición de Vasconcellos en el centenario tiene que
ver con una realidad señalada y mostrada en forma edulcorada
como si fuera la crema del postre. Hasta el mismo Alfredo Palacios
le informó de las “bondades nacionales”.
A pesar de esas edulcoraciones existía otra realidad
en la República Argentina. Se “olvidó”
don Alfredo de mencionar los impudores y cobardías existentes.
Sí, esta era una gran nación constituida por muchos
paisitos. En muchos de ellos reinaba lo peor del feudalismo.
A
este ilustre mexicano no le advirtieron que el Estado Nacional
era administrado por conservadores de estirpe, representantes
de lo más rancio de la oligarquía agrícola
ganadera. Este gobierno conservador, como política de
Estado, permitía que se reprimiera a diestra y siniestra,
por toda la geografía nacional, léase paisitos
con el consentimiento de los señores feudales criollos.
Reprimían y reducían a las comunidades originarias,
peones rurales, obrajeros, cosechadores. Los calificaban como
indios vagos, gauchos mal entretenidos, haraganes entre otros
calificativos. Mensaje inducido desde los medios de comunicación
del sistema imperante en esa época perteneciente al mundo
urbano.
EXTERMINIO
DE LOS ORIGINARIOS / SIGLO XIX
¨En
materia económica hace tiempo la Argentina es prácticamente
una colonia británica” Wilburn Burton –
The Spectador, Londres 1933.
"Campaña
del Desierto". La segunda división, a las órdenes
de Nicolás Levalle sobre la vieja ruta de Cafulcurá,
atravesando la Pampa desde Salinas Grandes hasta Lihuel Calel.
Desplazamiento militar, 1879
Documentos Fotográficos. Inventario 146918
Por
otro lado, los barones de la Patagonia, constituida por varios
paisitos, pagaban por el exterminio de poblaciones aborígenes
en vastas extensiones, donde existía solo la policía
rural que respondía a esos barones. La voracidad por
el lucro y la acumulación del capital transformaba en
un cuasi deporte bien pago: la caza del habitante natural. Es
decir, se había implementado la cacería a los
verdaderos dueños de esas tierras. Una limpieza más
que étnica: un genocidio. Es dable significar que los
genocidios no comienzan en ese momento, viene desde los tiempos
de la conquista. No olvidar la matanza de querandíes
por Garay en lo que hoy se llama La Matanza, lleva ese nombre
por ese genocidio. La sangre de los originarios querandíes,
llegó hasta lo que es hoy, río Santiago cercano
a La Plata. La dictadura militar cierra un círculo perverso
sobre los genocidios en nuestra historia.
Asimismo,
no le historiaron a José Vasconcellos sobre la resistencia
de los pueblos del norte de nuestro país: diaguitas,
calchaquíes entre otros que durante aproximadamente 120
años lograron que la frontera no fuera apropiada por
el conquistador. Pagaron muy caro aquella osadía: los
Quilmes procedentes de los Valles Calchaquíes, los sobrevivientes,
porque las mujeres con sus niños se arrojaban al vacío
para evitar ser conquistados y sojuzgados, fueron conminados
a caminar más de 1.200 kilómetros hasta Santa
Cruz de los Quilmes, sobre el Río de la Plata, una reducción,
hoy la ciudad de Quilmes en la actual provincia de Buenos Aires.
Su mayor exponente fue Felipe Calchaquí.
En
aquel momento, a Vasconcellos, no le informaron sobre la existencia
de las cuadrillas de cazadores de indígenas asolando
la Patagonia. Asesinos que se alzaban con una libra esterlina
por cada par de oreja, testículos o cabeza de aborigen
asesinado. Menéndez Betty, Martínez de Hoz, sociedades
como La Anónima, fueron algunos de los pagadores por
ese genocidio.
Había que deshabitar vastos territorios a como de lugar.
Acción alimentada por la supuesta presencia del oro y
ricos minerales en esas geografías. Cosmografía
ocupada, por ese entonces, por los explotadores de esos yacimientos,
casi todos extranjeros. El objetivo era eliminar a los habitantes
originarios y al gauchaje rebelde como Facón Grande.
Otras de las codicias era la de ocupar más y más
tierras para la cría de ganado de todo tipo, preferentemente
el lanar. Era la ambición desmedida, la de poseer riqueza
a costa del genocidio de otros humanos.
Por
otro lado, el colonialismo inglés empujaba y subvencionaba
las expediciones como la del general Roca a través del
ing. White, Director general de los ferrocarriles ingleses.
Antes, fueron las conquistas o expediciones de Martín
Rodríguez, en 1820 y de Juan Manuel de Rosas, en 1829.
El
alcohol fue una de las armas de penetración y domesticación,
como así mismo la transmisión de enfermedades,
una de ellas, la viruela en el norte del país. Estos
sucintos hechos constituyen un capítulo ominoso para
la historia Argentina que no le contaron a Vasconcellos.
EL
MAL VIVIR EN LOS CONVENTILLOS
Tampoco
le mostraron a Vasconcellos los conventillos, de cómo
vivían hacinados los inmigrantes y criollos, obreros
y artesanos. De la misma manera no le informaron de cómo
se rebelaron las mujeres de esas residencias miserables el 7
de noviembre en 1907 haciendo retroceder a la policía;
jornadas que preferimos llamar: LA REBELIÓN DE LAS ESCOBAS.
No
le narraron los sucesos de la Semana Roja en 1909, ni la masacre
en el año 1907 en el puerto de Ing. White (nombre dado
a un puerto de Bahía Blanca en agradecimiento por su
colaboración económica para llevar adelante la
última Campaña del desierto).
Igualmente,
no se le informó sobre los estibadores antes y durante
el velorio de los obreros reprimidos, ni la represión
en los yerbatales y la Forestal (Era el poder del emporio inglés
que funcionaba como un Estado dentro del Estado Nacional con
policía “privada”, estos eran Los Cardenales)…
en fin, algunos olvidos se les olvidaron a los informantes como
Alfredo Palacios. Aún persiste ese olvido, que encubre
la memoria de los pueblos. De esto nada sabía Vasconcellos.
Alberto
Giraldo otro panegirista de la Conquista al Desierto decía
por el año 1903: Neuquén es el nombre de un río
pero tendrá que ser el de un cementerio; ahí el
ejército mató más indios que soldados tenía.
El ejecutor del genocidio de la campaña al desierto,
el colonizado, o el sicario de los ingleses, Julio Argentino
Roca, decía:
“El directorio de Ferrocarril del Sud como si tuviese
una visión clara de futuro, sin hacer cálculos
estrechos, sin vacilar un instante, acometió la obra
que el gobierno requería en nombre ‘de la seguridad
nacional’. No ahorró dinero ni tiempo ni esfuerzo
y tendió los rieles que conectaban al puerto hasta Neuquén
con una celeridad sin ejemplo entre nosotros. Este es un nuevo
y hermoso testimonio de los beneficios que debe el país
al capital y al genio emprendedor de los ingleses”.
CONTINUEMOS
CON LAS ALABANZAS
Desde
otra latitud, el nicaragüense Rubén Darío
en Canto a la Argentina * decía:
¡ARGENTINA!
¡Argentina!
¡Argentina! El sonoro
viento arrebata la gran voz de oro.
Ase la fuerte diestra la bocina,
y el pulmón fuerte, bajo los cristales
del azul, que han vibrado,
lanza el grito: Oíd, mortales,
oíd el grito sagrado.
Oíd el grito que va por la floresta
de mástiles que cubre el ancho estuario,
e invade el mar; sobre la enorme fiesta
de las fábricas trémulas, de vida;
sobre las torres de la urbe henchida;
sobre el extraordinario
tumulto de metales y de lumbres
activos; sobre el cósmico portento
de obra y de pensamiento
que arde en las poliglotas muchedumbres;
sobre el construir, sobre el bregar, sobre el soñar,
sobre la blanca sierra,
sobre la extensa tierra,
sobre la vasta mar.
*
Fragmento del poema.
De
no creer. Como nos cantaban. Tampoco le informaron a Rubén
Darío el lado oscuro de la Argentina Universal. De cualquier
manera no es para desmerecer ni desagradecer los trabajos de
José Vasconcellos y Rubén Darío, entre
otros. Todo un halago.
Otro
fue Georges Benjamín Clemenceau, médico,
periodista y político francés, que alcanzó
el cargo de primer ministro y jefe de gobierno durante el régimen
de la Tercera República Francesa. Nos visitó para
el Centenario y se impresionó como el mexicano José
Vasconcellos.
José
Vasconcellos, Rubén Darío y Georges Benjamín
Clemenceau son algunos de los visitantes que nos alabaron sin
contenerse, ni practicar el recato. Estaban admirados. Observaron
a la Argentina desde el Puerto, lugar donde funciona la Aduana
y es el domicilio del Poder Ejecutivo. Es decir, donde habitan
los que mandan.
UN
PENSAMIENTO OPUESTO
Este
es el de Sir Winston Churchill quien contradiciendo a todos
los panegiristas, en 1915, decía de nosotros:
“No dejemos que Argentina sea una potencia, arrastrará
tras de sí toda América Latina… La estrategia
es debilitar y corromper por dentro a la Argentina, destruir
sus industrias, sus fuerzas armadas, fomentar divisiones internas
apoyando a bandos de derecha e izquierda. Atacar su cultura
en todos los medios. Imponer dirigentes políticos que
responda a nuestro imperio. Esto logrará la apatía
del pueblo y una democracia controlable donde sus representantes
levantaran sus manos en masa en servil sumisión…”.
PARTE
II: WINSTON CHURCHILL – CARLOS MENEM – EL HOY Y
SIN HORIZANTES A LA VISTA – ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
Producción
periodística Elena Luz González Bazán
Caracteres:
10.563